Aunque algunos comentaristas, acostumbrados a que las Bolsas suban todos los días, han calificado la caída de las Bolsas de la semana pasada como un "sell off", es decir, como una especie de liquidación de posiciones desordenada y a bajo precio, la realidad es que los descensos de las últimas sesiones no han pasado de ser una pequeña corrección, bastante limitada y además muy controlada, diríamos que casi "programada".
La caída en la semana del 1,9% en un S&P que después de ese recorte sigue acumulando una subida en el año del 11% o del 1% en un Eurostoxx que acumula un 15% de ganancia desde enero, son correcciones relativamente suaves, limitadas. La del Nasdaq ha sido aún más suave, del 0,3% en la semana, aunque es verdad que en el año sube menos, un 8,9%, y el Nikkei ha logrado terminar la semana con una ligera subida de una décima. Es verdad que las caídas semanales han sido mayores en otros índices, como el Dow Jones (-3,45%) pero en general podemos decir que la corrección, si se quedase aquí, ha sido bastante moderada.
Además, como antes decíamos, la corrección ha tenido un "timing" casi perfecto, extremadamente preciso, diríamos incluso que muy "conveniente". La caída fuerte se produjo el viernes, después del vencimiento trimestral de las opciones y futuros. Solo ahí se inició, realmente, una pequeña oleada de ventas. Sea o no sea así, parecería que ha habido un deseo de que las opciones y futuros trimestrales venciesen en ciertos niveles, unos niveles que, como decíamos la semana pasada, se sitúan en el caso del S&P alrededor de los 4.200 puntos.
Hay que recordar que el precio de cierre de los índices en el momento del vencimiento trimestral de opciones y futuros determina pérdidas o beneficios muy grandes en la liquidación trimestral para las carteras con posiciones fuertes en derivados. Eso podría explicar la tranquilidad que hubo hasta el viernes, en línea con nuestro pronóstico de la semana pasada. Una tranquilidad que no pudo romper ni siquiera la Fed cuando el miércoles adelantó la posible subida de tipos de interés a fines de año 2023, dando a entender que los tipos cero no son para siempre. Tras el comunicado hubo un amago de corrección que llevó brevemente al S&P por debajo de los 4.200 puntos, pero fue rápidamente reconducido, situando de nuevo al S&P por encima de ese nivel hasta el vencimiento de opciones del viernes.
En todo caso, más allá de cuestionarnos si ha habido o no cierto interés en "diferir" el efecto del anuncio de la Fed para controlar los niveles de cierre trimestral, la pregunta relevante es si estamos o no a las puertas de una corrección mayor. Es decir, si asistimos al inicio del pinchazo de la burbuja o estamos ante una nueva era. Esa pregunta nos la venimos haciendo en todos los recortes que ha habido en las Bolsas desde abril de 2020, y por el momento lo acertado ha sido pensar que estábamos ante un descanso temporal en las subidas y no ante una corrección profunda. Sin tener ni siquiera que pensar en burbujas o en un cambio en la tendencia alcista, apostar por una corrección del 10% o superior ha sido, hasta el momento, un tremendo error, porque las Bolsas han rebotado con fuerza tras cada pequeño recorte, apoyándose en una casi perfecta rotación de sectores.
Inevitablemente la pregunta vuelve a estar ahí, porque el S&P ha sido incapaz, por cuarta o quinta vez, de romper al alza los 4.250 puntos, tras casi dos meses de moverse en una franja lateral entre los 4.100 y los 4.250 puntos, solo rota brevemente en algunas sesiones de mayo. Al final si no hay fuerza para romper al alza vendrá una corrección de cierta envergadura y tal vez el nuevo discurso de la Fed podría ser el detonante de esa corrección.
En esas vidas paralelas del mundo "cripto" y las Bolsas a las que aludíamos en nuestro comentario del pasado 24 de mayo, lo que estamos viendo es que el bitcoin, tras haber recortado bruscamente en abril desde niveles de 65.000 dólares hasta niveles de 30.000 dólares, ha sido incapaz la semana pasada de mantenerse de forma estable por encima de los 40.000 dólares. Recuperó ese nivel a principios de semana, pero luego ha sido incapaz de mantenerlo y de hecho el fin de semana se ha movido por debajo de los 35.000 dólares. Ha pasado lo mismo con el S&P y el Nasdaq Composite. El pasado lunes ambos índices marcaban máximos históricos de todos los tiempos, en 4.255 y 14.174 puntos, respectivamente, pero luego a lo largo de la semana se han ido desinflando hasta terminar en la corrección del viernes tras el vencimiento trimestral de opciones.
Esto podría estar señalizando una mayor aversión al riesgo, probablemente motivada por el temor a un giro en la Fed. Podría también reflejar el temor a que la inflación no sea transitoria, como dice la Fed, sino más duradera, sobre todo si hay efectos de segunda ronda y la inflación se traslada a los salarios. Recordemos que, aunque algunas materias primas han moderado su subida (el cobre ha bajado la semana pasada un 8,4%), el petróleo está por encima de 70 dólares barril, tanto el Brent como el crudo ligero americano (WTI). El bono del Tesoro a diez años (T bond) no refleja de momento inquietud, ya que su tipo de interés se mantiene por debajo del 1,5% pero a plazo más corto el tipo de interés del bono americano a dos años se ha movido la semana pasada desde 0,15% hasta 0,25%, una subida notable.
Otra posibilidad es que, aunque todos hablan ahora de inflación, empiece a preocupar el crecimiento. Es decir, que los inversores empiecen a descontar que, tras una fuerte recuperación de la economía en la fase de reapertura, luego venga una etapa de bajo crecimiento, una vez alcanzados los niveles pre Covid del PIB. Algunos indicadores tales como las ventas minoristas o la producción industrial en China para el mes de mayo y para EE.UU. han quedado por debajo de las expectativas. En Japón, los pedidos de maquinaria no han sido buenos y en Alemania el Instituto IFO ha moderado algo el optimismo. Los recortes que hemos visto la pasada semana en el sector industrial, bancario y automovilístico europeos podrían estar reflejando esos temores de menor crecimiento a medio plazo, más allá de la fuerte reactivación en el corto plazo.
De momento esta semana se publica el indicador de inflación preferido de la Fed, el índice de precios PCE, que abarca una gama algo más amplía que el IPC, y además, se empiezan a publicar datos preliminares de los PMIs de manufacturas y servicios.
Con el fin de mes y de semestre a la vista, y con unas Bolsas muy controladas, pero también algo cansadas, no vemos grandes caídas mientras la Fed siga comprando bonos por ciento veinte mil millones de dólares al mes. Pensaríamos en todo caso en una continuación de la suave corrección que hemos visto el pasado viernes.
Juan Carlos Ureta Domingo
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