Tras un mes largo de turbulencias en los mercados de bonos, de divisas y de acciones, el martes pasado los inversores encontraron dos buenas razones para regresar a la casi perdida "zona de confort", es decir, al agradable universo del "whatever it takes".
La primera y principal razón es que el lunes por la tarde, en Londres, el miembro del Consejo del BCE, Benoît Coeuré, dijo en una cena con inversores que el BCE va a acelerar las compras de bonos antes del verano, en lo que parece un intento claro de calmar a los inversores nerviosos por la corrección de abril y mayo en los bonos soberanos europeos, que ha llevado los tipos de interés del bund en poco tiempo del 0,05% a casi el 0,80%. La publicación oficial del discurso, el martes por la mañana, provocó la segunda mayor caída diaria del euro en los últimos tres años y medio, y catapultó de inmediato a las Bolsas y los bonos de la zona euro.
Un buen dato del sector inmobiliario en EE.UU. fue la segunda razón que completó el martes la jornada alcista en todas las Bolsas, pese a que los datos económicos que van apareciendo del primer trimestre siguen indicando que la economía global ha experimentado en ese primer trimestre un serio frenazo, el mayor en casi dos décadas. Solo la zona euro y Japón han sido capaces de mantener cierto empuje, con un avance del 1,6% y del 1,5% respectivamente, pero tanto EE.UU. como los emergentes (estos con un avance estimado del 2,1% en el primer trimestre) han pinchado.
Tras la espectacular jornada del martes, que devolvió a los inversores las ya casi olvidadas "sensaciones" del primer trimestre, el resto de la semana las Bolsas han consolidado los niveles alcanzados, lo que ha permitido al S&P cerrar el pasado viernes de nuevo en niveles cercanos a los máximos históricos de todos los tiempos y al Dax alemán a pensar otra vez en superar los doce mil puntos que parecían definitivamente olvidados. Las subidas semanales han sido bastante moderadas en EE.UU. (S&P +0,2%, Dow -0,2%, Nasdaq +0,8%) pero importantes en Europa (Dax, Cac y Eurostoxx +3%, Ibex +2%) y en el Nikkei (+2,7%). El Shanghai Composite ha seguido su escalada, que muchos ya consideran una burbuja, con un alza semanal del 8,1% aunque esta vez el Hang Seng no le ha seguido y se ha conformado con una ligerísima subida semanal, en medio del desplome de algunas compañías excesivamente infladas.
En definitiva el euro vuelve a su tendencia bajista con el dólar (cerró en 1,10 dólares por euro el viernes), los tipos de los bonos se han estabilizado, y los inversores vuelven a aferrarse a la idea de que mientras haya suministro de dinero por los Bancos Centrales y tipos de interés bajos, las subidas de las Bolsas están garantizadas.
Las actas de la última reunión de la Fed, que se publicaron el pasado miércoles, reafirmaron a los inversores en esa idea, ya que muestran como la mayoría de los miembros del Consejo de la Fed no creen que deban subirse los tipos en junio. Las declaraciones de Janet Yellen el viernes abundan en el mensaje de posponer por el momento la subida de tipos, ya que aunque en esas declaraciones se aludía a la posible subida de tipos este año, Yellen condicionó la subida a que realmente la economía mejore en los términos que la Fed espera. Y no debemos olvidar que la Fed lleva varios años sobreestimando las expectativas de crecimiento de la economía americana. Otra condición que puso Yellen para la subida de tipos es que la inflación se acerque al 2%. Pues bien, precisamente el viernes supimos que la inflación americana de abril se moderó ligeramente por la bajada del precio de la gasolina y, si bien la inflación subyacente subió algo, tampoco de momento añade gran presión a la Fed.
En Europa el doble escenario de la posible salida de Grecia ("Grexit") y del referéndum inglés para su permanencia o no en la Unión Europea ("Brexit") no inquieta a unos inversores que solo tienen ojos y oídos para el BCE, y que se sintieron reconfortados el lunes con las palabras de Benoît Coeuré. Es cierto que Draghi insiste, la última vez el pasado viernes en Sintra, Portugal, ante un foro de expertos monetarios, en que la eurozona debe acelerar las reformas, pero todos piensan que el BCE seguirá inyectando dinero e incluso inyectará más, precisamente, si la falta de reformas exige mayor ayuda por parte del BCE. Por tanto ninguna inquietud.
Mientras tanto, los datos económicos en general, salvo en Japón (aunque el FMI ha cuestionado la aparente fortaleza de los datos en Japón), muestran una cierta debilidad en abril. El jueves vimos como el PMI de manufacturas adelantado de abril en China (elaborado por HSBC) quedó por debajo de las estimaciones e igualmente el PMI manufacturero de Alemania. Tampoco fueron buenas las ventas de viviendas de segunda mano en EE.UU. Pero estos datos no han tenido impacto en las Bolsas.
Tampoco está teniendo impacto el deterioro de la situación de Grecia. Aparentemente se camina hacia el "default" sin que a nadie le preocupe demasiado, tal vez porque existe el convencimiento de que habrá acuerdo "in extremis" aunque, como ya hemos dicho muchas veces, sea un acuerdo "cosmético".
Esta semana hay datos económicos importantes, como los PMI preliminares de mayo de EE.UU. o la inflación de abril en Japón, pero los inversores seguirán centrados en ver si los banqueros centrales garantizan más dinero barato y en esperar a que Grecia sea finalmente rescatada por tercera vez, aunque se haga bajo un nombre diferente. Y lo normal es que las dos expectativas (más estímulo monetario y solución a Grecia) se vean satisfechas, sea cual sea el precio a pagar por ello en el medio y largo plazo.
La gran pregunta sigue siendo si la gran volatilidad que han vivido en las últimas semanas los bonos y las divisas va a trasladarse o no en algún momento a las acciones. En nuestra opinión es altamente probable que así sea, pero habrá un interés máximo en evitarlo.
D.Juan Carlos Ureta Domingo
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