Opinión

Todas las opciones están abiertas

El buen dato de inflación americana de octubre (7,7% frente a la previsión del 8% y bajando desde el 8,2% de septiembre) ha convertido una semana que, como anticipábamos al terminar nuestro anterior comentario, llevaba camino de ser ligeramente positiva, en una semana fuertemente alcista, sobre todo para las acciones tecnológicas, que han protagonizado un auténtico festival en las sesiones del jueves y del viernes, con aires de vuelta a los viejos buenos tiempos.

El Nasdaq ha subido un 8,1% en la semana, con algunas grandes tecnológicas como Amazon o Alphabet subiendo un impresionante 11% en las cinco sesiones. Por su lado, el S&P ha tenido un avance semanal del 5,9%, el Eurostoxx del 4,9%, el Dow Jones del 4,1%, y el Nikkei del 3,9%. La novedad, esta vez, es que se han unido al “rally” el Hang Seng de Hong Kong, con un +7,2%, animado por la aparente relajación de la política “cero Covid” en China, y el MSCI de Bolsas emergentes en dólares con un +5,7%, favorecidas por el recorte del dólar.

Una vez más, y es la tercera en lo que va de año 2022, la pregunta que se plantea tras las impresionantes subidas bursátiles del jueves y del viernes es si se ha tocado o no el suelo de las caídas de las Bolsas, y, en el caso de que se hubiese tocado, si estamos o no iniciando un ciclo alcista de largo recorrido en los mercados. Y la verdad es que, a la hora de responder a esas preguntas no hay que descartar nada, porque en un entorno tan novedoso y en cierto modo tan desconocido como el que nos está tocando vivir, todas las opciones, incluso las que puedan parecer más absurdas, están abiertas. Aunque obviamente tenemos un escenario central, que luego expondremos, basado en el análisis de lo que está pasando.

Como decíamos, es la tercera vez que las Bolsas intentan un despegue. Si nos fijamos en el índice global por excelencia, el S&P, ha habido tres momentos este año en los que ha rebotado más del 10%. El primero fue en marzo, cuando el S&P remontó desde niveles ligeramente inferiores a 4.200 puntos hasta niveles cercanos a los 4.600 puntos que alcanzó a fin de ese mes. El segundo fue entre mediados de junio y mediados de agosto, cuando el S&P subió desde los 3.666 puntos, que marcaron el mínimo de junio, hasta los casi 4.300 puntos de principios de agosto. El tercero es el momento actual, cuando desde los 3.577 puntos del 12 de octubre ha subido hasta los 3.992 puntos a los que cerró el pasado viernes.

En términos porcentuales, en el rebote de marzo el S&P subió un 11%, en el de julio y agosto un 17% y ahora, entre octubre y noviembre, lleva acumulada una subida del 11,8% desde los mínimos de octubre. Como decíamos antes, la pregunta es si esta tercera vez va en serio y realmente podemos dar por olvidada la corrección.

Algunos analistas entienden que sí, que podemos dar por cerrado el capítulo de los ajustes y que iniciamos un rally alcista de largo plazo. Es la opinión, por ejemplo, del analista técnico Rich Ross, de Evercore, que el viernes escribió una nota diciendo que “el mercado bajista está muerto y un nuevo mercado alcista ha empezado” (“the bear is dead and a new bull has begun”). Algunos analistas, siguiendo esta tesis del final del mercado bajista, aventuran niveles de 4.500 en el S&P para fin de año.

Una opinión más matizada es la de quienes piensan que es posible que hayamos tocado suelo, pero que no se ha iniciado un nuevo mercado alcista de largo plazo, sino tan solo el tradicional rally de fin de año y Navidad. Un rally que este año se coge además con especial apetito, porque los inversores quieren un poco de alegría tras tres trimestres consecutivos de descensos. Según esta opinión, el S&P podría subir de aquí a fin de año hasta niveles de 4.100 o 4.200, que sería aproximadamente recuperar la mitad de la caída entre los máximos cercanos a 4.800 y los mínimos algo por debajo de 3.600, pero luego podríamos ver una fase muy lateral con vuelta a mínimos. Una variante de esta opinión es que podríamos ver nuevos mínimos una vez se confirme la recesión a fines de este año o inicios del próximo. 

Una tercera lectura sería la supernegativa de quienes piensan que estamos entrando en un mercado bajista de largo recorrido, cuya primera fase la hemos visto los últimos meses, pero que llevará a las Bolsas a niveles muy inferiores, en un escenario económico de estanflación o incluso de Gran Depresión, con recesión no solo técnica, sino profunda y prolongada.

Como decíamos, todas las opciones están abiertas, pero, aun a riesgo de equivocarnos, es obligado dar una opinión, y nos inclinamos más bien por pensar que a las Bolsas les queda, en algún momento, una última fase de corrección, y que, por tanto, el rebote actual no es el inicio de un nuevo ciclo alcista de largo plazo. Es un rebote propiciado por los resultados empresariales del tercer trimestre, que no han sido tan malos como se esperaba, por la sensación de que la inflación puede estar próxima a su pico, por la derrota de Trump en las elecciones de “mid term” y por un dólar menos fuerte que alivia tensiones. Han ayudado también la percepción de que Rusia va perdiendo la guerra de Ucrania, y la relajación, aunque sea pequeña, de la política “cero Covid” en China. Pero pensamos que el recorrido de este rebote es limitado, aunque pueda llegar a los mencionados niveles de 4.100 o 4.200 del S&P.

Las razones para pensar así son varias. Por un lado, los máximos han sido decrecientes en cada rebote. El de marzo se paró en los 4.600 puntos del S&P, el de julio-agosto tuvo su techo en los 4.300 puntos, y el rebote actual de momento está en las inmediaciones de los 4.000 puntos. Una segunda razón es que por fundamentales las Bolsas han recogido ya la subida de tipos, ajustando a la baja los multiplicadores (PER). Pero les falta recoger el escenario de menores beneficios, que seguirá, previsiblemente, a la llegada de la recesión. Y, finalmente, la tercera razón, y tal vez la más poderosa, es que todo indica que la Fed quiere desinflar el globo monetario que se ha inflado hasta casi reventar durante una década y media, y no parece que ese trabajo esté concluido.

Desde esta perspectiva, vemos la subida de las Bolsas en octubre y noviembre como parte del trabajo “fino” de una Fed que está intentando poner fin a la barra libre monetaria y pasar a un régimen monetario más sostenible, pero queriendo hacerlo de forma “ordenada”. Es una misión casi imposible, pero por ahora la Fed la está ejecutando con maestría.

En nuestra opinión, para que pudiésemos hablar de un nuevo “bull market” deberían darse varias condiciones simultáneas que son casi imposibles. La primera es que la Fed iniciase el camino de vuelta en su política monetaria, la segunda que el crecimiento vuelva con cierto vigor, la tercera es que a la vez la inflación debería moderarse de forma clara. No vemos posible que esas condiciones se den de forma simultánea y, por eso, pensamos más bien en la continuidad del proceso de ajuste de la economía y de las Bolsas.

Decíamos antes que las acciones tecnológicas han sido las grandes protagonistas del rally del jueves y del viernes, y ese es, a nuestro juicio, uno de los datos más interesantes que nos deja la semana. Como decíamos en nuestro anterior comentario, las tecnológicas están sabiendo entender bien el nuevo escenario que viene con el cambio de ciclo monetario y se están adaptando rápidamente. Los ajustes anunciados por Meta y por Amazon hace unos días son un buen ejemplo de esa adaptación a los nuevos tiempos y de la vuelta a los fundamentales. En nuestra opinión, solo cuando las tecnológicas toquen suelo e inicien un ciclo alcista podremos pensar que de verdad las Bolsas han tocado suelo y han iniciado un ciclo alcista de largo plazo y por eso es interesante lo que ha pasado estos días, como anticipo de lo que vendrá. Pero la crisis abierta en el mundo cripto, tras la fulminante y poco transparente quiebra de la plataforma FTX, indica que una parte tan importante del futuro tecnológico como es el mundo cripto está aún pendiente de reordenación y limpieza, y mientras esa limpieza no concluya es difícil ver un despegue general del sector tecnológico, aunque algunas empresas están ya a precios superatractivos.

Esta semana podremos volver a comprobar el estado de ánimos de los consumidores americanos, ya que presentan resultados Walmart y algunas otras cadenas minoristas americanas y, además, se publican las ventas minoristas de octubre en Estados Unidos. Hay, además, numerosas intervenciones públicas de miembros de la Fed, que son las primeras tras el dato de inflación de octubre.

Tenderíamos a pensar en una cierta inercia del “rally” provocado por el dato de inflación de octubre, pero ese “rally” debería ir perdiendo fuelle a medida que pasan los días.



Juan Carlos Ureta Domingo
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