La primera semana del año ha puesto fin, al menos de momento, a la euforia bursátil con la que acabó 2023, tras un largo rally de nueve semanas en las Bolsas globales (diez semanas en el caso del Dow Jones y del Nasdaq). Un rally que empezó a fin de octubre con ciertas dudas y desconfianza, y que fue tomando fuerza a medida que los datos de inflación mejoraban y que la Fed dejaba claro de forma muy expresa en su reunión del 13 de diciembre que en 2024 habrá bajadas de tipos. Primera semana del año en rojo, por lo tanto, y también primera semana en rojo desde octubre.
En realidad, tras la situación de clara sobrecompra a la que había llevado una subida tan vertical y sostenida, era bastante previsible que llegase una corrección, y por ello las caídas de esta primera semana del año (Eurostoxx -1,3% S&P -1,5% Nasdaq -3,25% Dow Jones -0,6% MSCI Emerging Markets -2,1% Nikkei -0,26%) no deberían interpretarse, en principio, más que como una mera toma de beneficios tras subidas tan espectaculares como las vistas en noviembre y diciembre. Prueba de ello es que las correcciones se han producido en los valores o mercados que más habían subido a fin de 2023 y, por ejemplo, nuestro Ibex se ha librado esta primera semana de las caídas y ha subido un 0,6%, pero es que en diciembre subió sólo un 0,44% mientras que el Eurostoxx subió un 3,2%. Y los valores del Ibex que más han subido esta semana son precisamente los más castigados en diciembre, como los Bancos o Telefónica.
Sin embargo, más allá de esa sencilla lectura, esta primera semana del año nos deja algunos ángulos y elementos de reflexión interesantes que conviene analizar.
El primero es el giro dado por las tecnológicas y por las compañías de menor capitalización (small caps). Los dos índices que más han caído han sido el Nasdaq (-3,25% en la semana) y el Russell 2000 (-3,75% en la semana). Esas caídas podrían movernos a pensar que, por un lado, la tecnología pierde liderazgo y, por otro lado, la extensión del rally a las pequeñas compañías ha terminado. Ambas conclusiones serían inquietantes, en nuestra opinión, porque en una economía de innovación como la actual no puede haber subidas sostenibles de las Bolsas sin el liderazgo de la tecnología, y porque es también difícil pensar en un ciclo bursátil alcista que deje a un lado a las pequeñas compañías, que son las que mayor dinamismo y mayor capacidad de crecimiento tienen. En lo que a las tecnológicas se refiere, es particularmente inquietante que Apple, la compañía que se disputa con Microsoft el trono de la capitalización bursátil global, haya caído esta semana un 5,9% tras sufrir dos bajadas de calificación por parte de sendas casas de análisis.
La inquietud se disipa parcialmente cuando vemos las grandes subidas del Nasdaq y del Russell 2000 en noviembre y diciembre. Como antes decíamos, la corrección de inicio de este año ha afectado más a los valores que subieron mucho a fin del año pasado. El Nasdaq subió un 10,7% en noviembre y un 5,5% en diciembre, y el Russell 2000 subió un 8,8% en noviembre y un 12,05% en diciembre, en ambos casos bastante por encima de las subidas del S&P y del Dow Jones. Es lógico, por tanto, que ahora corrijan más. Lo mismo pasa con Apple, que en el 2023 subió cerca de un 50%, lo cual justifica en cierto modo las caídas de esta semana. Pero ahí queja el dato de la debilidad de las tecnológicas y de la debilidad de los pequeños valores como dato cualitativo a tener en cuenta.
El segundo elemento a analizar son los datos económicos que se han publicado estos días. La inflación de la zona euro ha subido en diciembre al 2,9% desde el 2,4% de noviembre, poniendo fin a siete meses seguidos de descensos. Todo un aviso para quienes consideraban definitivamente ganada la guerra contra la inflación. El PMI compuesto de la zona euro en diciembre tampoco ha dado buenas noticias, al situarse en 47,6 puntos, el mismo nivel que en noviembre, continuando por debajo de los 50 puntos que marcan la frontera entre contracción y expansión, con lo que lleva ya siete meses seguidos, desde junio, en zona de contracción. Malas noticias por tanto para la zona euro al iniciarse 2024.
En Estados Unidos las noticias no han sido tan malas, pero tampoco han sido del todo buenas. El informe de empleo de diciembre, que se publicó el viernes, arrojó una creación de puestos de trabajo superior a la prevista, con 216 mil nuevos empleos frente a los 170 mil estimados, lo que deja la tasa desempleo en el 3,7%, si bien hay que tener en cuenta que se han revisado a la baja las cifras de creación de empleo de octubre y noviembre. El ISM de servicios, que también se publicó el viernes, bajó al 50,6% desde el 52,7% de noviembre, quedando muy por debajo del consenso del 52,5%. Además, algunos de los datos que ofrece el desglose del ISM permiten pensar que el mercado de trabajo en Estados Unidos, que tiene en el sector servicios su base fundamental, se está debilitando, a pesar de la ya mencionada cifra de creación de empleos en diciembre.
El tercer elemento de reflexión que nos deja la semana inicial del año son las actas de la Fed, que se publicaron el pasado miércoles. Las actas enfriaron los ánimos de los inversores y provocaron caídas en las Bolsas, al desprenderse de su lectura que la Fed piensa como mucho en tres bajadas de tipos de interés, mientras que la Bolsa está descontando seis bajadas de tipos. El hecho es que el tipo de interés del bono del Tesoro americano a diez años (T bond) ha vuelto a superar el 4%.
Hay algunos otros elementos de análisis en la semana, como la bancarrota del banco chino Zhongzhi, el desplome de JD Sports en Bolsa tras rebajar sus previsiones o la persistencia de un entorno geopolítico complicado, que conduce a pensar en una inflación estructuralmente más alta y en un crecimiento estructuralmente más bajo, estructuralmente, pero siempre dentro de un orden, porque la globalización no ha muerto, simplemente baja de escala y da paso a una desglobalización limitada.
Al final, en el 2024, igual que en el 2023, lo que hagan la Fed y el BCE va a ser determinante, y hay que pensar en una normalización monetaria también limitada, ya que posiblemente en algún momento la Fed y el BCE deban levantar el pie del acelerador en lo que a reducción de balance se refiere, suavizando la llamada QT, es decir la reducción de balance (quantitative tightening). Algunos piensan incluso en una nueva expansión de balance (quantitative easing QE) si realmente las cosas se ponen mal.
Muchos temas, por tanto, para empezar el año, y esta semana de momento tenemos el importante dato de inflación en EE. UU. que se publica el jueves, esperándose una ligera subida respecto a noviembre, y la publicación de los primeros resultados empresariales del cuarto trimestre, con JP Morgan, Citigroup, Wells Fargo, Bank of America, Bank of NY Mellon, United Health y BlackRock publicando sus cifras. En el plano geopolítico, el sábado hay elecciones en Taiwán, que es un claro foco de inestabilidad potencial.
Para la segunda semana del año, esperaríamos una cierta estabilización de los índices tras las pérdidas de la primera semana, sobre todo en el Nasdaq y en los valores de menor capitalización.
Juan Carlos Ureta Domingo
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