Hace siete días nos quedamos muy cortos al vaticinar una semana "ligeramente alcista" ya que la realidad es que la penúltima semana de octubre se ha saldado con subidas notables en las Bolsas europeas, americanas y japonesa, si bien las emergentes no han acompañado en esta ocasión.
La "culpa", de nuevo, la han tenido los Bancos Centrales. Sean o no buenas finalmente las llamadas políticas monetarias no convencionales, lo cierto es que parece demasiado pronto aún como para que los banqueros centrales arrojen la toalla, y por ello era previsible que Draghi renovase su promesa del "whatever it takes", en una zona euro estancada y que sigue próxima a la deflación. Por tanto, sus palabras del pasado jueves no pueden sorprender a nadie, pero sí es sorprendente, aunque tampoco sea nada nuevo, la euforia que esas palabras han desatado en los mercados.
En su anterior reunión del 3 de septiembre, el BCE ya manifestó su preocupación con la ralentización económica de la zona euro y su disposición a ampliar la compra de bonos y mantener los tipos lo más bajos posible. El primer impacto fue positivo, pero duró muy poco, de hecho se limitó a la sesión del jueves 3 de septiembre. El viernes 4 las Bolsas volvieron a caer y esa tendencia bajista se mantuvo hasta final del mes de septiembre. Sin embargo, en esta ocasión la novedad es que el Banco Central chino (People's Bank of China) se ha unido al BCE y el viernes bajó, por sexta vez desde noviembre, los tipos de interés y el coeficiente de reservas de la banca. El movimiento del PBoC ha amplificado y prolongado los efectos de las palabras de Draghi.
El mensaje para los mercados está claro: habrá "sobredosis" de medicina monetaria en los próximos meses. El tipo de depósito del BCE puede pasar del menos 0,25% actual al menos 0,5%, profundizando así en el entorno de tipos de interés negativos (NIRP) que tanto gusta a los inversores. De ahí la explosión de júbilo de las Bolsas y los bonos. Los bonos del Tesoro alemán a cinco años han vuelto al menos 0,10% y los tipos a dos años al menos 0,32% lo que supone volver a la anomalía financiera de los tipos negativos.
Lo curioso es que estos nuevos estímulos monetarios del BCE y del PBoC se hacen, en ambos casos, porque las cosas van mal, como lo reconoció, de forma muy explícita el jueves Mario Draghi. Lo más interesante de la explosión vivida en las Bolsas el jueves y el viernes es constatar que a los inversores les sigue importando mucho más que haya liquidez y los tipos bajos a que la economía vaya bien o mal.
Cuando hacíamos la lectura de los acontecimientos de agosto, y en particular de la devaluación en China, decíamos que, ante la nueva oleada de deflación global que implicaba necesariamente esa devaluación, la Fed no iba a subir los tipos en septiembre ni probablemente en diciembre, y que los restantes Bancos centrales iban a tener que intensificar sus programas de apoyo monetario. Teníamos esa convicción, pero también teníamos dudas de cuál iba a ser la reacción de los mercados. Como recordábamos la semana pasada, en septiembre cuando la Fed no subió los tipos, no estaba claro si los inversores querían más dosis de liquidez y tipos bajos o bien preferían ya la normalización monetaria, reveladora de que la economía también empieza a normalizarse. La verdad es que parecía que los inversores deseaban ya ver subidas de tipos, pero también es posible que deseasen oír que la barra libre monetaria iba a durar indefinidamente.
Decíamos también la semana pasada que es difícil saber a ciencia cierta qué piensan o qué quieren los inversores, si el "lower rates for longer" o lo contrario. Pues bien, tras la reacción del jueves y el viernes queda claro que, hoy por hoy, lo que quieren los mercados es más dinero barato.
¿Es esto bueno? A nuestro juicio no, porque deberíamos ya estar en la fase en la que la subida de las Bolsas se basa en la mejora de la economía y en la recuperación de los beneficios de las empresas, y no en la liquidez excesiva y en la bajada de los tipos de interés a territorios cercanos a cero o negativos.
Draghi ha utilizado una nueva terminología el pasado jueves, al anunciar que el BCE ha pasado del "wait and see" al "work and assess" (trabajar y valorar) pero son palabras nuevas para programas viejos, que hasta ahora han funcionado solo muy parcialmente. Si revisamos lo que de verdad ha pasado con esos programas, cuando el pasado 22 de enero el BCE anunció su programa de compra de bonos, metiendo abiertamente (subrepticiamente ya lo había hecho en el 2011 con el LTRO) a la zona euro en el territorio de la QE, las Bolsas europeas subieron de forma espectacular, con algunos índices como el Dax subiendo un 25% en tres meses. Pero el efecto en la economía real fue, lamentablemente, bastante poco visible y por eso ahora se tienen que volver a anunciar nuevos estímulos.
Dado que los nuevos estímulos van en la misma línea que los de enero, aunque en mayores dosis, lo que cabe esperar es más o menos lo mismo. Ya hemos visto el efecto en los mercados: las Bolsas han subido, los bonos también, y el euro ha bajado. ¿Habrá esta vez efecto en la economía real? Volvemos al escenario desconocido (terra incognita) de los tipos negativos. La tesis de Draghi y de los restantes banqueros centrales es que los Bancos Centrales tienen como primer objetivo la inflación y por tanto deben hacer lo que sea para evitar la deflación y con ello conseguirán evitar males mayores. Debemos ser respetuosos con ese punto de vista, pero también debemos consignar que, por ahora, no ha tenido éxito.
Los datos macro recientes no son buenos. El miércoles pasado la balanza comercial de Japón de septiembre mostró una subida de las exportaciones de tan solo el 0,6% y una caída de las importaciones del 11,1% dando como resultado un déficit de 114,5 mil millones de yenes frente al superávit esperado de 84,4 mil millones de yenes.
Si nos fijamos en la micro, en las empresas, vemos que los Bancos siguen dando señales mixtas que indican mar de fondo. Los beneficios de Morgan Stanley caen más de un 40% en el tercer trimestre por la debilidad de los mercados. Credit Suisse anunció el miércoles ampliación de capital por seis mil millones de euros tras anunciar unos resultados muy decepcionantes, con caídas incluso en banca privada y gestión de patrimonios. Deutsche Bank ha tenido que anunciar una amplia remodelación, y ha reconocido que en junio transfirió por error 6 mil millones de dólares a la cuenta de un cliente, poniendo de manifiesto deficiencias de control graves. Barclays también debe reestructurar su negocio y otros Bancos basan sus cuentas de resultados en la reversión de provisiones a gran escala.
Por contra, las tecnológicas están dando buenos datos. El jueves tres de las grandes dieron sus cifras. Google dio un 45% más de beneficio, con subida de su facturación, por YouTube y los móviles, y anunció un plan de recompra de acciones por cinco mil millones de dólares, utilizando una pequeña parte de su caja de más de setenta mil millones de dólares. Microsoft anunció una subida de un 1,8% sus beneficios en el tercer trimestre, superando las expectativas de los analistas, gracias a la fuerte demanda de sus servicios en la nube. Tras el anuncio las acciones subieron el 7,3%. Amazon sorprendió también al alza, volviendo a los beneficios, lo que hizo subir a sus acciones un 11%.Las ventas aumentaron un 23% y sus acciones suben más de un 90% en lo que va de año.
En definitiva, junto al mundo de los estímulos monetarios, que nos suscita bastante escepticismo, y que no nos acaba de sacar del crecimiento débil, vemos un mundo de empresas innovadoras que crean valor, en el que sí creemos.
A nivel de índices, tras las subidas de la semana pasada, que en el Dax fueron del 6,8% y en el Eurostoxx del 4,9% (los índices americanos y el Nikkei tuvieron subidas entre el 2% y el 3%) nos mueven, a riesgo de equivocarnos, a ser cautelosos, más que a pensar en una vuelta a los máximos anuales. Es casi seguro que la Fed en su reunión del miércoles y el Banco de Japón en la suya del viernes 30 de octubre seguirán los pasos del BCE y dirán cosas que los mercados quieren escuchar. Pero a estos niveles preferimos ser muy selectivos, porque, además, los mercados emergentes no se han sumado a las subidas. El MSCI Emerging Markets en dólares subió tan solo un 0,4% la semana pasada, en un nuevo "decouple" de las Bolsas emergentes.
Por ello nuestra idea es evitar los índices y centrarnos en la compra de empresas que nos merezcan la mayor confianza.
D.Juan Carlos Ureta Domingo
Tel: 91 398 48 05 Email: online@renta4.es