Opinión

Septiembre se adelanta, por Juan Carlos Ureta

La inestabilidad geopolítica generada por Siria ha sido la causa que aparentemente ha transmitido nerviosismo a las Bolsas en la última semana de agosto, provocando en las últimas sesiones caídas de cierta consideración que han provocado que muchas Bolsas europeas que hasta hace una semana acumulaban subidas en el mes hayan cerrado finalmente agosto con recortes.

Nuestra idea de una semana final de agosto tranquila para terminar un mes tranquilo se ha visto por tanto alterada, con caídas fuertes en las Bolsas de la eurozona (Ibex -4,5% en la semana, Mib italiano -3.8%, Eurostoxx y Dax -3,7%, Cac -3,3%) y caídas algo menos intensas en las plazas americanas (S&P y Nasdaq -1,8%, Dow -1,3%). El Nikkei ha caído un 2% en la semana pese a que otras Bolsas asiáticas como las de India, Indonesia y Malasia rebotaron ligeramente tras las fuertes caídas previas, y pese a que el Kospi coreano subió un 3% en la semana y el Shanghai Composite un 2%.

Como decíamos, las caídas de la última semana son responsables de que varias Bolsas europeas, entre ellas la española, que iban más o menos bien hasta hace una semana, cierren el mes de agosto con pérdidas. El Ibex, el Dax y el Eurostoxx han caído más de un 3% en agosto, por el efecto de la última semana, pero pese a ello el mes ha sido mejor para las Bolsas europeas que para las demás. En particular el Dow se ha dejado un 5,4% en agosto, el S&P un 4,4%, el Nikkei un 7,4%, y en emergentes Indonesia ha caído casi un 10%, Turquía más de un 10%, Tailandia un 9% y Méjico un 6%.

Esto ha roto la calma bursátil de agosto, y aunque Siria haya sido la causa próxima de esa ruptura, parece obvio que hay otros temas que inquietan, temas que normalmente, como decíamos la semana pasada, deberían haber esperado a septiembre para salir a escena, pero que se han adelantado y han hecho acto de presencia en la ultima semana de agosto.

Vamos a revisar algunos de esos temas. En EEUU está por un lado la posibilidad de que la FED empiece a retirar liquidez (tapering) y por otro el debate sobre el techo de deuda, que va a tener mucho protagonismo las próximas semanas, y que ha empezado ya a generar un debate público sobre el impacto de un menor gasto público en el crecimiento de la principal economía del mundo. Un crecimiento que ha sido finalmente bueno, del 2,5% en la cifra definitiva del segundo trimestre, pero que todavía no acaba de despegar con fuerza, pese a los beneficios del "fracking" que va a hacer a EEUU autosuficiente desde el punto de vista energético.

En la zona euro, el problema griego se ha colado en la campaña electoral alemana y de paso se ha abierto el melón, que Merkel pretendía tener bien cerrado hasta el 22 de septiembre, de si Alemania tendrá o no que seguir poniendo dinero para sostener la unidad monetaria. De momento, la propia Merkel ha tenido que reconocer que admitir a Grecia en la moneda única fue un error, un reconocimiento muy inquietante para otras economías periféricas. La posibilidad de una reestructuración de la deuda a gran escala en las economías más endeudadas de la zona euro no es ya un escenario "imposible" sino una hipótesis de trabajo.

En Japón, aunque la inflación sigue repuntando, lo hace sobre todo por la subida del petróleo, a la vez amplificada por al bajada del yen, y las dudas sobre la llamada "tercera flecha" de Abe aumentan a medida que pasan los días y no se ve decisión de verdad de hacer reformas estructurales. Ni el yen acaba de bajar ni el Nikkei acaba de subir, con lo que se desinfla en gran medida la "bomba monetaria" que lanzó Kuroda el pasado 4 de abril.

Las economías emergentes tras haber sufrido entradas de dinero caliente en parte proveniente de las inyecciones de la FED, que han inflado el precio de sus activos, ven ahora como la posible retirada o reducción de esas inyecciones puede provocar desórdenes de otro tipo.

Todos estos factores hicieron ya su primera aparición en junio, de forma ruidosa, y han vuelto a asomar en agosto, sobre todo en la última semana de agosto, aunque solo se haya hablado de Siria.

Si miramos agosto en su conjunto, no podemos dejar de conectarlo con lo que pasó en junio. Nuestra opinión es que en junio vimos un aviso muy claro de que los problemas siguen ahí y de que las valoraciones de determinados activos derivan mas del exceso de liquidez inyectada que de una base fundamental. Los Bancos Centrales y unos buenos resultados empresariales consiguieron devolver la calma en julio y luego, en agosto, se ha querido dictar una calma forzosa, pero por debajo han asomado los problemas.

Nos quedamos con tres datos de agosto. El primero el repunte de tipos de interés en los bonos largos de calidad, como el americano o el alemán, que indica que si la economía despega los tipos subirán. El segundo es el ya mencionado problema de algunas economías emergentes, que tuvo su preludio en Brasil y que ha estallado con fuerza en agosto en India, Indonesia, Filipinas o Méjico. El tercero es que el índice líder de las Bolsas mundiales, el S&P, no ha podido con el nivel de los 1.700 puntos.

Esos tres datos conectan con la pregunta de si en un mundo de crecimiento débil, y todavía muy lleno de deuda, son posibles valoraciones de activos en máximos históricos de todos los tiempos, incluso por encima de los máximos de las dos grandes burbujas de los últimos quince años. Si la respuesta es que no, en algún momento deberá haber una corrección para adecuar los precios de los activos a la nueva normalidad de una economía sin burbuja, aunque sea una economía asistida y con muletas.

En septiembre tenemos grandes temas, como la reunión de la FED, a mediados de mes, o las elecciones alemanas el 22, pero de forma más inmediata, esta semana, conoceremos varios PMI. El de manufacturas de agosto de China se ha publicado el domingo y ha sido mejor de lo esperado. Los ISM de manufacturas y de servicios americanos se publican el martes y el jueves y, junto con el informe de empleo americano de agosto que se publica el viernes, serán los datos que de verdad, con el permiso de Siria, moverán a las Bolsas, aunque también hay datos en la eurozona.

Tras los fuertes recortes de la semana pasada esperaríamos una cierta reacción de calma de las Bolsas, ayudadas por los datos y por un mejor tono en las economías emergentes. Pero pensamos que a lo largo de septiembre continuará el proceso de ajuste de valoraciones que irrumpió de forma violenta en junio y que ha tenido su segunda etapa en agosto.


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