En una semana muy parecida a la anterior, las Bolsas celebraron moderadamente hasta el jueves las malas noticias de la economía (rebaja del PIB americano en el primer trimestre y malos datos de empleo y de viviendas), bajo la premisa de que mientras la economía siga débil la FED no pondrá fin a sus inyecciones monetarias. Pero, igual también que en la semana previa, lo más interesante vino en la sesión asiática de la noche del jueves y al cierre de la sesión americana el viernes. Podemos resumir lo sucedido en las Bolsas la noche del jueves y el viernes con dos palabras: volatilidad y desorden.
El Nikkei tras tres sesiones tranquilas volvió a caer de forma intensa en la penúltima sesión de la semana. Esta vez fue un 5,2%, dos puntos menos que el jueves anterior. Las Bolsas europeas, afectadas por la inestabilidad en Japón, recortaron también en la sesión de cierre de mes, pero como decíamos lo más interesante del viernes vino al final de la sesión americana, cuando el Dow Jones, el S&P 500 y el Nasdaq cayeron con fuerza en las dos últimas horas de negociación.
La explicación de esta súbita caída se ha asociado, en una primera lectura, a determinadas señales técnicas, que se producen, según esta interpretación, cuando un número elevado de valores marcan en la misma sesión máximos de las últimas 52 semanas mientras otro número de valores igualmente elevado marcan mínimos de 52 semanas. Esta coincidencia, según algunos, es síntoma de inestabilidad y de amenaza de tormenta, el llamado "presagio del Hindenburg" (Hindenburg Omen).
Sea o no cierta esta presunta explicación sobre lo sucedido el viernes a última hora, lo que sí podemos decir es que las Bolsas muestran signos de cansancio tras muchos meses seguidos de subidas y que, además, esas muestras de fatiga están coincidiendo con una subida de tipos de interés en los bonos soberanos. El Stoxx 600 y el FTSE 100 acumulan ya doce meses seguidos de subidas, el S&P 500 y el Dow Jones seis meses, y el Dax ha remontado un 5,5% en mayo tras fuertes subidas en los meses anteriores. Si tenemos en cuenta que en mayo hemos visto, junto a la subida de las Bolsas, una subida importante de los tipos de interés en los bonos del Tesoro, es absolutamente normal que las Bolsas al final recorten. El T bond americano, que como bono del Tesoro a diez años es la referencia fundamental, ha pasado del 1,6% a principios de mayo al 2,2% en el que ha estado estos días. En parte esta subida está descontando una posible retirada de los estímulos por la FED, y en parte un temor a la inflación futura si continúan las inyecciones de la FED. Pero en todo caso no es un buen signo.
Lo cierto a fin de mayo es que, a pesar de los potentísimos estímulos de los Bancos Centrales, la volatilidad ha vuelto, incluso en las Bolsas americanas, a las que apoyan noticias bastante buenas sobre su economía, y así hemos visto al índice Vix subir por encima de los 16 puntos tras varios meses entre 12 y 15. Es verdad que al final los recortes semanales en el Dow y el S&P apenas han superado el 1%, y que en general las Bolsas europeas han subido moderadamente en la semana, pero algo empieza a moverse en el ambiente.
Empezamos a ver desorden en los mercados, movimientos rápidos, a veces contradictorios, sin vinculación a una lectura de los fundamentales. El pasado viernes a última hora tuvimos una nueva muestra de ese desorden, con los movimientos del dólar, de las Bolsas y del oro. El hilo conductor de estos movimientos es el de un dinero que se mueve de un mercado a otro, en busca de beneficios rápidos, pero con poca atención a los fundamentales.
En este contexto hay tres claves que en nuestra opinión cobran especial importancia en esta primera semana de junio.
La primera clave está en la evolución de las cosas en Japón, sobre todo del Nikkei y del yen. Si el Nikkei tiene una tercera recaída podríamos estar viendo el final de la "magia" de Kuroda, con consecuencias que se extenderán también fuera de Japón. En nuestra opinión es demasiado pronto para que esto suceda, pero los dos sucesivos desplomes del Nikkei hacen que no podamos descartar nada. El yen ya está otra vez cerca de los 100 yenes/dólar y aunque el tipo del bono del Tesoro japonés, que había sobrepasado el 1% la semana pasada, cerró esta última semana en el 0,86%, alejándose de la zona de peligro, lo cierto es que hay mayor sensación de fragilidad.
El segundo elemento determinante esta semana son los datos americanos, y sobre todo el informe de empleo de mayo que se publicará el viernes. Si el empleo es bueno se pensará que la FED retira los estímulos. Si es malo se pensará que los estímulos no acaban de funcionar. Desde este punto de vista lo mejor sería un dato ni demasiado bueno ni demasiado malo, como lo fue el del mes de abril. Además se publican también esta semana los ISM de manufacturas y servicios y los PMI en la zona euro.
Y finalmente el tercer elemento clave está en los bonos. Si realmente los bonos se han dado la vuelta, como opina, entre otros, el mayor gestor de bonos del mundo, Bill Gross, y si los tipos siguen subiendo, las Bolsas lo acusarán.
La conclusión es que estamos en un mercado movido por los Bancos Centrales y por las interpretaciones que hacen de lo que se supone que van a hacer los Bancos Centrales unos inversores deseosos de obtener plusvalías rápidas y que no miran para nada al medio plazo. Y en este tipo de situaciones, tan alejadas de los fundamentales, lo que suele suceder es que la volatilidad y los bandazos aumentan.
Desde el punto de vista de las inversiones, la renta variable de calidad sigue siendo la mejor opción, ya que protege tanto ante las posibles retiradas de los estímulos de los Bancos Centrales como ante los eventuales desórdenes monetarios que los Bancos Centrales pueden provocar si persisten en sus políticas o incluso las amplifican.
Ahora bien, la volatilidad de los mercados nos está indicando algo. En abril vimos la mayor caída diaria del oro en tres décadas, en mayo hemos visto dos caídas del Nikkei muy bruscas y también hemos visto un giro brusco en los bonos del Tesoro americano. Estas señales nos mueven a ser especialmente cuidadosos con las protecciones de la cartera, vía opciones put, ya que pueden estar anticipando un periodo de fuertes movimientos intradiarios de las Bolsas.