Opinión

Un paso más, con el BCE y la Fed divididos


De pronto, al empezar septiembre, las preocupaciones que han quitado el sueño a los inversores a lo largo de agosto parecen llegar a su fin, y eso ha llevado a los índices a una semana de inicio de curso brillante, que se ha saldado con subidas del 2% para el Eurostoxx, el Dax y el Ibex; del 1,8% para el S&P y el Nasdaq; del 2,4% para el Nikkei; del 2,4% también para el MSCI de Bolsas emergentes y del 3,9% para el Shanghai Composite. Tras las fatigas de agosto la sensación de alivio parece clara y responde, como decíamos, a la mejora, al menos momentánea, en algunos de los temas que preocupaban en agosto.

En primer lugar, la amenaza de recesión global pierde fuelle a la vista de datos como el ISM de servicios americano de agosto, publicado el pasado jueves, mucho mejor de lo esperado (56,4 frente a 54 esperado) y bastante mejor que el de julio (53,7). Es verdad que otros datos no han sido tan buenos, como los pedidos de fábrica de Alemania en julio que ha vuelto a caer, aunque menos que en junio, o como el PIB de la zona euro en el segundo trimestre, publicado el pasado viernes, que arrojó un anémico 0,2%, la mitad del primer trimestre. En EE.UU. el ISM de manufacturas americano de agosto, publicado el pasado martes, ha caído a 49,1 en agosto, entrando en contracción por primera vez desde agosto de 2016 y el informe de empleo de agosto mostró una cifra de nuevos empleos muy por debajo de la esperada, y que habría sido incluso más baja si no llega a ser por la contratación de personal por el Gobierno para realizar el censo. Pero, poniendo todos los datos en la coctelera, la sensación básica es que la recesión no es tan inmediata como parecía.

En segundo lugar, Estados Unidos y China vuelven a la mesa de negociaciones, habiendo anunciado las dos partes en la madrugada del pasado jueves que van a reanudar las negociaciones comerciales en octubre en Washington, con reuniones preparatorias a partir de mitad de septiembre, un anuncio que provocó la inmediata subida de los futuros ya en la misma noche del miércoles, subida que se confirmó en todas las Bolsas en la sesión del jueves.

Finalmente, en el frente político, varias de las incertidumbres parecen despejarse. Italia ha recompuesto su mapa político hacia unas posiciones mucho más acordes con Bruselas, Boris Johnson ha recibido un serio revés en el Parlamento inglés obstaculizando su plan de Brexit "duro" y apuntando a una nueva prórroga de la salida de Inglaterra de la Unión Europea, y el Gobierno de Hong Kong ha retirado el polémico proyecto de ley de extradición, lo que fue recibido por la Bolsa de Hong Kong con una subida del 3,5% tras el anuncio.

Ese es el escenario a la vuelta de las vacaciones y ese es el escenario en el que tanto el BCE en su reunión del próximo jueves 12 como la Fed la siguiente semana, el martes 17 y el miércoles 18, van a tener que tomar sus decisiones. En principio, parece difícil que ambos Bancos Centrales se aparten de un guion que ellos mismos han prefabricado, y al que se ven obligados si no quieren correr el riesgo de generar fuertes turbulencias en los mercados financieros. Por tanto, lo que cabe esperar es bajadas de tipos en ambos casos, acompañadas además en el caso del BCE por nuevos programas de compras de bonos. Más aun cuando el viernes pasado el Banco central chino (People's Bank of China) recortó cincuenta puntos básicos el coeficiente de reservas bancarias invitando a los Bancos chinos a dar más crédito.

La duda, sin embargo, es si realmente es bueno que el BCE y la Fed tomen esas medidas. Una duda alimentada aún más por las propias disensiones en el seno de ambas autoridades monetarias. En el último comentario mencionábamos la abierta crítica de tres importantes miembros del BCE, el alemán Jens Weidmann, el holandés Klaas Knot, y el austríaco Ewald Nowotny, a los nuevos estímulos que al parecer prepara Mario Draghi. En el caso de la Fed, es sabido que varios miembros de su Consejo, sobre todo Eric Rosenberg, de la Fed de Boston, y Esther George, de la Fed de Kansas, discreparon ya de la bajada del 31 de julio y han manifestado en varias ocasiones que no entienden por qué hay que bajar los tipos en una economía con pleno empleo y que crece trimestre a trimestre.

De esa misma opinión son cada vez más economistas. Robert Barro, Larry Summers, o Mohamed El Erian, por citar solo unos pocos, han manifestado en artículos recientes su total escepticismo hacia la idea de que bajar tipos en este momento vaya a mejorar la economía. El Erian va incluso más allá y se cuestiona la capacidad de la Fed para calmar la volatilidad de los mercados financieros. Un punto de vista muy a tener en cuenta, sobre todo si recordamos la negativa reacción de los mercados tras la bajada de tipos de la Fed el pasado 31 de julio.

Sea como fuere, lo normal es que el BCE el próximo jueves dé un paso más en la llamada "flexibilización monetaria cuantitativa" y que la Fed haga lo mismo la siguiente semana, quedando como única duda si los mercados van a reaccionar bien, que es lo más normal, o van a reaccionar mal, como a principios de agosto, lo que sería raro.

Las Bolsas parecen haberse superado así, una vez más, y ya van muchas, las turbulencias de agosto, y, con ese trasfondo, no se ve a priori ningún obstáculo que pueda frenar el avance de los índices bursátiles, siendo la apuesta más generalizada que, en el caso de las Bolsas americanas, que están a menos de un 2% de sus máximos históricos de todos los tiempos, veremos probablemente nuevos récords en septiembre.

En el caso de las europeas, dos sectores que venían siendo los peores, a saber, el bancario y el automovilístico, han recuperado el vigor la semana pasada, con subidas semanales del 5,5% para el sectorial de automóviles y del 3,5% para el bancario, lo que no impide que el sector bancario acumule aún una caída desde el 1 de enero superior al 5% y que los automóviles suban un 8%, menos de la mitad de lo que sube el Eurostoxx en el año. En ambos casos, y en general, la continuidad de la subida está muy supeditada a lo que haga y diga el BCE el próximo jueves, y hay que reconocer que Draghi ha sido siempre imbatible a la hora de mover las Bolsas al alza.

En la semana, además de los resultados de Inditex el miércoles y de la presentación el martes en Silicon Valley de las novedades de Apple para el iPhone, se publican las ventas minoristas de agosto en Estados Unidos y el índice preliminar de la Universidad de Michigan de sentimiento del consumidor americano en septiembre, así como la inflación de agosto y el índice de precios de producción. Hay que recordar que la Fed ha citado frecuentemente la baja inflación como uno de los motivos para bajar los tipos.

En definitiva, pocas nubes en el horizonte, al menos sobre el papel, y una vuelta clara del apetito por el riesgo, olvidando los malos momentos de agosto como si de un mal sueño de verano se tratase, pero, todo hay que decirlo, a la vez con cierta sensación de que en cualquier momento ese idílico escenario puede volver a romperse, y de que tanto el BCE como la Fed abordan la nueva ronda de flexibilización monetaria bastante divididos.

Seguiríamos apostando diferencialmente, como lo venimos haciendo desde mediados de agosto, por las Bolsas europeas frente a las americanas, que vuelven a estar en niveles casi récord y a las que Trump está sosteniendo por todos los medios a su alcance, que son muchos, en niveles que a nuestro juicio y al de muchos otros gestores y analistas, están demasiado altos en relación con los fundamentales.

Juan Carlos Ureta Domingo
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