Las Bolsas han superado esta última semana con una sorprendente tranquilidad acontecimientos tales como el conflicto diplomático en torno a Qatar, el resultado de las elecciones inglesas, con el fuerte y hasta hace poco inesperado ascenso laborista, o el testimonio del destituido director del FBI, Comey, acusando directamente a Trump de haberle cesado para evitar la investigación sobre sus vínculos con Rusia.
Tal vez la clave de esa capacidad de digerir situaciones adversas, o, como se dice ahora, "resiliencia", esté en el mensaje que Mario Draghi trasladó a los mercados tras la reunión del BCE del pasado jueves. Lejos de dar, como muchos pensaban, un giro hacia el endurecimiento de las condiciones monetarias en la zona euro, Draghi se limitó a decir que no habrá más rebajas de los tipos de interés (recordemos que desde marzo de 2016 están negativos en el menos 0,4%), y a la vez dejó bastante claro que tampoco subirán en una larga temporada. En concreto, dijo que no van a subir hasta que no se retiren los estímulos extraordinarios, es decir las compras de deuda, lo cual está previsto para finales de 2018 o comienzos de 2019.
El modelo básico de tipos cero o negativos y compras de deuda adicionales, sigue en pie, y de alguna manera la idea de la "reflación" queda relegada, como lo prueba el hecho de que el BCE haya rebajado las estimaciones de inflación para la zona euro en los próximos años, pese a haber subido ligeramente las previsiones de crecimiento. La "ayuda extraordinaria" (extraordinary support) de la que hablaba Draghi la semana pasada se mantiene, por tanto, inalterada, al pensar el BCE que la economía de la zona euro no soporta aún un ciclo monetario contractivo. Adicionalmente Draghi mostró su preocupación por una eventual subida de los tipos de interés de los bonos soberanos europeos, algo que sería delicado para los muy endeudados Tesoros periféricos, incluido el nuestro.
El BCE, por tanto, ha decidido no aprovechar esa ventana de oportunidad que le daba el resultado electoral francés, y se ha apartado del discurso de la Fed, lo cual hace especialmente interesante el mensaje que Yellen pueda emitir tras la reunión del próximo miércoles 14. Se da por descontado que la Fed subirá tipos por segunda vez este año en esa reunión, pero lo que los mercados van a tratar de anticipar es si sigue o no en pie la idea de subir cuatro veces en el año.
La sensación es que la Fed, con su presidenta Janet Yellen a la cabeza, está decidida a normalizar los tipos de forma rápida, pero los datos de crecimiento no acaban de avalar de forma clara esa idea. El consumo no despega de la forma esperada y tampoco lo hace la inversión empresarial, lo cual lleva a ese crecimiento por debajo del 2% del primer trimestre, siempre con la expectativa de que se corrija en los trimestres siguientes.
En las Bolsas, lo más llamativo de la semana sucedió el viernes, cuando una nota de Goldman Sachs señalando que los grandes valores tecnológicos, los llamados FAANG (Facebook, Amazon, Apple, Netflix y Google) tal vez hayan subido demasiado, algo por lo demás bastante obvio y a lo que aludíamos, sin ir más lejos, en nuestro anterior comentario, provocó una fuerte caída del Nasdaq 100 liderada por Apple y Amazon, entre otras.
Aunque las cotizaciones se recompusieron algo al final de la sesión (Amazon, por ejemplo, llegó a caer un 8% y cerró con un descenso del 3,3%) la caída deja la sensación, una vez más, de que la fortaleza de las Bolsas puede ser más vulnerable de lo que pensamos y que, a pesar de esa "resiliencia" que muestran las Bolsas frente a eventos que parecería que debieran afectarlas, luego, sin embargo, son muy frágiles y vulnerables ante informaciones o situaciones que todos conocíamos, pero que de pronto, sin razón aparente, pasan a primer plano causando destrozos grandes en las cotizaciones.
La caída del Nasdaq coincidió con una subida de los Bancos americanos, bajo la idea de que se verán beneficiados por la subida de tipos de la Fed, y eso ayudó al Dow a batir nuevos máximos históricos.
El Dow subió un 0,3% en la semana y cerró el viernes con nuevo récord histórico, el S&P cedió un 0,3% y el Nasdaq, la más castigada, un 1,5% debido a la caída del viernes. En Europa el FT inglés aguantó bien el resultado electoral y el Eurostoxx solo cedió un 0,2% en la semana, con nuestro Ibex subiendo un 0,6% pese al fiasco del Popular, que, pese a haberse resuelto sin ruido y sin perjuicio para los depositantes, sin duda crea un mal precedente para el conjunto de la banca en la zona euro.
Además de la Fed se reúnen también el Banco de Inglaterra, el jueves 15, y el Banco de Japón, el viernes 16, y hay numerosos datos, como los de la inflación americana y ventas minoristas de mayo, que se publicarán el martes y el miércoles, antes de la reunión de la Fed. El martes también se publica la encuesta ZEW de expectativas en Alemania, y el viernes se conocerá el índice de confianza del consumidor americano medido por la Universidad de Michigan.
La pregunta sigue siendo la misma que las dos últimas semanas, a saber, si las Bolsas van o no a tener fuerza para romper los máximos anuales.
Bajo el nuevo paradigma de la "reflación" los inversores deberían responder de forma entusiasta si la Fed sube tipos y anuncia subidas adicionales en la segunda mitad de año, pero no deja de sorprender que la Fed tenga un mensaje tan contradictorio con el del BCE y el del Banco de Japón y que los mercados lo celebren de forma tan complaciente.
D.Juan Carlos Ureta Domingo
Tel: 91 398 48 05 Email: online@renta4.es