Una de las formas de explicar la llamada “fractalidad” es preguntarse cuánto mide la costa de Inglaterra. La respuesta a esta pregunta no es tan obvia, porque es diferente según la midamos desde un satélite, que básicamente dibuja líneas rectas, o la midamos caminando a pie, entrando en cada uno de sus recovecos, en cuyo caso medirá más. Y aún mediría mucho más si un microorganismo, por ejemplo, una bacteria, fuese capaz de recorrer toda la costa, entrando incluso en los más diminutos huecos y midiéndolos, o midiendo los granos de las rocas por las que vaya atravesando. Por tanto, al profundizar en el detalle la medida cambia, aunque no cambie lo medido.
Si trasladamos esa idea a lo que ha pasado en las Bolsas esta última semana podríamos decir, y es verdad, que tras las fuertes caídas de la semana previa, las Bolsas no solo se han estabilizado, como pronosticábamos al finalizar nuestro comentario anterior, sino que además han cerrado la mejor semana del año 2024, quedando el S&P a menos del 1% de sus máximos históricos del pasado julio. Pero podríamos también decir que por el camino ha habido un nuevo, aunque esta vez muy breve, casi fractal, amago de desplome que muestra una pequeña quiebra en esa subida vertical. Ese amago se produjo el miércoles tras publicarse el IPC americano de agosto, que en lo que se refiere al índice general fue bueno, bajando al 2,5% desde el 2,9% de julio, pero en lo que se refiere al subyacente fue malo, dejando la impresión de que la inflación está mejorando básicamente por el petróleo, que en los últimos dos meses ha caído más de un 20%.
La caída fue detenida en seco por el CEO de Nvidia, Jensen Huang, que en una conferencia en San Francisco organizada por el banco de inversión Goldman Sachs valoró muy positivamente la evolución del sector de semiconductores y, refiriéndose a Nvidia, dijo que la demanda hacia sus productos era enorme (“great”) lo cual, según Huang, es realmente emotivo (“emotional”) para la gente. Esos comentarios bastaron para que los índices americanos girasen al alza de forma radical, y para que el sector de semiconductores haya liderado las subidas semanales con ARM Holdings subiendo un 26% en la semana, Broadcom un 21%, Nvidia un 15,8%, SMC Super Micro Computer un 19% y AMD (Advanced Micro Devices) un 13%. Todo un “revival” de los semiconductores, con Nvidia reapareciendo de forma estelar en la escena.
El resto de las tecnológicas también se han comportado muy bien: Amazon y Tesla han subido más de un 9% en la semana, Microsoft un 7% y Alphabet un 4,3%, por citar solo algunas, y ello ha llevado al Nasdaq a subir un 5,95% en las últimas cinco sesiones, dejando atrás a los restantes índices. El Eurostoxx ha subido un 2,2%, el Dow Jones un 2,6%, el Russell 2000 un 4,4% y el S&P un 4%, es decir, en todos los casos ha habido subidas, pero las tecnológicas han llevado claramente el liderazgo.
Esta es la visión lineal de la semana, podríamos decir que “de punto a punto”, pero ahora vamos a ir, fractalmente, a los detalles y, en concreto, a lo que pasó el miércoles tras el dato del IPC americano de agosto y tras las palabras de Jensen Huang. El IPC, como hemos dicho, no sentó nada bien a las Bolsas, sobre todo por el subyacente, y eso nos da idea una vez más de la enorme sensibilidad de las Bolsas ante cualquier dato que no sea perfecto, algo que ya hemos analizado en los últimos comentarios. El miércoles vimos de nuevo un comportamiento nervioso, como el del 5 de agosto o como el del pasado viernes, 13 de septiembre. El VIX subió verticalmente en pocos minutos hasta situarse de nuevo por encima de los 20 puntos, tal y como lo había hecho en los primeros días de septiembre y en los primeros días de agosto. Conviene recordar estas sacudidas porque indican que tras la aparente calma hay mar de fondo.
Pero ¿por qué la subida tan vertical que siguió a las palabras de Jensen Huang y que se ha prolongado hasta el cierre del viernes? A nuestro juicio, hay dos causas que explican esa reacción, por un lado, sigue habiendo mucha liquidez en el sistema, una liquidez que los Bancos Centrales no parece que quieran reducir, y por otro lado, el miedo a quedarse fuera (el FOMO, “fear of missing out”) precisamente ahora que llega la bajada del precio del dinero. El BCE bajó los tipos por segunda vez el pasado jueves, y la Fed los bajará el próximo miércoles y los seguirá bajando varias veces este año y el que viene.
La semana pasada analizábamos la situación técnica de los índices americanos, y la idea que dejábamos era que mientras no rompan los máximos históricos no podemos hablar de ciclo alcista, pero a la vez mientras no se rompan a la baja los mínimos del 5 de agosto tampoco podemos hablar de ciclo bajista. Pues bien, esta semana, pese a las impresionantes subidas antes comentadas, los índices aún no han roto al alza los máximos del pasado julio, aunque desde luego en algún caso, como el del S&P y el Dow, están ya muy cerca, y aunque algunos valores, entre ellos uno tan importante como Walmart, estén ya en sus máximos históricos (Walmart lo superó el pasado viernes). A nivel técnico seguimos, por tanto, en una zona indefinida que podría romperse tanto al alza como a la baja.
Hay un dato curioso y es que, con la excepción del Dow Jones, en general, la remontada de agosto no llevó a los índices a superar los máximos de julio y, de igual manera, la remontada de esta última semana no ha llevado a los índices a superar los niveles de fin de agosto. Es decir, los máximos han sido decrecientes y por eso, es importante ver si esta próxima semana la decisión de la Fed sirve para romper esa pauta de máximos decrecientes.
El ejemplo de Nvidia nos sirve muy bien para analizar esa pauta. Decíamos en nuestro comentario del pasado 2 de septiembre que, en cierto modo, Nvidia nos puede servir de “proxy” para ver por dónde van a ir las Bolsas. Pues bien, Nvidia se ha ido anticipando al mercado y es también un ejemplo claro de esos máximos decrecientes. El 20 de junio marcó su récord histórico ligeramente por encima de los 140 dólares, y el 7 de agosto, en plena sacudida bursátil por la subida del yen, hizo sus mínimos un poco por encima de los 100 dólares. A partir de ahí inició una remontada que le llevó a cerrar agosto en torno a 130 dólares por acción. Pues bien, el pasado viernes cerró en 119 dólares, más o menos en el medio. Si Nvidia superase de nuevo los 130 dólares rompería la pauta de máximos decrecientes, y si superase los 140 dólares estaríamos ya en claro mercado alcista. Estaremos atentos a la evolución de Nvidia esta semana.
Esta próxima semana las expectativas alcistas están puestas en la decisión de la Fed, que debería dar al S&P y al Nasdaq de nuevo la oportunidad de romper máximos, porque las empresas de crecimiento (“growth”) son las más favorecidas por las bajadas de tipos. Lo que sucede es que los tipos largos tampoco han bajado tanto, y la curva se ha aplanado o incluso está ligeramente empinada. Además, las dudas sobre el crecimiento persisten, al confirmarse el estancamiento de China. Una buena muestra de esas dudas es que el petróleo ha bajado más de un 20% en los dos últimos meses. Los resultados trimestrales de Fedex, que se publicaban esta semana, tal vez nos den algo más de luz.
Antes de la Fed se publican, el martes, las ventas minoristas de agosto en Estados Unidos, que se esperan planas, y después de la Fed se reúnen el Banco de Inglaterra el jueves, que no se espera que baje los tipos en esta ocasión, y el Banco de Japón el viernes, que no hay que olvidar que destapó la caja de los truenos en su reunión de fin de julio, cuando anunció posibles subidas de tipos. Lo normal es que en esta ocasión los mensajes estén llenos de cautela. El viernes se reúne también el People’s Bank of China (PBOC) que previsiblemente ratificará su tono expansivo (“dovish”), dada la persistente debilidad de la economía china.
Cabe esperar un cierto mantenimiento de las Bolsas apoyadas por los Bancos Centrales, tal vez incluso que el S&P y el Dow consigan nuevos máximos históricos, pero es más dudoso, en nuestra opinión, que ese apoyo lleve a fuertes subidas adicionales.
Juan Carlos Ureta Domingo
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