Tal y como anticipábamos al finalizar nuestro anterior comentario, las Bolsas han tenido un cierre de abril tranquilo, poniendo fin a un cuatrimestre que ha sorprendido a quienes esperaban un recorte de las Bolsas en la primera parte del año. Sin embargo, una vez más, la lectura de los Índices y de su comportamiento semanal no refleja en absoluto la realidad de unas Bolsas que se van adentrando poco a poco pero de forma decidida e irreversible en una nueva etapa. Una etapa que pone fin a las casi dos décadas de dinero barato, casi gratis (easy money), y que cambia el esquema sobre el que han venido funcionando los mercados.
La lectura de lo que ha pasado en las Bolsas esta última semana parece indicar que definitivamente estamos pasando de una etapa en la que el motor básico de las subidas ha sido la abundante liquidez, y por eso subía casi todo, a una etapa en la que el motor van a ser los beneficios y sobre todo las expectativas futuras de beneficios de cada compañía, y en la que, por tanto, vamos a ver mayores divergencias. Esto no es totalmente nuevo, llevamos ya varios años en los que hay divergencias grandes en el comportamiento bursátil de las compañías y de los sectores, pero lo novedoso es que en los próximos trimestres, o incluso años, podemos ver como los índices permanecen en una banda de oscilación lateral más o menos amplia, pero, de forma consistente, unas compañías o sectores crean valor, mucho valor y otras lo destruyen.
Es lo que venimos llamando la “K” bursátil, que refleja a su vez la “K” de la economía, es decir una economía que se transforma a la vez que se contrae, y en la que solo las compañías o sectores que son capaces de adaptarse consiguen generar retornos importantes para sus accionistas, mientras que las que no saben leer el futuro quedan relegadas, caminando hacia a la desaparición o la irrelevancia.
Esta última semana de abril lo hemos visto muy claro. Los movimientos de los índices no han sido muy grandes. Los americanos han subido ligeramente en la semana (Nasdaq +1,3%, S&P y Dow +0,8%) mientras que los europeos han bajado o subido también ligeramente (Eurostoxx -1,1%, Dax +0,3% Cac -1,1%). Pero si entramos en los sectores y en las compañías concretas vemos enormes diferencias. En la misma semana hemos visto hundirse a un nuevo Banco americano, en esta ocasión el First Republic Bank, que no ha podido sobrevivir pese a la inyección de treinta mil millones de dólares en depósitos que hicieron JP Morgan y otros nueve Bancos americanos, y a la vez hemos visto como las grandes tecnológicas, sobre todo Meta/Facebook, volaban tras presentar sus cifras del primer trimestre.
A falta tan solo de conocer los resultados trimestrales de Apple, que publica el próximo jueves tras el cierre de los mercados, parece que estamos asistiendo a una vuelta en toda regla (comeback) de las grandes tecnológicas, las en otra época llamadas FAANG (Facebook, Amazon, Apple, Microsoft, Netflix, Google…). Algunas de esas compañías, como Facebook o Google, han cambiado su nombre, y todas ellas han evolucionado sus modelos de negocio, añadiendo nuevas propuestas de valor a los clientes, y lo cierto es que los números indican que están acertando, que están sabiendo leer bien el futuro. Meta/Facebook ha doblado casi su valor en los cuatro primeros meses del año, Apple sube más de un 30% desde enero, Microsoft un 28%, Amazon un 25%, Alphabet un 22%, y Netflix un 12%, añadiendo estas subidas, en alguno de los casos, como Meta o Netflix, a las que ya habían tenido en la recta final de 2022, a partir de octubre. Otras tecnológicas como Nvidia o Salesforce suben también con fuerza en el año, un 90% y un 50% respectivamente.
Como decíamos, lo que está pasando no es totalmente nuevo. Ya en el 2021, tras los confinamientos y la llegada de las vacunas, vimos una fuerte subida de las grandes tecnológicas, y por tanto lo que ahora vemos tiene un cierto aire “dejá vu”. Pero en esta ocasión, a diferencia del 2021, esa fuerte subida de las grandes tecnológicas se produce en medio de una nueva ola de crisis bancaria, y se produce en un contexto de sucesivas subidas de los tipos de los tipos de interés por parte de la Fed. En ese contexto adverso para las tecnológicas, a las que perjudica la subida de tipos por tener flujos de beneficio a más largo plazo, la realidad es que las grandes tecnológicas han volado desde que estalló la crisis bancaria a principios de marzo, mientras que el S&P apenas se ha movido.
También es diferente el contexto económico. En 2021 la economía crecía con fuerza, recuperándose de las caídas producidas por la pandemia. Ahora los datos muestran una economía al ralentí. La semana pasada hemos conocido datos de la economía de la zona euro, que ha crecido sólo 0,1% en primer trimestre, con Alemania estancada, y de la economía norteamericana también se ha desacelerado en el primer trimestre, con una de tan solo el 1,1% frente al crecimiento del 2,6% del cuarto trimestre del pasado año. La economía china ha crecido un 4,5% en el primer trimestre, por encima del 4% esperado pero por debajo del 5% de objetivo oficial, un objetivo que en sí mismo es ya moderado.
Estamos entrando en un mundo nuevo, y en ese nuevo escenario las grandes tecnológicas que diseñan nuestro futuro se sienten cómodas, pero las empresas ancladas en el pasado, como el First Republic Bank, desaparecen porque no han sabido encontrar un espacio en el que aportar valor.
En la nueva era, la clave no va a estar en el crecimiento general, sino en descubrir donde se va a crear valor, porque la creación de valor va a ser desigual, en “K”. Y todo indica que en esa creación de valor serán más importantes las estrategias empresariales, la buena gestión y los modelos de negocio que lo que suba el PIB o que lo que hagan la Fed o el BCE. Esa es la lectura que podemos hacer al ver como First Republic sigue la senda del Silicon Valley Bank y del Credit Suisse mientras las grandes tecnológicas vuelan al alza, en medio de una economía que da señales mixtas.
Esta semana hay decisión de la Fed, el miércoles, y del BCE, el jueves. Todas las previsiones apuntan a una subida de tipos del 0,25% en ambos casos, con mayores posibilidades de que sea de un 0,5% en el caso del BCE. Pero de nuevo lo relevante va a ser lo que pase con los resultados y con la crisis bancaria. Por ahora el 80% de las compañías del S&P 500 que han presentado sus cifras han mejorado las estimaciones, y la caída de beneficios de las empresas está por debajo de la previsión de los analistas, tanto en Europa (el pasado lunes vimos como Phillips se disipaba un 11% al alza tras sorprender sus buenas cifras trimestrales) como en EE. UU. Esa es la clave, más que los tipos de interés.
La otra clave es la crisis bancaria. Como hemos venido diciendo, la mini crisis de marzo es solo un primer aviso, y lo normal es que haya más Bancos que no hayan sabido gestionar bien sus balances. La buena noticia es que la gran mayoría de los Bancos sí han gestionado bien sus riesgos y se han capitalizado, y por tanto no cabe esperar una crisis bancaria generalizada, aunque sin duda habrá impacto de la desaceleración económica y de la subida de tipos en los balances y lo más probable es que veamos otros casos problemáticos, aparte del First Republic.
Lo que realmente está detrás de las subidas de las Bolsas en el primer cuatrimestre es la confianza en que la crisis se va a ir digiriendo de forma ordenada, y esa confianza es muy importante, porque no hay que olvidar que en el esquema fiduciario (“fiat”) en el que se mueve la economía del siglo XXI, la confianza es la que realmente crea o destruye valor. Y una vez terminada la época del dinero gratis para todos, la confianza se debe basar en los resultados y en los fundamentales de valor. Ese es el gran cambio que se inició en el 2022 y eso es lo que explica lo que ha pasado en las Bolsas en el primer cuatrimestre.
Esta semana, además del plato fuerte de las reuniones de la Fed y el BCE (miércoles y jueves), el viernes se publica el informe de empleo americano de abril. El consenso espera que se creen 185,000 nuevos empleos, menos que los 236,000 de Marzo, y que la tasa de paro suba del 3,5% al 3,6%.
Tenemos además resultados de muchas empresas. Vamos dejando atrás los sectores financiero y tecnológico, aunque en este último quedan todavía grandes nombres como Apple o Qualcomm, y vamos entrando más en sectores como consumo (Adidas, Anheuser Busch, Kraft), transporte aéreo (IAG, Lufthansa, Air France) movilidad (Lyft, Uber) o automóvil (BMW, Volkswagen, Ferrari, Stellantis, Aston Martin y Ford).
Tras un abril que ha sido el segundo mejor mes del año después de enero, lo normal es, como decíamos en nuestro anterior comentario, que las Bolsas vuelvan en algún momento a bajar y a tensionarse, dentro de esa idea de un ajuste largo y en fases sucesivas.
Tal vez en mayo, sin la fuerza de las grandes tecnológicas detrás, con la amenaza de que no se logre un acuerdo en EE. UU. para subir el techo de deuda, y con una Fed y un BCE que seguramente deban seguir dando un mensaje “duro” a los mercados, empecemos a ver un anticipo de ese ajuste a la baja, aunque sea poco a poco.
Juan Carlos Ureta Domingo
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