La segunda semana del año ha confirmado la estabilización de las Bolsas que anticipábamos al finalizar nuestro anterior comentario, con las tecnológicas liderando el giro al alza de los mercados en una auténtica demostración de fortaleza. El Nasdaq ha subido un 3,09% en la semana, sólo superado por el Nikkei, que ha logrado subir un espectacular 6,6% en un auténtico festival alcista, pero muy por encima de las subidas semanales del 0,37% del Eurostoxx, del 0,34% del Dow Jones y del 1,84% del S&P.
La estabilización ha sido por tanto casi perfecta, ya que ha subido más lo que más había bajado en la primera semana, y al revés, ha bajado lo que había subido, lo que hace que nuestro Ibex, que había subido la primera semana del año impulsado por los Bancos, haya caído esta segunda semana en gran medida también por culpa de los Bancos, de forma que en el año prácticamente queda en tablas, igual que el Dow Jones, el S&P o el propio Nasdaq.
Este cambio de sentimiento no ha tenido esta vez apoyo en datos económicos positivos.
En lo que al crecimiento se refiere, el Banco Mundial ha publicado la semana pasada sus “Perspectivas económicas mundiales” y, por tercer año consecutivo, prevé una desaceleración de la economía mundial, que crecerá, en su opinión, un 2,4% este año, dos décimas menos que en 2023. Eso llevará a la economía global a batir el lamentable récord de cerrar los cinco años de menor crecimiento del PIB de las últimas tres décadas, y, lo que es peor, al riesgo según el Banco Mundial de una “década de oportunidades perdidas”. El Banco Mundial sigue así una línea ya trazada por el FMI en su reunión del pasado octubre en Marrakesh y compartida por personalidades como Jamie Dimon, que en la presentación de los resultados de JP Morgan el pasado viernes se mostraba cauteloso ante los riesgos de que la economía norteamericana, aun siendo muy “resiliente”, se vea afectada por la inestabilidad geopolítica y por tipos más altos de los previstos.
En lo que a la inflación se refiere, la semana pasada ha confirmado el repunte que ya habíamos visto la semana anterior en la zona euro. Tras la subida en la zona euro desde el 2,4% de noviembre al 2,9% de diciembre, esta semana hemos visto cómo el IPC americano ha subido al 3,4% en diciembre desde el 3,1% de noviembre. Se pone así fin a una racha de siete meses seguidos de bajadas. Es verdad que el índice de precios de producción (PPI) que se publicó el viernes en Estados Unidos bajó en diciembre una décima, en lugar de subir una décima como había previsto el consenso, lo que ha dado pie a que algunos piensen que el deflactor de los gastos personales (PCE deflactor), que se publica el próximo 26 de enero y que es el indicador de inflación que sigue la Fed, va a ser bueno. Pero la realidad es que el IPC ha ido a peor en diciembre.
Todo lo anterior confirma el escenario que venimos manteniendo desde hace casi dos años en estos comentarios semanales, a saber, el de un largo, pero no traumático proceso de “desinflación controlada” que no significa ni deflación ni recesión global, pero que conduce a una economía de bajo crecimiento prolongado. La novedad, y eso es lo que es importante entender, es que a la vez es una economía que ha entrado en una fase de innovación permanente y de alta transformación disruptiva, y eso altera los procesos de normalización monetaria y de búsqueda de un nuevo equilibrio geopolítico.
Si pasamos de la macro a la micro, los primeros resultados empresariales de los grandes Bancos americanos, que se publicaron el viernes, sin ser malos tampoco han sido buenos y, de hecho, la Bolsa los recibió con frialdad. En concreto, Bank of America cayó un 1,06% el viernes, Wells Fargo cayó un 3,3% y JP Morgan cayó el 0,76%. Sólo se libró de las caídas Citigroup, subió el 1% tras anunciar un recorte de plantilla del 10%, a pesar de que inicialmente había caído tras anunciar sus números del cuarto trimestre, que la propia CEO Jane Fraser calificó como “decepcionantes” (dissapointing). El problema esencial es que el rally de las Bolsas estos últimos meses ha descontado un escenario tan bueno que ahora es difícil sorprender en positivo.
Entonces ¿a qué se debe el optimismo? La respuesta simple es que los inversores creen que la Fed bajará los tipos ya en marzo y que habrá seis o incluso siete bajadas de tipos en el 2024. Nada garantiza que esa creencia no sea un error. La presidenta de la Fed de Cleveland, Loretta Mester, dijo tras el dato de IPC de enero que es demasiado pronto para una bajada de tipos, y el presidente de la Fed de Chicago, Austan Goolsbee dijo que es muy pronto para saber lo que hará la Fed en marzo y recordó que lo que haga la Fed dependerá de los datos que vayan saliendo. A lo que el presidente de la Fed de Richmond, Thomas Barkin añadió que la Fed necesita más evidencia de que la inflación realmente va hacia abajo. Pero el mercado de bonos parece pensar otra cosa y los tipos bajan.
Tras el cambio de sentimiento en la segunda semana del año todo apunta a que las Bolsas seguirán estabilizándose en enero e incluso subiendo algo más. Como hemos dicho ya varias veces, el S&P es el único índice de los tres grandes americanos que no ha batido sus máximos históricos en diciembre (el Nasdaq y el Dow Jones los batieron) y Wall Street no suele quedarse tranquilo hasta que consigue este tipo de hitos. El récord de cierre del S&P está en 4.796,5 puntos a los que cerró el 3 de enero de 2022 y el récord intradiario está en los 4.818 puntos que alcanzó en la sesión del 4 de enero de 2022, por tanto, ya no queda mucho desde los 4.783,8 puntos a los que cerró el viernes.
Esta semana el protagonismo lo tienen las ventas minoristas de diciembre en Estados Unidos que se publican el miércoles y los resultados, entre ellos los de Goldman Sachs y Morgan, y los de los Bancos regionales Citizens Financial y M&T Bank.
A corto plazo todo indica que el optimismo va a continuar, alimentado por las expectativas de bajadas de tipos, pero nos parecería difícil que a más tardar en febrero no tengamos algún recorte serio, dado el enorme porcentaje de alcistas y el reducido porcentaje de bajistas que refleja la encuesta de inversores AAII en Estados Unidos y dado que el índice del miedo y codicia de la CNN (fear & greed index) está ya cerca de la zona de “extrema codicia”.
Juan Carlos Ureta Domingo
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