La tercera semana de octubre, que finalmente se ha cerrado con recortes moderados en la mayor parte de las Bolsas globales, no ha aportado mucha luz a las dudas que expresábamos en nuestro anterior comentario sobre la dirección que van a tomar las Bolsas en esta recta final del año.
Los índices americanos han roto la racha de tres semanas consecutivas al alza y, como decíamos, han tenido ligeras caídas semanales, del 1% para el Nasdaq y el Dow Jones y del 0,5% para el S&P. Curiosamente el Russell 2000 de compañías medianas y pequeñas ha subido un 0,4% en la semana. En Europa, el Eurostoxx ha bajado el 1,4% y el Dax un 2% mientras que nuestro Ibex ha subido un 0,6%. El Nikkei japonés ha subido un 0,45% y el MSCI de Bolsas emergentes en dólares también ha subido el 1,1%, sin embargo, el Shanghai Composite ha caído el 1,75% en la semana.
Las señales, por tanto, han sido mixtas y nos impiden sacar conclusiones claras. Por un lado, las tecnológicas, cuya aportación es indispensable para que de verdad haya un fin de año alcista, parecen haber entrado en una cierta digestión larga de las fuertes subidas de agosto, cortando aparentemente la remontada que habían iniciado en octubre. Los resultados de Netflix fueron recibidos el pasado martes con gran frialdad, pese a haber subido casi un 20% los beneficios, porque los nuevos suscriptores se quedaron por debajo de lo esperado, en 2,2 millones, frente a los 3,2 millones del trimestre anterior. Netflix revisó además a la baja la estimación de nuevos suscriptores para el cuarto trimestre. Tampoco se recibieron con entusiasmo los resultados de Tesla el miércoles, pese a haber anunciado su quinto trimestre consecutivo de beneficios, ni los de Intel el viernes. Igualmente, la cotización de algunas grandes tecnológicas, como Apple, Amazon o Microsoft, muestra cierta pesadez, como si tuviesen mal de altura.
Los valores más tradicionales también están encontrando dificultades para continuar la escalada. Los industriales no acaban de despegar, y el Dax alemán, que recoge muchos de estos valores, lleva desde el mes de julio moviéndose en la banda entre 12.500 y 13.000 puntos, sin que el despegue de agosto tuviera la fuerza necesaria para romper los 13.000. Los sectores vinculados a la reapertura de la actividad económica (viajes, hoteles...) y la banca europea esta semana se han comportado muy bien, con el sectorial de banca del Eurostoxx como mejor índice sectorial de la semana, y parece que están formando un suelo, pero no se ven de momento catalizadores importantes para impulsar un nuevo tramo al alza consistente.
Sin embargo, aunque al final la balanza semanal se haya orientado ligeramente hacia el lado negativo, la verdad es que no se ha tocado a la baja ningún nivel técnico relevante, y por tanto todas las posibilidades siguen abiertas de cara a lo que queda de año. Concluir que los dos motores principales de la subida bursátil, las tecnológicas y China, van a fallar, sería a nuestro juicio precipitado. Es verdad que el crecimiento de la economía china ha quedado por debajo de las expectativas en el tercer trimestre (+4,9% frente al 5,2% esperado) pero todo indica que Asia, con China a la cabeza, saldrá ya con fuerza de la crisis en el 2021.
En cuanto a las tecnológicas, sorpresas positivas como las de Snap la semana pasada, con una subida semanal de más del 50% al haber subido mucho los ingresos en el tercer trimestre y al haber presentado una nueva y prometedora gama de servicios y productos, muestran que la innovación y la creación de valor siguen vibrantes en el sector y que aún queda mucho recorrido. La fortaleza que han mostrado la semana pasada Alphabet y Facebook, pese a haber anunciado el Departamento de Justicia americano una investigación a Google por prácticas monopolísticas y pese a rumorearse que Facebook será la siguiente, es otro motivo para no dar prematuramente por terminado el movimiento alcista en las tecnológicas.
Entonces ¿cómo leer lo que está pasando en las Bolsas?
A nuestro juicio, tras unas subidas realmente extraordinarias entre abril y agosto, las Bolsas han entrado a partir de septiembre, tal y como decíamos la semana pasada, en una fase más reflexiva, en la que están tratando de poner números a una economía de bajo crecimiento prolongado y con "respiración asistida" continua y permanente. Lo que en nuestra opinión están haciendo las Bolsas es tratar de averiguar cuáles son las empresas y sectores ganadores en el mundo post Covid, y a continuación tratar de poner números realistas a esos negocios.
En esa tarea, el cambio fundamental de agosto a hoy es que se ha pasado de una visión ingenuamente complaciente y optimista a una visión más realista. De una expectativa de recuperación económica rápida, acompañada del triunfo absoluto de las tecnológicas (Tesla como monopolista de todo el mercado del automóvil o Netflix de todo el audiovisual) a una visión mucho más aterrizada de cómo será el mundo post Covid. No estamos ya ni en el catastrofismo de marzo ni en la utopía de agosto.
Por poner algún número, podríamos decir que el S&P ha entrado en una franja cuyo límite por arriba lo marcarían los 3.550 puntos, un nivel que se ha demostrado infranqueable en dos ocasiones desde principios de septiembre, y cuyo suelo por debajo estaría en los 3.125 puntos en los que esta la media móvil de las doscientas últimas sesiones. Esa banda 3.150/3.550 puede ser la banda en la que se mueva en las próximas semanas.
A corto plazo, las elecciones americanas, con la campaña en pleno fragor, se cruzan en esa reflexión, y lo normal es que generen volatilidad en las próximas semanas, aunque al final, gane quien gane, el modelo básico, es decir, la fórmula mágica de "mucha inyección de dinero, mucha deuda barata y mucho gasto fiscal" no va a cambiar porque ambos candidatos y sus respectivos partidos han llegado a la conclusión de que no hay fórmula alternativa en la sociedad del siglo XXI. El problema de fondo es que esa fórmula puede llevar a una economía con mucha intervención pública, pero carente de dinamismo y vitalidad.
Los riesgos son mayores en Europa, donde ya esta misma semana la presidenta del BCE Christine Lagarde y el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, han discrepado públicamente sobre el programa Next Generation. Christine Lagarde parece querer transformarlo en una herramienta fiscal permanente, que se mantenga después de la pandemia, mientras Jens Weidmann lo ve más como un "one off". Weidmann en un discurso "on line" en la Universidad de Harvard esta semana ha mostrado su preocupación por el "endeudamiento a gran escala" de la Unión y ha defendido que el endeudamiento mutualizado y permanente no se ajusta al marco institucional de la Unión Europea. A pesar de que el jefe del departamento europeo del FMI, Alfred Kammer, ha urgido a Europa a seguir gastando, porque, según dice, "no se puede permitir dejar de hacerlo", no va a ser fácil que algunos países puedan seguir ese consejo sin disponer de un apoyo conjunto vía mutualización de la deuda
También crearán volatilidad los importantes resultados empresariales que se van a conocer la próxima semana. Las cinco grandes tecnológicas ("big five") reportan sus números del tercer trimestre la próxima semana, Microsoft el martes, y Apple, Amazon, Facebook y Alphabet el jueves. Esas cinco empresas representan casi una cuarta parte de la capitalización del S&P y han sido claves en el rally alcista de las Bolsas americanas entre abril y agosto, por tanto, lo que publiquen y los mensajes que den tendrán impacto en las Bolsas.
Junto a estas importantes tecnológicas presentan también resultados un tercio de las compañías del S&P incluyendo Boeing, MasterCard, Colgate, General Electric y en Europa Santander, HSBC, SAP, Total y Anheuser-Busch, entre otras muchas. Y además hay noticias económicas como la encuesta IFO alemana, la confianza del consumidor americana de la Conference Board, los pedidos de bienes duraderos en EE.UU. o la primera lectura del PIB americano del tercer trimestre, que se conocerá el jueves.
Los resultados que se presenten ayudarán a las Bolsas a ir ajustándose a la nueva situación post Covid, una situación dominada en este momento por la segunda ola de cierres parciales, confinamientos selectivos y toques de queda que sufre la economía global, con especial incidencia en Europa. Todo eso pasará, como pasó la primera ola, pero dejando impactos estructurales en la economía que las Bolsas deberán ir absorbiendo y poniendo en valor.
Juan Carlos Ureta Domingo
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