Tras un inicio de la semana a la baja, en la madrugada asiática del pasado lunes y en los primeros compases de la sesión europea, las Bolsas globales han logrado cerrar, una semana más, al alza, con subidas generalizadas que en este caso se han extendido también, con muy pocas excepciones, a las Bolsas emergentes. El Eurostoxx y el Nasdaq han subido un 3,7% en la semana, el S&P un 1,9%, el Ibex y el Shanghai Composite un 1,7%, el Nikkei un 0,8% y el MSCI de emergentes en dólares un 1,5%.
El giro al alza se produjo el mismo lunes, y, una vez más, el detonante fue la Fed, al anunciar que iniciaba la compra directa de bonos corporativos en lugar de intervenir en el mercado de bonos vía ETFs. A la vez el Gobierno americano filtró un posible plan de infraestructuras de un billón de dólares, pero sin duda lo que animó de verdad a los inversores fue saber que la Fed, con su potencia ilimitada de fuego, salía una vez más al rescate de los mercados de bonos e indirectamente de las Bolsas.
Se han debatido mucho, y se seguirán debatiendo, las razones de la espectacular subida de las Bolsas en medio de datos económicos invariablemente negativos y de previsiones de los principales organismos internacionales (FMI, OCDE, Banco Mundial, Fed, BCE...) que predicen una dura recesión, según algunos, la peor desde la de los años treinta del pasado siglo.
Una primera opinión es la de quienes piensan que esta subida es pura especulación, alimentada por la liquidez. Como ejemplo máximo de esa euforia especulativa estarían algunas tecnológicas, como Nikola Corporation o Fangdd Network Group, que pese a tener muy poco negocio real, alcanzan capitalizaciones muy altas, y cuyas cotizaciones se ven sujetas a fortísimas oscilaciones en el curso de una misma sesión. Otro ejemplo de esa presunta especulación sería Tesla, que puede dentro de poco convertirse en la automovilística de mayor valor bursátil del mundo, por encima de Toyota y doblando a Volkswagen, pese a vender todavía un número de coches muy pequeño.
Dejando aparte esta opinión, la mayor parte del mercado justifica las subidas en base a dos argumentos. El primero sería que los inversores están descontando una fuerte recuperación en "V" de la economía, lo que significa que las previsiones del FMI y otros organismos estarían equivocadas. el segundo argumento es que en un entorno de "represión financiera" en el que los tipos de interés de la renta fija de calidad serán cero o negativos durante largos años, la única opción de inversión es la renta variable.
Todo lo anterior es verdad, pero hay algo más, y ese algo más es el "seguro" que ofrece la Fed a los inversores y que además es gratis. Si cada vez que la Bolsa baja, la Fed va a intervenir para frenar la caída, los inversores tienen muy claro que invertir en acciones es una estrategia ganadora. Si la economía va bien, la Bolsa subirá y si va mal, no bajará porque la Fed intervendrá para evitarlo. Este es el esquema que se ha instalado de forma clara en la mente de los inversores y va a ser muy difícil sacarlos de ahí, porque los hechos les dan la razón, como vimos, una vez más, el pasado lunes.
Pero, aunque aceptemos ese esquema, hay dos cosas a tener en cuenta. La primera es que el "seguro" de la Fed nos protege frente a caídas, pero no garantiza subidas permanentes, como algunos parecen descontar. La segunda es que el "seguro" no se extiende a cada valor en particular, sino al mercado en su conjunto, lo que hace más necesaria que nunca que la selección de la cartera sea correcta.
Empezando por lo primero, la Fed y los Bancos Centrales son muy sensibles a evitar desplomes de las Bolsas, para garantizar una cierta estabilidad y una cierta confianza en el futuro de la economía, pero no pueden entrar en el juego de alimentar subidas continuas, y en nuestra opinión no lo van a hacer. Por tanto, tras subidas como las vistas desde finales de marzo, atención, porque en cualquier momento puede venir el "techo", incluso en las hasta ahora imparables tecnológicas. Todo tiene un límite y tal vez ese sea el mensaje de las caídas del jueves 11 de junio y del pasado lunes al inicio de la sesión europea.
En segundo lugar, está la selección de compañías. En Renta 4 hemos apostado por la filosofía de calidad ('quality compounders') que nos lleva a seleccionar empresas que conectan con el crecimiento a largo plazo de la economía y con megatendencias como la salud, el consumo emergente o la tecnología, entre otras. No pretendemos, como en la filosofía "value", comprar barato sino comprar compañías con visibilidad y conexión al crecimiento largo, que es el que dan el crecimiento de la población y el crecimiento de la productividad. Hay un buen número de empresas europeas, españolas y globales que cumplen esas características, pero algunas están ya realmente muy caras. Y eso complica muchísimo la labor de los gestores, sin duda.
En cualquier caso, gracias al "seguro" de la Fed, las Bolsas han superado bien una semana en la que ha habido rebrotes del coronavirus en Pekín, en Alemania y en Estados Unidos, y en la que Latinoamérica se ha convertido en el nuevo epicentro de la pandemia. Una semana en la que además el lunes se publicaron en China malos datos de producción industrial en mayo (4,4% de subida, menor del 5% previsto) y de ventas minoristas (caída del 2,8% en mayo) y en la que hemos visto una fuerte caída de ventas de automóviles en Europa en mayo (-52%) y asimismo un descenso notable de exportaciones e importaciones en Japón en mayo. El presidente de la Fed, Jerome Powell, tampoco fue muy optimista en su comparecencia semianual ante el Congreso y el Senado americanos, al reconocer una "incertidumbre significativa" sobre la recuperación.
Sin embargo, los datos positivos sí se han cotizado de forma entusiasta, como sucedió el martes con las ventas minoristas de mayo en Estados Unidos, que subieron un 17,7%, la mayor subida mensual de la historia, seguida por octubre 2001, tras el atentado de las Torres Gemelas. Las Bolsas se dispararon al alza tras el dato y en Europa ayudó también la ampliación por el Gobierno alemán de su programa de apoyo a la reconstrucción y la liquidez de un billón trescientos mil millones dada por el BCE a los Bancos europeos.
Entramos en la recta final de junio, con la OMS advirtiendo de una "nueva y peligrosa fase" del virus, y sin acuerdo en la Unión Europea sobre el programa de setecientos cincuenta mil millones de euros propuesto por la Comisión, el llamado Next Generation EU. En cuanto a noticias económicas, aparte de la reunión del BCE el jueves y de la presentación de resultados trimestrales por Nike también el jueves, lo más relevante es la publicación de los PMIs preliminares de junio en bastantes países. Se espera mejoría respecto a mayo, pero lo interesante es ver si los PMIs entran en zona de expansión por encima de 50, al haberse relajado las medidas de confinamiento en muchísimos países. El FMI actualizará sus estimaciones de crecimiento el próximo miércoles.
A nivel económico, por tanto, podemos tener nuestras dudas, pero lo que parece claro es que los mercados financieros están completamente convencidos de que no hay nubes en el horizonte y de que si las hubiese la Fed y el BCE se ocuparán.
Juan Carlos Ureta Domingo
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