El más que previsible discurso de Yellen en su audiencia ante el Senado, garantizando que seguirá el suministro de liquidez, ha impulsado la sexta semana consecutiva de subidas en las Bolsas americanas (Dow + 1,3% en la semana, S&P + 1,5% y Nasdaq + 1,7%) situando de nuevo al S&P en máximos históricos de todos los tiempos y dejando los cierres del pasado viernes muy cerca de cifras redondas, tan del gusto de los inversores. El Dow Jones está cerca de los 16.000 puntos, el S&P está a menos de dos puntos del nivel 1.800 y el Nasdaq Composite prácticamente está en los 4.000 puntos que no veía desde hace trece años.
En la zona euro, los malos datos de crecimiento del tercer trimestre, en el que el PIB del conjunto de la zona solo ha conseguido subir un 0,1%, frente al ya de por sí débil 0,3% del segundo trimestre, no han impedido que las Bolsas centrales de la zona hayan cerrado una semana positiva. El Dax ha subido un 1% en la semana, pese a que su PIB solo fue capaz de crecer un 0,3%, la mitad que en el trimestre anterior, y el Cac ha subido un 0,75% en la semana pese a que el PIB francés ha bajado un 0,1% en el tercer trimestre, poniendo una vez más de manifiesto que Francia puede ser el siguiente dolor de cabeza de la zona euro. Las Bolsas periféricas sin embargo han caído en la semana, volviendo así a la divergencia entre las distintas Bolsas de la zona. En concreto la griega se ha dejado un 3%, la italiana un 1,5% y nuestro Ibex un 0,5%.
Pero sin duda la Bolsa más destacada de la semana ha sido la japonesa, con el Nikkei subiendo un 7,6% y superando de nuevo los 15.000 puntos. El pasado jueves se publicó el PIB del tercer trimestre, que ha subido un 0,5% respecto al trimestre anterior, un dato un tanto decepcionante, pero los inversores esperan que, ante ese dato, el Banco de Japón pueda intensificar las inyecciones monetarias aún más y esa expectativa ha dado alas al Nikkei. Poco importa que hasta ahora esas inyecciones solo hayan conseguido un crecimiento débil y que la inflación del 1% se deba, sobre todo, a la subida del petróleo importado, derivada de la caída del yen. Tanto las exportaciones niponas como el consumo interno han dado señales poco alentadoras en el último trimestre pero la tesis oficial es que el consumo va a repuntar, sobre todo para adelantar compras ante la subida del IVA el próximo abril, y que las exportaciones subirán e impulsarán el crecimiento. Una tesis que pretende crear un estado de ánimo (mindset) positivo que se convierte a la vez en pieza esencial del relanzamiento económico.
Este modelo (inyectar liquidez para mejorar el ánimo de los consumidores e inversores y al final por esa vía elevar la demanda creando crecimiento económico) se ha convertido sin duda en el modelo aceptado de forma global, a pesar de que sus resultados por ahora son muy discutibles. Incluso en la hasta ahora más prudente (monetariamente hablando) zona euro hay ya voces que presionan para que vayamos hacia una QE abierta, y así esta semana, ante los temores de deflación en la zona euro, Peter Praet, miembro del Consejo del BCE, se esforzaba en decir que al BCE le queda mucha munición para evitar esa deflación y que el BCE podría comprar activos para su Balance, como cualquier otro Banco Central y podría aplicar tipos negativos a los depósitos de los Bancos. Un aviso de que la QE está ya en los planes de algunos miembros del BCE.
En este contexto, y casi finalizada ya la temporada de publicación de resultados empresariales, una de las referencias de los inversores en esta recta final del año va a ser el comportamiento del consumo. En Estados Unidos vamos a ver esta semana el dato de ventas minoristas de octubre y asimismo veremos las cifras trimestrales de varias grandes "retailer" como Home Depot, Best Buy, JC Penney, Gap o Target, tras haber conocido la semana pasada las cifras de Wal-Mart, que denotan un consumo más bien estancado.
La evolución del consumo, que tendrá su mayor prueba, como todos los años, en la temporada de ventas navideñas que se inicia el jueves 28, Día de Acción de Gracias, será un indicador para ver si de verdad toda la masiva intervención monetaria está creando o no ese "mindset" positivo que mueve a gastar y a confiar en el futuro. Lo cual es esencial para que los beneficios empresariales tengan una evolución futura que justifique los elevadísimos niveles actuales de las Bolsas, sobre todo de las Bolsas americanas y del Dax alemán.
En su intervención ante el Senado, Yellen afirmó rotundamente que no hay burbuja en las Bolsas. Una afirmación que inevitablemente nos hace recordar aquella otra que hizo su predecesor Alan Greenspan cuando, al ser preguntado tras estallar la crisis por qué la FED no había sido capaz de prever la burbuja inmobiliaria y de crédito, dijo que las burbujas solo se ven cuando han explotado. Es imposible, según Greenspan, detectarlas antes, porque todo precio, por muy alto que sea, se puede justificar, igual que cuando las Bolsas bajan a algunos, todo precio, por muy bajo que sea, les parece demasiado caro.
El año 2013 está siendo un año magnífico en las Bolsas pero no tan bueno en la economía. Europa está estancada, Estados Unidos crece poco y Japón celebra como un gran éxito un crecimiento del 1% tras inyectar cada mes a la economía precisamente el 1% del PIB.
La sabiduría convencional es que las Bolsas se adelantan a la economía, por lo que la prueba del algodón de si la subida de las Bolsas que estamos viendo este año tiene o no elementos de una incipiente burbuja será que en el 2014 de verdad veamos crecimiento. Si no llega el crecimiento, las Bolsas deberán recortar de forma seria.
De momento, y ante los datos tibios de crecimiento económico del tercer trimestre, los inversores piden más QE, más expansión monetaria, a los Bancos Centrales. Y los Bancos Centrales parecen muy dispuestos a darla, por lo que muchos inversores piensan que mientras haya QE las Bolsas no bajarán, tendrán un suelo. Esto mueve al cierre de posiciones cortas. Muchos inversores conservadores han estado esperando una corrección del entorno del 10% pero han perdido la paciencia al ver que la corrección no llega y están cerrando sus coberturas o sus posiciones vendedoras, en medio de un optimismo generalizado. Esto explica en parte la fortaleza de los índices.
Esta tercera semana de noviembre tenemos los PMI de la zona euro, y la encuesta de confianza ZEW alemana. En Estados Unidos hay todavía varias publicaciones de resultados, como las ya mencionadas de retailers, y se publican las actas de la FED.
Nadie espera "sorpresas" para el mes y medio que queda de ejercicio, tal vez porque, como diría Alan Greenspan, las sorpresas solo se ven cuando ya se han producido.