La esperada conferencia de Janet Yellen en el Economic Club de Nueva York el pasado martes no sólo no ha decepcionado las expectativas sino que, más bien al contrario, ha tenido la virtud de dar un giro radical a la idea de que la Fed podía estar pensando en subir por segunda vez los tipos de interés en su reunión de abril. Una idea que habían alimentado a lo largo de la Semana Santa varios miembros del Consejo de la Fed (Dennis Lockhart de la Fed de Atlanta, John Williams de la Fed de San Francisco, y James Bullard de la Fed de San Luis, entre otros) y que podía tener cierto fundamento a la vista de los buenos datos que está arrojando la economía norteamericana, que, sin llegar a la deseada velocidad de escape ("escape velocity"), sí que se sitúa en una confortable velocidad de crucero.
Yellen descartó de forma clara la idea de una subida de tipos en abril, y lo hizo basándose de nuevo, como ya lo ha hecho en ocasiones anteriores, en los riesgos que plantea para Estados Unidos la debilidad de la economía global ("global uncertainty has heightened the risks to the US economy"). Riesgos que exigen, en opinión de Yellen, una gran cautela a la hora de subir tipos ("cautious approach to rate increases").
La consecuencia de esas palabras en el plano bursátil ha sido muy clara en las Bolsas americanas, ya que todos los índices han subido esta semana. El S&P y el Dow Jones han subido el 1,6% en la semana y el Nasdaq el 2,9%. Pero no ha sucedido lo mismo ni en las Bolsas europeas ni en el Nikkei. El Eurostoxx ha caído un 2,9% en la semana, el Ibex un 2,1%, el Dax un 1,7%, el Cac un 1,4%, y el Mib un 1,9%. Por su lado el Nikkei se ha dejado casi un 5%.
De esta forma las palabras de Janet Yellen no sólo alejan la idea de una "normalización" monetaria sino que ahondan en la divergencia que desde hace tiempo vemos entre las Bolsas americanas, por un lado, y la japonesa y europeas por otro. Al finalizar el primer trimestre el Dow Jones subía un 1,5% desde principio de año y el S&P un 0,8%. Por contra, el Eurostoxx bajaba en el primer trimestre un 8% y el Nikkei un 12%. En la primera sesión del segundo trimestre, la del pasado viernes uno de abril, las diferencias permanecen ya que el Dow y el S&P subieron un 0,6% mientras el Eurostoxx cayó un 1,7% y el Nikkei un 3,5%.
Podríamos buscar la explicación en los buenos datos de la economía norteamericana. El ISM americano de manufacturas, que se publicó el viernes, fue muy bueno, al subir a 51,8 en marzo desde los 49,5 puntos de febrero. Es la primera lectura de este indicador por encima de 50 desde agosto de 2015 y denota que la industria americana va bien. También fue bueno el informe de empleo americano de marzo, también publicado el viernes, que muestra una buena creación de puestos de trabajo. Datos que contrastan con el mal informe Tankan en Japón, publicado el jueves, que denota un mal clima de negocios, y con los datos mixtos que van saliendo en la zona euro.
Una segunda explicación, muy improbable, del mejor comportamiento de las Bolsas americanas sería pensar que los inversores, en un arrebato de ortodoxia, valoran que la Fed no haya caído, ni parece que vaya a caer, en la trampa de los tipos de interés nominales negativos, que introducen una distorsión muy nociva en el sector bancario, en las compañías de seguros y en la vida económica en general, al pervertir la naturaleza de las cosas y el sentido común.
Pero la realidad es que, las dos explicaciones anteriores, no justifican del todo esa "divergencia" entre las Bolsas europeas y americanas. Es verdad que los datos americanos son mejores pero eso está ya muy descontado en las fuertes subidas en los últimos cinco años de todos los índices americanos, que han batido por mucho a los de la zona euro y al Nikkei. Es verdad también que la Fed no ha llegado a poner los tipos en negativo, pero no es seguro que los inversores no lo deseen.
Lo que realmente puede estar sucediendo es que, ante la determinación del Banco de Japón y del BCE de llevar sus estímulos monetarios a extremos irracionales, los inversores perciban que la Fed no va a poder subir los tipos, ya que eso hará subir al dólar muy fuertemente creando problemas a las empresas y a la economía norteamericana. Ese escenario mueve a los inversores a comprar Bolsa americana ya que ven que se va a mantener un entorno de tipos muy bajos a la vez que hay crecimiento económico y de los beneficios empresariales. Datos como el informe de empleo del pasado viernes, buenos porque indican que la economía crece pero no tan buenos como para forzar a la Fed a subir tipos, ayudan a hacer esa lectura de que las Bolsas americanas suben porque los inversores descuentan un escenario de crecimiento de los beneficios y de la economía con mantenimiento de los tipos de interés en niveles muy bajos.
Este idílico escenario tiene dos posibles grietas. La primera es que los beneficios de las empresas no sean tan buenos como se espera, algo que vamos a comprobar a partir de esta semana, ya que empieza la temporada de presentación de los resultados del primer trimestre. La segunda amenaza es que, si la Fed no sube tipos, la inflación puede empezar a desbocarse. Si quitamos el efecto del petróleo la inflación americana estaría ya subiendo y lo hará todavía más si el crudo rompe los 40 dólares con fuerza o si se calienta el mercado laboral.
La Fed tiene ante sí un dilema. O lidera la normalización monetaria desvinculándose del BCE y del BoJ, aun a costa de sufrir a corto plazo, como sufrió Suiza cuando en enero de 2015 desvinculó el franco del euro, o sigue "conectada" al modelo pero a riesgo de soportar una inflación que, si llega, pondrá fin a los muy bajos tipos de interés actuales y generará turbulencias, las mismas turbulencias que se desean evitar al no subir tipos.
Por eso es tan interesante la lectura de las actas de la última reunión de la Fed que se publicarán el próximo miércoles. Se publican también otros datos de interés, entre ellos el ISM de servicios de la economía norteamericana en marzo.
Pensamos que la divergencia entre los índices americanos y los de la zona euro y Japón se irá acortando en abril, y a la hora de ver en qué dirección irá el ajuste, nuestra idea es que las Bolsas americanas, con el S&P a la cabeza, deberían recortar tras la espectacular subida de marzo (S&P +6,6%), salvo que los beneficios empresariales sorprendan al alza. También pensamos en cierta consolidación de las materias primas y de los emergentes, tras la también espectacular subida de marzo (+ 13% en marzo el MSCI Emerging Markets en dólares) pero, excluyendo China, que es un mundo aparte, son dos categorías de activos que nos gustan y por las que seguiríamos apostando.
D.Juan Carlos Ureta Domingo
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