La nota más destacada de la primera semana de octubre, en lo que a los mercados financieros se refiere, ha sido el contraste tan grande entre la tranquilidad que se ha vivido en las Bolsas y el nerviosismo y volatilidad de otros activos como las divisas, el oro o los bonos.
En las Bolsas, efectivamente, tal y como habíamos previsto al terminar nuestro comentario anterior, hemos visto una semana básicamente lateral, con correcciones muy suaves en los principales índices. El S&P ha cedido un -0,6% en la semana y el Eurostoxx un simbólico -0,06% en línea con los movimientos muy ligeros de la mayor parte de los índices. Para ver cambios semanales superiores al 1% hay que ir a nuestro Ibex, que ha caído un -1,7% o, en sentido positivo, al Nikkei (+2,5%), al FTSE (+2,1% superando la barrera de los 7.000 puntos por primera vez en la historia) o al MSCI Emerging Markets en dólares (+1,2%).
Esa calma bursátil ha estado en parte soportada por los datos económicos (buenos ISM y buen informe de empleo de septiembre en EE.UU., buen dato de pedidos industriales en Alemania en agosto) pero contrasta, como decíamos, con los vaivenes de otros mercados, unos vaivenes que denotan nervios crecientes entre los inversores. Hay una especie de ruido de fondo que perturba la aparente tranquilidad de los mercados de acciones.
El pasado martes algunos rumores, luego desmentidos, de que el BCE podía estar pensando en recortar sus compras de bonos, provocaron de forma súbita una caída brusca del bund alemán, tensionando de forma inmediata los tipos de interés de todos los bonos soberanos de la zona euro. Pese al desmentido del BCE, el tipo del bund ha terminado la semana en positivo (+0,016%) tras pasar varios meses en tipos por debajo de cero. Es verdad que los bonos soberanos europeos siguen teniendo, tras la subida semanal, tipos de interés anormalmente bajos, pero lo sucedido es una primera señal de alerta, que rompe la plácida sensación de que los tipos de interés de la zona euro seguirán bajando sin fin. Hay que ver lo que pasa a partir de ahora pero, aunque el bund volviese a tipos negativos, que es probable, el aviso ya está dado.
Otro de los mercados sacudidos con violencia esta semana ha sido el oro. Los futuros del hasta ahora activo estrella del 2016 han caído a los mínimos de hace tres meses y el pasado martes sufrieron su mayor caída intradiaria desde el año 2013. El oro sigue acumulando una subida anual del 18% pese al recorte del 5% de esta semana, y a nuestro juicio sigue siendo un activo en el que hay que estar, pero la corrección tan brusca de estos días es una manifestación más del desconcierto que reina en los comportamientos de los inversores, sobre todo si tenemos en cuenta que la única explicación de esa caída brusca fueron las palabras de Jeffrey Lacker, de la Fed de Richmond, de que la Fed podría subir los tipos en noviembre, que al parecer habría impulsado al dólar al alza y al oro a la baja. Sobran los comentarios.
La libra ha tenido también su dosis de volatilidad esta semana. La madrugada del pasado viernes, y una vez cerrada la sesión americana del jueves, una orden provocaba en los mercados asiáticos el hundimiento de más de un 6% en pocos minutos, llevando así la divisa inglesa a su mínimo de los últimos cinco años contra el euro. Es verdad que se ha aludido, como causa del descalabro, a un posible error en la introducción de la orden por parte del operador, el llamado "fat finger". Pero, haya o no haya habido error, la propuesta de un "hard Brexit" por la primera ministra Teresa May pone en escena los peores temores sobre el renacimiento del proteccionismo a nivel global, lo que conecta con alguno de los mensajes dados esta semana por el FMI, como luego comentaremos.
Las Bolsas, como decimos, no se han visto contagiadas por ese nerviosismo extremo, pero sí ha habido algún apunte en esa dirección. Las acciones de Twitter han dado bandazos al alza y a la baja primero al filtrarse un posible interés de Disney, Google y Salesforce en comprar la compañía de mensajes cortos y luego por el desmentido de Disney y Google. Otra pequeña señal de que los inversores no están tan complacientes como parece se produjo el viernes al publicarse el informe de empleo americano de agosto. El dato que salió es de los que gustan a Wall Street, al dar una creación de puestos de trabajo ni muy alta ni muy baja, pero pese a ello el dato provocó cierta volatilidad en la sesión de las Bolsas americanas.
¿A qué se deben estos signos de nerviosismo? Tal vez a los temas puestos encima de la mesa en la reunión de otoño del FMI que se inició el pasado miércoles. El primero es el menor crecimiento global, ya que el FMI ha rebajado sus anteriores estimaciones. El segundo es la contracción del comercio internacional, también reflejada en los informes del FMI. Hay una evidencia de que la economía global se está volviendo menos abierta, algo que conecta con el Brexit y con el nuevo proteccionismo, tan presente en la campaña presidencial americana. El tercer tema suscitado por el FMI ha sido el sistema bancario europeo. El FMI dice que un tercio de los Bancos europeos nunca van a ser rentables y los ha llamado Bancos "zombis", solicitando a Bruselas que acelere el proceso de consolidación bancaria. El cuarto tema es la deuda, que sigue creciendo. El FMI ha cuantificarlo la deuda global en 152 billones (trillions) de dólares, algo más del doble del PIB mundial.
Si unimos a todo esto la sensación de que las políticas monetarias de relajación cuantitativa hacen aguas se entiende el porqué de la volatilidad.
La segunda semana de octubre nos trae la publicación de las actas de la última reunión de la Fed, la encuesta ZEW alemana, y las ventas minoristas de septiembre y confianza del consumidor americano medida por Michigan, además de continuar la campaña presidencial americana, con él segundo debate incluido. En resultados publican Alcoa, JP Morgan, Citi y Wells Fargo.
La elevada volatilidad de las divisas, del oro y de los bonos, que nos están alertando de un mar de fondo, y los temas puestos encima de la mesa por el FMI, van a impedir, a nuestro juicio, que las Bolsas rompan al alza, pero, por otro lado, la vigilancia e intervención de los Bancos Centrales ponen suelo a las caídas fuertes. Por ello, tal vez debamos prepararnos para otra aburrida y anodina semana en las Bolsas.
D.Juan Carlos Ureta Domingo
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