Dentro de la esperable calma propia de una semana semifestiva, es lógico que un trimestre dominado por los Bancos Centrales haya terminado también con cierto protagonismo de los mismos. Tal vez por ello, lo más interesante de esta última semana han sido las declaraciones de varios miembros de la Fed (entre ellos el presidente de la Fed de San Luis, James Bullard) insinuando una posible subida de tipos en abril, así como las palabras del Gobernador del Banco Central de China (PBoC) Zhou Xiaochuan, quien alertaba el pasado lunes en unas jornadas celebradas en Pekín del elevado peso de la deuda china en relación con el PIB. El martes próximo la conferencia de Janet Yellen en el Economic Club de Nueva York también atraerá, sin duda, la atención de unos inversores muy temerosos de los efectos de una subida de los tipos de interés en EE.UU.
Ese protagonismo de los banqueros centrales ha tenido un impacto claro en las divisas, y, aunque menos claro, también en las Bolsas. El dólar ha remontado casi todas las posiciones que perdió tras la reunión de la Fed del pasado 16 de marzo, lo que ha repercutido sobre el petróleo (los futuros del crudo ligero WTI han perdido de nuevo los 40 dólares barril) y sobre otras materias primas, como el oro, que ha caído un 3% en la semana. En las Bolsas, con un volumen bajo propio de la época vacacional, las caídas también han dominado, siendo mayores en las plazas europeas (el Ibex casi un 3%, el Dax tan solo el 1%) que en los índices americanos, donde el S&P sigue cómodamente instalado por encima de los dos mil puntos, aunque con su ligera caída de la última semana haya roto la racha de cuatro semanas consecutivas al alza.
Es difícil interpretar bajo un solo criterio los movimientos que hemos visto esta semana, y posiblemente no debamos extraer muchas conclusiones, dada la ausencia de numerosos operadores por vacaciones. Pero sí es verdad que los viejos demonios de los mercados siguen ahí, y que el impulso dado por el BCE y por la Fed en sus reuniones de marzo parece que ya está agotado.
En esencia, el primer trimestre ha estado dominado por las dudas sobre el futuro de la economía, que han sacudido a los mercados en enero y febrero, y por los esfuerzos de los banqueros centrales para calmar esas dudas y restaurar la confianza. Esfuerzos que han dado sus frutos en marzo permitiendo un cierre de trimestre más o menos digno. Todo apunta a que esa tensión entre unos inversores que dudan y unos Bancos Centrales que quieren, a toda costa, mantener el estado de ánimo positivo va a mantenerse en el segundo trimestre e incluso va a intensificarse.
Las divisas, como reflejo de todo ello, están de nuevo en el centro del escenario y son un indicador claro a seguir. El pasado enero las Bolsas se derrumbaron tras una depreciación del yuan de algo más del 1% y ahora, si vuelven los temores de subidas de tipos por la Fed y el dólar sube, podríamos ver de nuevo la impotencia del People's Bank of China para sujetar al yuan. La apuestas bajistas sobre el yuan de operadores como George Soros o Kyle Bass cobrarían así todo su sentido, con un más que probable impacto sobre las Bolsas.
En ese contexto hay que interpretar el ya mencionado discurso del Gobernador del Banco Central chino, alertando sobre la deuda y alertando, en particular, sobre la deuda contraída en divisas extranjeras. Tal vez la preocupación del Gobernador es que si el yuan sigue deslizándose muchas de esas deudas van a ser, sencillamente, impagables.
Otros responsables de Bancos Centrales, como Janet Yellen o Mario Draghi, han hecho también discursos similares criticando el crecimiento de la deuda, en diversos momentos y con diversas variantes, pero hay una clara contradicción entre esos discursos y las políticas practicadas por los Bancos Centrales. Si se crea dinero sin cesar y se bajan los tipos de interés hasta ponerlos en negativo, el incentivo a tomar deuda es muy obvio y quejarse luego de que hay deuda excesiva no deja de ser una pequeña o, más bien, una gran ironía. El problema de fondo es que el dinero que están fabricando los Bancos Centrales también es deuda (deuda para el emisor y crédito para el tenedor) y, por tanto, la gigantesca creación de dinero practicada en los últimos años equivale a una inmensa generación de deuda, bien es verdad que bastante disfrazada, pero no por ello menos real.
Es momento de cuestionar seriamente estas políticas, que en 2008 fueron necesarias y positivas pero que a partir de 2012 se han sobredimensionado y han llegado a extremos muy inquietantes, como la aberración de los tipos de interés nominales negativos en la zona euro y en Japón.
Por eso es importante seguir la actuación de la Fed y escuchar atentamente lo que diga Janet Yellen en su discurso del próximo martes en Nueva York. La Fed, como Banco Central líder, es quien goza de mayor legitimidad para pronunciarse sobre un tema que empieza a generar más inquietud más que confianza.
Las Bolsas han salvado el primer trimestre de forma más o menos digna, gracias a la remontada de marzo, y las americanas en particular siguen en niveles muy altos, relativamente cerca de los máximos históricos de todos los tiempos. En el segundo trimestre seguirá vivo el debate sobre si las políticas monetarias no convencionales van o no a funcionar y los índices americanos, con el S&P a la cabeza, nos van a dar pistas para responder a esa pregunta.
Por ello, con las Bolsas europeas otra vez rezagadas en lo que va de año en relación con las americanas, vamos a poner el foco en el S&P para comprobar si su aparente fortaleza es real, en una semana en la que, además del ya comentado discurso de Yellen y con carácter previo al inicio de la publicación de los resultados empresariales del primer trimestre, tenemos varios datos económicos relevantes en EE.UU., como el ISM de manufacturas o el informe de empleo de marzo, que siempre es muy seguido por la Fed.
Como decíamos al finalizar nuestro anterior comentario, el horizonte no está despejado, hay algunas nubes que han empezado a asomar esta Semana Santa. Las declaraciones del Gobernador del Banco de China y las declaraciones de varios miembros de la Fed los pasados días conectan con esas nubes. A la vuelta de vacaciones y a lo largo del segundo trimestre iremos comprobando su verdadera dimensión.
D.Juan Carlos Ureta Domingo
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