El comportamiento de las Bolsas estos últimos días ha recordado a aquella frase de Oscar Wilde, cuando, para describir una jornada de trabajo, decía: "Hoy he tenido un día muy ocupado corrigiendo un poema, por la mañana he puesto una coma y por la tarde la he vuelto a quitar". En eso han estado las Bolsas esta última semana de mayo, en subir una o dos décimas por la mañana para luego bajarlas por la tarde, o viceversa, haciendo así bueno el pronóstico de un fin de mayo relativamente tranquilo con el que finalizábamos nuestro anterior comentario.
Al final, el resultado semanal es positivo (Eurostoxx y S&P +1,1%, Nasdaq +2,1%, Nikkei +2,9%, Shanghai Composite +3,2%) y eso va a permitir al S&P y en general a los índices bursátiles europeos (con alguna excepción como Italia) y americanos, cerrar su cuarto mes consecutivo de ganancias.
Además, a falta de una sola sesión para terminar mayo, la mayor parte de los índices europeos y americanos acumulan en los cinco primeros meses del año ganancias superiores al 10%. La única excepción es el Nasdaq, que debe conformarse con una subida acumulada del 6,7% desde el uno de enero, pero hay que recordar que el año pasado subió un 44% y que es el único índice que ha concluido los cinco meses de este año en positivo. También en las Bolsas asiáticas y emergentes el comportamiento ha sido algo "menos bueno". El Nikkei sube un 6,2% en el año, el Shanghai Composite un 3,7% gracias a la fuerte subida del 3,3% la semana pasada, y el MSCI de Bolsas emergentes en dólares sube un 5,4%. Son subidas fuertes, pero inferiores a las de las plazas europeas y americanas.
Puede sorprender esa fortaleza de las Bolsas, en un ambiente dominado por los temores de inflación y por la brusca corrección del bitcoin y otras criptodivisas. La semana pasada, sin ir más lejos, las Bolsas han encajado con gran tranquilidad tanto el mal dato del deflactor de gastos personales publicado el viernes pasado en Estados Unidos, que subió en términos anuales al 3,6% muy por encima de las estimaciones (el subyacente, sin energía ni alimentos no elaborados, quedó en el 3,1%), como la persistente debilidad del bitcoin y de las restantes criptomonedas. Una debilidad que impide al bitcoin salir de su fase correctiva tras haber perdido en pocas semanas el 50% desde sus máximos.
¿Cómo interpretar esa calma bursátil? ¿Es el preludio de la tormenta o por el contrario va a dar paso a un nuevo rebote hacia los máximos anuales, superándolos? ¿Se ha terminado el mercado alcista o estamos en las primeras fases de un súper ciclo que nos va a dejar asombrados? ¿Nos están alertando los mercados de los excesos y de las burbujas creadas por el "easy money" o es tan solo un alto en el camino?
Responder con seguridad a esas preguntas es siempre difícil, y lo es mucho más en unas Bolsas completamente dependientes de las decisiones de la Fed y de los restantes Bancos Centrales. Pero podemos ir un poco hacia atrás, hacer análisis y tratar de orientarnos.
Las Bolsas europeas y americanas llevan un mes y medio, prácticamente desde que se inició la publicación de los resultados empresariales del primer trimestre, moviéndose en una franja lateral no demasiado amplia. En algunos casos, como el Dax o el Eurostoxx, los máximos de esa banda lateral se alcanzaron a mediados de abril y se han vuelto a tocar esta última semana. En otros, como el Nasdaq, los máximos se alcanzaron a fin de abril y no se han vuelto a tocar por el momento. Y, finalmente, en el S&P y el Dow Jones los máximos se consiguieron el 7 de mayo, en niveles cercanos a 35.000 en el Dow y cercanos a 3.250 en el S&P, y tampoco esos máximos se han vuelto a tocar desde entonces. Podríamos decir que la corrección en las Bolsas europeas y en el Nasdaq empezó antes que en el S&P y el Dow Jones, pero en mayo las Bolsas europeas han subido con fuerza (a fecha viernes Eurostoxx y Dax +2,5% en el mes, Ibex +4,6%) mientras que el Nasdaq ha bajado el 1,5% en el mes, a reserva de lo que pase en la última sesión.
Los resultados empresariales, en general mejores de lo estimado, y las buenas noticias económicas han ayudado, junto a la clara expectativa de la reapertura económica tras las vacunas, a que las Bolsas se mantengan tranquilas a pesar de las ya mencionadas amenazas inflacionistas y del desplome del bitcoin y criptoactivos en general. Pero también ha habido datos menos buenos, como el mal dato americano de empleo en abril o como la caída de la confianza del consumidor americano en mayo, que publicó la Conference Board el viernes pasado.
En nuestra opinión, por encima de los datos económicos o empresariales, lo que sostiene e impulsa a las Bolsas es la expectativa de que los estímulos de choque que se pusieron en marcha tras los confinamientos se conviertan en permanentes e incluso crecientes. Los inversores descuentan que los gobiernos y los Bancos Centrales no pueden dar marcha atrás, al revés, se verán obligados a ir subiendo los estímulos de forma perpetua, venga la inflación que venga.
Bajo esta lectura, la calma de las Bolsas esta última semana puede tener que ver con el anuncio hecho por parte de Biden del mayor presupuesto de la historia de Estados Unidos, más de seis billones (trillones americanos) de dólares. El anuncio de ese presupuesto, hecho el pasado viernes, eclipsó la caída de la confianza del consumidor y el mal dato, ya comentado, del deflactor de gastos personales, que es la medida de inflación preferida por la Fed. Se trata del mayor aumento del gasto público en EE.UU. desde la Segunda Guerra Mundial y aunque va acompañado de una subida de impuestos a las grandes compañías y a personas de renta alta, provocará un aumento de la deuda pública hasta los 28 billones (trillones americanos) de dólares. Algo que hará casi imposible que la Fed suba tipos o reduzca sus programas de compra de bonos.
Algunos miembros de la Fed, como los vicepresidentes Richard Clarida y Randal Quarles han dicho la semana pasada que la Fed podría iniciar en las próximas reuniones el debate sobre la reducción de las compras de bonos, y economistas como Larry Summers siguen alertando sobre la inflación y la consiguiente subida de tipos que vienen inevitablemente como consecuencia de la "bidenomics". Pero tal vez sea más realista pensar, como lo hace la presidenta de la Fed de San Francisco Mary Daly, que pase lo que pase la Fed no va a hacer nada, ni va a escalar a la baja las compras de bonos ni mucho menos aún va a subir los tipos. Sencillamente no puede hacer nada, porque las consecuencias serían tremendas, como ya se vio en 2018.
Si esta lectura es correcta, hay que descartar una brusca caída bursátil, del estilo de la que se ha producido en las criptomonedas. A partir de ahí podemos pensar en una fase lateral, cuyas bandas serían las que se han definido desde fines de abril a hoy. Para el S&P entre los 4.050 y los 4.250 puntos, para el Nasdaq entre los 13.000 y los 14.150 puntos, para el Eurostoxx entre los 3.900 y los 4.100 puntos y para el Dax entre los 14.600 y los 15.600 puntos. Para el Ibex la banda estaría entre los 8.600 y los 9.400 puntos. En esa franja amplia las Bolsas estarían descontando el apoyo permanente del gasto fiscal y de los Bancos Centrales y a la vez absorbiendo los impactos de la inflación y del pinchazo de burbujas como la de los criptoactivos.
Una tercera opción, defendida por Cathie Wood, gestora de la gestora Ark, cuyos Fondos y ETFs están fuertemente invertidos en el mundo cripto y en valores como Tesla, es pensar que tras el paréntesis de abril y mayo las criptodivisas y los valores tecnológicos súper innovadores tipo Tesla van a volver a sus máximos e incluso romperlos. Wood mantiene un propio objetivo para el bitcoin de 500.000 dólares (medio millón) y para Tesla de 3.000 dólares (el viernes cerró a 625 dólares). Algo que a otros gestores, como Barry Norris, fundador de Argonaut Capital, les suena a un gigantesco esquema Ponzi.
Esta semana hay datos relevantes como los ISM de manufacturas y servicios de mayo. Además, se reúne el BCE este jueves y la próxima semana la Fed. No cabe esperar sorpresas y lo normal es que el guion no se aparte ni un milímetro del ya conocido, manteniendo su pleno apoyo a la "bidenomics" y al nuevo presupuesto de seis billones de dólares.
De los tres posibles escenarios descritos (corrección brusca siguiendo la estela del bitcoin, continuidad en la banda lateral y vuelta a máximos y a la euforia) nos inclinamos hacia la segunda opción, la de la continuidad en la banda lateral de abril y mayo, aunque tal vez con una cierta rotación desde los valores de reapertura hacia los valores tecnológicos y de crecimiento.
A medio plazo las Bolsas deberían buscar su rumbo futuro en lo que pase después de que se hayan alcanzado los niveles de PIB pre Covid. Pero en el corto plazo la "bidenomics", el Next Generation europeo y las ayudas de la Fed y el BCE sostendrán, en nuestra opinión, a las Bolsas.
Juan Carlos Ureta Domingo
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