El pasado lunes, en una brillante intervención inaugural en el Foro organizado por el BCE en Sintra, la subdirectora del FMI Gina Gopinath repasaba los retos a los que se enfrentan los Bancos Centrales ante una inflación que puede ser más persistente de lo que parece, y finalizaba su exposición aludiendo a la famosa obra de teatro de Samuel Beckett en la que dos vagabundos esperan en vano a un tal Godot, que nunca llega a aparecer y que en realidad nunca se llega a saber quién es ni por qué se le espera.
Decía Gina Gopinath, animando a los banqueros centrales reunidos en Sintra a seguir endureciendo las condiciones monetarias, que, a diferencia del enigmático Godot, la estabilidad de precios es bien conocida por los economistas, y muy deseada, porque sin ella difícilmente puede haber un crecimiento sostenible.
Está claro que esa partitura es compartida por la Fed y por el BCE porque tanto Powell como Christine Lagarde coincidieron en anunciar nuevas subidas de tipos. Powell dijo que llegar al 2% es un largo camino (“has a long way to go”) e Isabel Schnabel, del BCE, dijo que “es preferible errar en el lado de hacer demasiado que en el de hacer demasiado poco” y criticó a los Gobiernos por echar más leña al fuego de la inflación con su gasto excesivo. Pero a la vez en Sintra se comentó la sorprendente resistencia (resiliencia) de la economía ante las subidas de tipos ya realizadas.
Es precisamente esa “resiliencia” de una economía, por un lado, y los buenos datos de inflación por otro, lo que desconcierta y divide a los inversores. La economía sigue más fuerte de lo que se esperaba, como lo demuestra la revisión al alza del PIB americano del primer trimestre que se publicó el pasado jueves (2%), y a la vez la inflación va cediendo, como se vio el viernes con el deflactor del PCE en Estados Unidos, que bajó en mayo al 3,8%, o como se ha visto con la inflación de la zona euro en junio, que ha bajado al 5,5%, el mejor dato desde enero de 2022.
Ante estos datos los inversores siguen esperando también a su Godot particular, pero no es el mismo Godot para todos, hay varios Godots. Una parte del mercado, los bajistas, esperaban y siguen esperando un desplome de la economía y de las Bolsas que no acaba de llegar, mientras que en el lado opuesto, los alcistas esperan que los Bancos Centrales inicien la bajada de los intereses, algo que ha quedado en Sintra que no está en la agenda de la Fed ni del BCE.
Empezando por los bajistas, no han faltado motivos el primer semestre para que las Bolsas hubiesen caído. La crisis de los Bancos regionales americanos, la caída de un icono bancario como Credit Suisse, las subidas de tipos más allá de los esperado, la ralentización de la economía con Alemania y zona euro entrando en recesión, aunque sea suave, son motivos suficientes como para provocar una recesión.
Pero las Bolsas no han bajado, sino que han subido con fuerza. La pasada semana el Eurostoxx subió un 3%, el S&P y el Nasdaq un 2,2% y el Dow Jones un 2%, terminando la semana el viernes con Apple marcando un nuevo máximo histórico de todos los tiempos y siendo la primera compañía que supera los tres trillones de dólares (billones estadounidenses) de valor bursátil.
Se ponía así punto final a un mes, un trimestre y un semestre extraordinarios. En el mes de junio el Eurostoxx ha subido el 4,3%, el S&P 500 el 6,5%, el mejor mes desde octubre y el Nasdaq el 6,6%. Tanto el S&P como el Nasdaq han cerrado su cuarto mes consecutivo de alzas. El Dow Jones ha subido el 4,6% en junio, su mejor mes desde noviembre. En el segundo trimestre, el S&P ha subido un 8,3%, cerrando el tercer trimestre consecutivo de alzas y cerrando su mayor subida trimestral desde el cuarto trimestre de 2021; el Nasdaq ha subido un 12,8% y el Dow Jones un 3,4% en su tercer trimestre consecutivo al alza. Si miramos el semestre completo el Eurostoxx ha subido un 16%, el S&P el 15,9% en la mejor primera mitad del año desde 2019 y el Nasdaq el 31,7%, en su mejor primera mitad desde 1983 y su segundo mejor semestre de la historia (tras el segundo semestre de 1999 en plena burbuja puntocom). El Dow Jones se ha debido conformar con una modesta subida del 3,8%.
Son números impresionantes y lo son aún más si consideramos el ambiente negativo (‘gloomy’) de principios de año. La pregunta es: ¿qué ha pasado? La respuesta es, seguramente, que las expectativas eran muy malas y luego la realidad ha sido menos mala. Los peores temores no se han cumplido y eso ha llevado a los inversores a abrazar el riesgo de nuevo porque hay mucha liquidez y por miedo a quedarse fuera (FOMO).
Al acabar el semestre, como decíamos, los inversores siguen esperando a Godot, cada uno a su Godot particular, el desplome o la bajada de tipos, y tal vez no va a llegar ninguno de los dos, sino otra cosa diferente, que a algunos les puede parecer tan misteriosa como el personaje de Beckett, pero que cada vez se dibuja más en el escenario. Esa otra cosa es un aterrizaje suave, pero prolongado, de la economía (“softlanding desinflacionario”) en medio de una transformación e innovación disruptiva permanente. Un escenario al que apuntan, por ejemplo, las previsiones de ventas a la baja para los próximos trimestres (tal vez años, añadiríamos nosotros) que daba Nike el pasado jueves al presentar sus cifras trimestrales.
A diferencia de lo que pasaba en enero, ahora, al empezar el segundo semestre las expectativas son muy buenas y nadie o casi nadie ve nada que pueda perturbar esta calma bursátil tan placentera, que ha llevado la volatilidad a mínimos. Más bien se piensa que el “rally”, que en estos seis primeros meses ha estado concentrado en un reducido grupo de grandes compañías tecnológicas, los llamados “siete magníficos” y algunas más, puede extenderse en el tercer trimestre al conjunto del mercado.
Sin embargo, con tantos candidatos a ser potenciales problemas, parece difícil que de aquí a fin de año no vayamos a tener uno o varios momentos de inestabilidad que impacten en los mercados. Comprar opciones para cubrirse al menos parcialmente, ahora que están baratas al haberse desplomado la volatilidad, podría ser una buena idea, aunque vaya en contra de la opinión dominante.
Esta semana, aunque es semifestiva en EE. UU. por el 4 de julio, hay datos importantes como los ISM de manufacturas y servicios de junio en Estados Unidos y PMI diversos en China y Europa, las actas de la última reunión de la Fed y el informe de empleo de junio que se publica el viernes.
Todos estos datos nos indicarán si las fuertes subidas de tipos están o no finalmente impactando en la economía, a la espera de lo verdaderamente relevante, que es el inicio de la presentación de los resultados empresariales del tercer trimestre a partir de la semana siguiente.
Juan Carlos Ureta Domingo
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