A punto ya casi de concluir un semestre extraordinario para las Bolsas, en el que casi todas acumulan ganancias que en algunos casos, como nuestro Ibex, el Dax, el Nasdaq o el MSCI de emergentes, son de doble dígito, en las últimas sesiones han aparecido algunos síntomas de fatiga.
Son síntomas muy leves, que no ensombrecen en absoluto la sorprendente fortaleza de las Bolsas, que han sabido superar con entereza la pérdida progresiva de fuerza de la llamada "Trump reflation" ante la evidencia de que Trump no cumplirá muchas de sus promesas electorales. La paradoja es que el "efecto Trump" parece agotado, pero el movimiento alcista de las Bolsas cuyo detonante fue la victoria de Trump el pasado 8 de noviembre, sigue en plena forma al finalizar los seis primeros meses del año.
Los pocos episodios de volatilidad que hemos visto en la primera parte del año han tenido que ver con cuatro factores. El primero son los errores políticos del nuevo presidente americano, como su fracaso a la hora de conseguir que el Congreso aprobase algunas leyes o el cese fulminante y poco claro del director del FBI. El segundo son los vaivenes del petróleo, que ha ido perdiendo fuerza desde enero hasta entrar en "mercado bajista" (corrección de un 20% desde máximos) el pasado martes. El tercero es la caída de los valores tecnológicos de hace dos semanas, que ha hecho recordar a algunos inversores lo que pasó el año 2000 cuando pinchó la burbuja de las "punto com". El cuarto es la subida de tipos por la Fed y la reducción de su balance, un movimiento que los mercados de bonos no parecen terminar de creerse, pero que sin duda va a generar volatilidad.
Es difícil saber cuál de estos cuatro factores ha pesado la semana pasada en la evolución de las diversas Bolsas. Las americanas han cerrado con subidas ligeras, subidas que han sido mayores en el Nasdaq, que ha rebotado un 1,8% en la semana impulsado por las grandes tecnológicas. El Nasdaq vivió el lunes pasado su mejor sesión del año tras la operación de Amazon sobre Whole Foods. También han subido cerca del 1% en la semana el Nikkei japonés y el MSCI de emergentes.
Pero las Bolsas europeas en general han tenido ligeras pérdidas, siendo la peor nuestro Ibex con su descenso semanal del 1,2%. El mal comportamiento de las Bolsas europeas ha coincidido con el aniversario del Brexit y con el frío inicio de las conversaciones entre la Unión Europea e Inglaterra para formalizar la salida de los británicos. Sería, sin embargo, precipitado pensar que una cosa y la otra están relacionadas. De hecho, desde que hace un año los ingleses votaron a favor de abandonar la Unión Europea, las Bolsas continentales, tras un primer recorte, no han parado de subir.
Más bien podemos pensar que en ese mal comportamiento han influido por un lado el ambiente generado en torno a la banca europea tras la resolución del Popular y de dos pequeños Bancos italianos, y por otro lado la debilidad del precio del petróleo, que como antes decíamos ha entrado en "bear market" al recortar más de un 20% desde sus máximos anuales. De hecho, si miramos los índices sectoriales europeos, el que más pierde en la semana es el de petróleo y gas, con una caída semanal del 2,1% y le sigue el de banca con un recorte del 1,3%. Por el contrario el sectorial de salud sube un 2,5% en la semana y el de tecnología el 1,4%.
Aparte de la curiosidad de que la caída del petróleo vuelva a afectar a las Bolsas, cosa que no sucedía desde principios de 2016, la diferencia en los comportamientos sectoriales nos reafirma en que lo que realmente está moviendo a las Bolsas es la enorme masa de liquidez, que al no encontrar oportunidades de inversión en la economía real se mueve de forma continua en los mercados financieros y se va posando, de forma sucesiva, en unos u otros activos, moviendo los precios.
Si esta lectura es correcta, la clave de la continuidad del movimiento alcista de las Bolsas está en que los Bancos Centrales sigan manteniendo el abultado balance de ya más de dieciocho billones (trillions) de dólares (las cifras se hacen ya difíciles de captar con tantos ceros) que han ido acumulando en varios años de expansión cuantitativa (QE).
Tal vez por eso la última reunión de la Fed fue recibida muy fríamente por las Bolsas, al adelantar la Fed que está en la idea de ir reduciendo balance, y tal vez por eso también Mario Draghi se ha cuidado muy mucho de decir nada que pueda inquietar a los inversores en este sentido.
El próximo martes es realmente un "supermartes" en lo que a Bancos Centrales se refiere. Mario Draghi hablará en el ya tradicional foro de banqueros centrales en Sintra (Portugal), Mark Carney presentará en Londres el informe de estabilidad financiera del Banco de Inglaterra y Janet Yellen hablará, también en Londres, en un debate abierto sobre la economía global. Curiosamente ni Carney ni Yellen asistirán este año al foro de Sintra, tal y como inicialmente estaba previsto.
En definitiva, la atención sigue puesta en los Bancos Centrales, que son los que tienen la llave no solo de los tipos sino, sobre todo, de la liquidez que finalmente es la que mueve a las Bolsas.
En la sesión de cierre semanal del pasado viernes las aguas se calmaron un poco al estabilizarse el precio del petróleo (los futuros del WTI cerraron en 43,125 dólares), pero sin duda el crudo seguirá preocupando, sobre todo por el impacto que una caída fuerte podría tener en los bonos high yield emitidos por las compañías de fracking. En cierto modo, además, el petróleo ha vuelto a convertirse en un "proxy" del crecimiento económico futuro y su debilidad inquieta a unas Bolsas que siguen esperando la "reflación".
Junto al crudo, hay otras noticias que nos ayudarán a ver si realmente la economía global está en buena forma, tales como la encuesta IFO alemana que se publica el lunes, las encuestas de confianza del consumidor americano de la Conference Board (martes) y de la Universidad de Michigan (viernes), el dato final del PIB americano del primer trimestre, los pedidos de bienes duraderos en EEUU, los PMI chinos de junio y diversos datos de inflación en la zona euro.
En unos mercados llenos de liquidez que busca activos en los que invertir, pensaríamos más bien en un fin de semestre tranquilo, salvo que la Fed siembre la alarma con mensajes de posible reducción de su balance, mensajes a los que, con razón, son muy sensibles los inversores.
D.Juan Carlos Ureta Domingo
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