Opinión

Trump contra la Fed, con el dólar y los resultados de fondo


Como pensábamos, pero incluso superando nuestras expectativas, la segunda semana de julio ha sido lateral para las Bolsas, con un resultado final casi plano para la mayor parte de los índices. Pero, si profundizamos un poco más, la realidad es que a lo largo de las cinco sesiones se han sucedido los movimientos bruscos al alza y a la baja, con reacciones rápidas de los inversores ante comentarios, noticias o presentaciones de resultados, como ya se vio el mismo lunes tras cerrar los mercados cuando Netflix se desplomó un 14% en el mercado fuera de hora ("after hours") tras decepcionar el ritmo de captación de nuevos suscriptores.

Después de esas idas y venidas, el resultado final en la semana es que los índices apenas se han movido. El S&P ha subido un 0,02% en la semana, el Dow un 0,15% y el Nasdaq ha bajado el 0,07%. En Europa el Eurostoxx y el Dax han subido el 0,16% y nuestro Ibex ha bajado un 0,1% en la semana, y el Nikkei japonés se ha movido un poquito más, subiendo el 0,44%. En algunas Bolsas emergentes vemos algo más de movimiento, por ejemplo, en Rusia con una caída semanal del RTS del 6,3% pero en su conjunto el MSCI Emerging Markets en dólares solo ha bajado un 0,5% en la semana.

Los dos momentos clave de la semana han sido, por un lado, el informe semianual de la Fed al Congreso y al Senado americanos, que tuvo lugar el martes, y, por otro lado, las declaraciones de Trump el jueves y el viernes criticando la política de subida de tipos de la Fed y anunciando posibles aranceles a China por importe de quinientos mil millones de dólares. Entre ambos momentos, el miércoles y jueves, se publicaron bastantes resultados empresariales, unos buenos y otros no tanto, con incidencia limitada en la dirección general de las Bolsas.

La intervención del presidente de la Fed ante el Congreso y el Senado, la primera suya en tal condición, fue muy bien recibida por las Bolsas. Powell dibujó una situación económica muy del gusto de los inversores, al referirse a una economía que crece equilibradamente sin generar tensiones de inflación, es decir la tan deseada "goldilocks economy" ni demasiado fría ni demasiado caliente. Ciertamente, Powell enfatizó la fortaleza de la economía americana y dejó claro que la idea de la Fed es seguir con su programa de subidas de tipos, pero sugiriendo, o al menos así quiso leerlo el mercado, que esa subida puede está condicionada a la marcha de la economía. "La Fed", dijo Powell, "cree que, por ahora, la mejor manera de avanzar es seguir elevando gradualmente los tipos". Esas dos palabras, "por ahora" (for now) hicieron subir de inmediato a las Bolsas, que dejaron a un lado otros aspectos menos amables del discurso de Powell, como, por ejemplo, sus advertencias sobre los negativos efectos de la guerra comercial sobre la economía norteamericana.

La subida provocada por esas dos nuevas palabras mágicas ("for now") se mantuvo en la sesión del miércoles al calor de los buenos resultados del segundo trimestre de Johnson&Johnson, Goldman Sachs, Morgan Stanley y Bank of America Merrill Lynch, en parte ayudados por la rebaja fiscal de Trump. El jueves, sin embargo, las Bolsas se vieron afectadas por los malos resultados de compañías como Publicis, que cayó con fuerza tras publicar sus cifras, Unilever, American Express (mal los ingresos), SAP (aunque sus beneficios suben un 20% las flojas reservas de servicios en la nube le hicieron caer un 3,5% en Bolsa), eBay (sus beneficios batieron expectativas pero sus ingresos decepcionaron y cayó más de un 7% en Bolsa).

Sin embargo, lo más inquietante de la semana fueron, sin duda, las declaraciones de Trump el jueves criticando a la Fed y el viernes anunciando posibles aranceles a China hasta los quinientos mil millones de dólares. Afortunadamente algunos buenos resultados empresariales, como los de General Electric y sobre todo los de Microsoft, que alcanzó un nuevo máximo histórico de todos los tiempos el viernes pasado, compensaron en parte el efecto negativo de las palabras de Trump, pero al cierre de los mercados el pasado viernes la preocupación no se había disipado del todo.

El ataque de Trump a la Fed el pasado jueves conecta de forma directa con la evolución del dólar. Como ya dijimos en nuestro comentario de hace dos semanas, las divisas son el instrumento principal de las guerras comerciales, algo que ha entendido perfectamente China al permitir, tal vez incluso provocar, que el yuan se devalúe progresivamente frente al dólar, habiendo llegado ya estos últimos días a 6,82 yuanes por dólar. Como dijo Trump el pasado jueves, el yuan "cae como una roca" y esto elimina en gran medida el efecto de los aranceles de Trump, luego es muy lógico que Trump intente desesperadamente frenar esa subida. Otra cosa es la forma en la que lo hace, entrometiéndose en las decisiones de la Fed, cuya independencia es uno de los pilares de la economía norteamericana. Tampoco es buena la escalada en la guerra de aranceles, que el mercado sigue interpretando benévolamente como una forma de negociar de Trump y no como el inicio de una guerra comercial total.

El problema de muchas de las iniciativas de Trump es que son muy eficaces para destruir el sistema establecido, por ejemplo, en lo que al comercio internacional toca, para destruir el modelo multilateral vigente hasta ahora, pero es muy dudoso que esas iniciativas conduzcan a crear un nuevo modelo alternativo. En este sentido y en muchos otros Trump puede estar poniendo fin a una era, pero sin ofrecer ninguna alternativa válida para la nueva era que quiere proponer, más allá de cuatro vaguedades y soflamas como el "America first".

Como trasfondo de todo está el agotamiento del modelo de crecimiento basado en la deuda, y la inadecuada respuesta política al malestar de las clases medias en EE.UU. y en Europa. Tal vez por eso las Bolsas no encuentran fuerza suficiente para subir pese a los buenos datos económicos y las buenas noticias de resultados empresariales.

La tercera semana de julio es súper intensa en datos y en resultados. Un tercio de las compañías del S&P reportan sus cifras esta semana, entre ellas tres FAANG (Facebook, Amazon y Google) y once miembros del Dow Jones. Además, entre otros datos, conoceremos el PIB americano del segundo trimestre, que se espera pueda ser incluso superior al 4%, lo que supondría el mayor crecimiento de los últimos cuatro años. Como colofón, el jueves se reúne el BCE y aunque no cabe esperar grandes novedades, sí que es interesante ver cómo responde Draghi a las manifestaciones de Trump sobre el dólar y el euro, y cómo valora el BCE la guerra comercial en ciernes.

En principio todo conduciría a pensar en una semana tranquila o incluso ligeramente alcista, ya que tanto los resultados como el PIB y los datos americanos se esperan buenos, y además Draghi siempre mueve al alza a las Bolsas. Pero igual que Netflix dio la sorpresa negativa la semana pasada, Facebook, Amazon o Google podrían darla esta semana y no hay que olvidar que las tecnológicas han contribuido en más de un 90% a la subida del S&P este año, en gran parte precisamente por las FAANG, como vimos el viernes con Microsoft.

Esta dependencia del mercado hacia las tecnológicas indica fragilidad en la subida. Tampoco son buenas señales los bandazos que está dando el petróleo (el pasado lunes se volvió a desplomar por segunda vez en una semana) o el que la letra del Tesoro americana a tres meses (que superó el 2% el miércoles pasado) supere ya en rentabilidad al dividendo del S&P, dando así una alternativa al inversor que no desea tomar riesgos.

Si consideramos todo esto y que los elementos de inquietud (guerra comercial, delicados equilibrios políticos de la zona euro, yuan a la baja...) siguen todos ahí, la realidad es que puede pasar cualquier cosa.

Juan Carlos Ureta Domingo
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