Opinión

Una combinación que gusta a las bolsas

Tras un gran octubre en el que el Eurostoxx subió un 10%, el S&P un 8,3%, el Nikkei un 9,7%, y el MSCI Emerging Markets un 7%, en la primera semana de noviembre las Bolsas han continuado subiendo, con ganancias semanales del entorno del 1,5% o más para el Nasdaq y el Eurostoxx, y algo inferiores al 1% en otros índices como el Nikkei, el S&P y nuestro Ibex. El MSCI de los emergentes ha subido medio punto porcentual.

La clave de esas subidas semanales hay que buscarla en una combinación que gusta mucho a los inversores, a saber, un mensaje permanente de apoyo por parte de los Bancos Centrales y unos datos económicos y empresariales que, aun siendo mixtos, alejan el temor de una recesión global, temor que castigó de forma muy considerable a las Bolsas el pasado verano, cuando la devaluación del yuan hizo pensar en una nueva oleada de deflación exportada por China al resto del mundo.

En este sentido, los cuatro hitos de la semana han sido la publicación de los PMI, la declaración del Banco de Inglaterra de que no subirá los tipos hasta el 2017, las manifestaciones de Yellen de que hay una elevada probabilidad de que la Fed inicie la normalización monetaria en diciembre, y el informe de empleo de la economía norteamericana en octubre, que ha arrojado una cifra realmente espectacular de nuevos puestos de trabajo, muy por encima de las previsiones.

De esos cuatro hitos el único que inquietó, brevemente, a los mercados fueron las declaraciones de Yellen, hechas el miércoles pasado en su comparecencia ante la Cámara de representantes, según las cuales la subida de tipos en diciembre sigue encima de la mesa de la Fed. Declaraciones ratificadas este último sábado en Tempe, Arizona, por el presidente de la Fed de San Francisco, John Williams, que dio una alta probabilidad a la subida de tipos en diciembre. Pero la pequeña inquietud sembrada por las palabras de Yellen quedó superada el jueves, al decir Mark Carney, Gobernador del Banco de Inglaterra, que no subirá los tipos hasta el 2017, y más superada aún el viernes con el buenísimo dato de creación de puestos de trabajo en EE.UU.

La decisión de la Fed en su reunión del 15-16 de diciembre es, sin duda, el elemento potencialmente más desestabilizador en lo que queda de año, terminada ya casi la temporada de resultados del tercer trimestre y a la espera de datos económicos que todo hace pensar que seguirán siendo mixtos.

En este sentido, los PMI de la zona euro fueron mejores de lo esperado y los de EE.UU fueron pasables, pero los PMI chinos, publicados el pasado lunes, fueron malos. También la balanza comercial de China de octubre, publicada este fin de semana, ha sido de nuevo decepcionante, con una caída de las exportaciones del 6,9% y una caída de las importaciones del 18,8%. Son malos datos, pero no catastróficos, y los mercados parecen estar en la idea de que mientras no haya amenaza de recesión global no pasa nada y que si China crece al 6,5% todo irá bien.

De esta forma, los mercados sitúan el foco de los problemas en la economía real, y se conforman con un crecimiento débil si hay garantía de dinero barato. Pero tal vez el origen de los problemas venga, cuando sea el momento, más bien de los mercados financieros y no de la economía real. Algún día la Fed subirá tipos, sea o no en diciembre, y será la primera vez que lo haga desde el 2006. Casi una década de tipos bajos da lugar a mucha asignación errónea de recursos y a mucho inflamiento de activos. De nuevo se ha creado un gigantesco "gap" entre los precios de los activos y sus expectativas de rentabilidad, un "gap" que se justifica por los bajísimos tipos de interés. Por eso el problema puede venir por los mercados de activos y en particular por los mercados de bonos soberanos, hoy especialmente inflados, y por eso la música de la subida de tipos o del endurecimiento monetario suena tan mal en los mercados, ya que todo el "inflamiento", que parte de los bonos soberanos y se proyecta hacia las demás categorías de activos, puede deshacerse de forma ordenada o de forma desordenada y depende mucho del acierto de la Fed el que sea de una manera o de otra.

De ahí la importancia de cuándo y cómo haga la Fed su movimiento. Tal y como decíamos en nuestro anterior comentario, pensamos que la Fed camina hacia un endurecimiento más bien "cosmético", muy suave y gradual, y eso es también lo que perciben las Bolsas. En todo caso, tras las palabras de Yellen el pasado miércoles el dólar ha subido notablemente y el tipo de interés del bono del Tesoro americano a diez años (Tbond) ha repuntado ligeramente al 2,33% y también han subido algo los de los bonos europeos, cerrando el bund el viernes pasado en 0,69% y el bono español en 1,91%.

Quedan aún algunos resultados empresariales interesantes por publicar, como los de Cisco, Siemens o Repsol esta semana, y se publican también algunos datos económicos como la confianza del consumidor americano medida por la Universidad de Michigan. Tras las fuertes subidas acumuladas en octubre y la primera semana de noviembre lo normal es pensar en un descanso de las Bolsas, e incluso en correcciones suaves, a la espera de las dos grandes citas de diciembre, la del BCE el jueves 3 y la de la Fed el 16. En ese entorno, y con el permanente viento de cola de los Bancos Centrales seguiríamos priorizando la inversión en renta variable, pero con un enfoque muy selectivo y basado en los "fundamentales".

D.Juan Carlos Ureta Domingo
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