Tal y como pensábamos, la tranquilidad se ha impuesto en las Bolsas en la última semana de noviembre. Las subidas en las Bolsas americanas han sido suaves (Dow casi plano, S&P 500 +0,5% y Nasdaq mejor, +1,5%) y en las europeas también (Eurostoxx 50 +0,7%, Ibex 35 +0,3%, y Dax algo mejor +1,3%). En Asia hemos visto de todo, con el Sensex indio subiendo muy fuerte (+4,5%) y el Nikkei manteniéndose bien (+0,8%) mientras el Shanghai Composite sigue muy débil con su caída semanal del 2,3% lo que le sitúa peligrosamente por debajo de los 2.000 puntos.
Si recordamos los sombríos pronósticos que había antes del verano, cuando en julio muchos apostaban por un agosto agitado, la evolución de las Bolsas y en general de los mercados financieros en esta última parte del año debe ser calificada de notable. No ha habido desplome, no ha habido turbulencias veraniegas, el tema griego parece reconducido, aunque sea bajo la ya conocida fórmula de la patada hacia delante, España finalmente aguanta sin tener que ser rescatada, las elecciones americanas han dado como resultado la continuidad, es decir, la propuesta en principio menos arriesgada, y todo el mundo espera que haya acuerdo en las negociaciones sobre el precipicio fiscal. Todo parece preparado para un final de año feliz.
Pero hay algunas sombras. No estamos ni ante subidas generalizadas ni ante subidas fuertes. Si vemos lo que ha pasado en el mes de noviembre, comprobamos que las Bolsas americanas apenas se han movido en el conjunto del mes. El Dow ha bajado medio punto porcentual, y el S&P y el Nasdaq apenas se han movido. En Europa sí hemos visto subidas en noviembre, de casi el 3% en el Eurostoxx 50, del 2% en el Dax y de poco más del 1% en el Ibex 35. En Asia la cara ha sido el Nikkei japonés, que ha sido la mejor Bolsa del mundo en noviembre, con una subida mensual del 5,8% y la cruz la Bolsa de Shanghai, con un recorte del 4,3% en el mes.
La sensación final que transmiten estos datos es de tranquilidad, pero también de cautela. Hay algo que no acaba de funcionar y lo hemos vuelto a ver la semana pasada, con unas sesiones iniciales, el lunes y el martes, muy frías, pese al acuerdo in extremis del FMI y de la Comisión Europea sobre Grecia. Y el miércoles también el tono de las Bolsas empezó siendo frío hasta que, ya por la tarde europea, unas optimistas declaraciones de Obama sobre el "fiscal cliff" dispararon al alza las Bolsas ese día y el siguiente, para volver de nuevo la cautela el viernes, en la jornada de cierre semanal.
En definitiva, un escenario de calma pero no de entusiasmo, que lleva a un fin de año previsiblemente sin altibajos, pero carente de significado en términos de tendencia de fondo.
En esta primera semana de diciembre tenemos datos muy relevantes, como los ISM americanos de manufacturas (lunes) y de servicios (miércoles) y, sobre todo, el informe de empleo de noviembre de la economía norteamericana, que se publicará el viernes. Esos datos pueden tener impacto, pero, resuelto provisionalmente el tema de Grecia, lo que de verdad moverá las Bolsas seguirá siendo el posible acuerdo entre republicanos y demócratas sobre el "fiscal cliff". Más allá de las interesadas declaraciones de unos y otros, lo normal es que si hay acuerdo, que lo habrá, se alcance "in extremis" y tras tensar mucho la cuerda. Es lo que impone la lógica partidista, y es algo parecido a lo que pasó en julio de 2011 con el acuerdo sobre el techo de deuda pública en EEUU ("debt ceiling"). Conviene recordar que en aquel momento, en verano de 2011, fue justo cuando se llegó al acuerdo cuando se abrió la caja de los truenos en las Bolsas y en los bonos.
Mientras tanto, en la zona euro, Francia esta semana ha vuelto a mostrar que supone un riesgo a medio plazo, al amenazar a Mittal con expropiar sus fábricas. La zona euro está económicamente estancada y unos Gobiernos que no entienden lo que es la libre empresa difícilmente pueden promover un crecimiento basado en la empresa, por mucho que ayude el Banco Central.
En Japón hay elecciones a mediados de diciembre, en EEUU se espera más QE por parte de una Fed cuyo Presidente se ve respaldado por el resultado electoral del pasado 6 de noviembre, y en Europa seguirá el lento declive económico suavizado por los buenos oficios de Draghi. Pero todo esto a corto plazo no genera movimiento ni tendencia de fondo. El dinero se sigue refugiando en los bonos soberanos y ahora apuesta no solo por el bund, cuyo tipo de interés sigue por debajo del 1,5% sino también por los periféricos, sobre todo por los bonos italianos cuyo tipo a diez años está en el 4,5% y españoles cuyo tipo a diez años está en el 5,3%. Es la consecuencia de tener unos mercados financieros muy "asistidos" o, si se prefiere, "intervenidos".
No esperamos grandes movimientos en los mercados en diciembre, sino más bien una repetición de lo que ya hemos visto en noviembre. Habrá final feliz de las Bolsas en 2012 si hay final feliz en el fiscal cliff y luego, en el 2013, queda todo abierto.