Catorce meses después, y tras varios intentos infructuosos, el S&P ha vuelto a batir su récord histórico de todos los tiempos, y lo ha hecho nada más y nada menos que con cuatro máximos consecutivos seguidos. A ello han contribuido los buenos datos económicos y los buenos resultados empresariales, pero también la constatación, una vez más, de que el dinero de los Bancos Centrales y el apoyo público siempre estarán ahí para arreglar los problemas.
Este último elemento es, a nuestro juicio, el decisivo, el que transforma miedos ante el Brexit en "rallys" de alivio, y el que convierte las dificultades de algunos Bancos italianos en oportunidades de compra. Al final esta segunda semana de julio hemos visto una vez más como las acciones han alcanzado máximos (S&P +1,5% en la semana, Eurostoxx +4,2% Nikkei +9,2%) mientras los tipos de interés de los bonos marcaban mínimos y si quisiéramos resumir en una sola idea lo que ha pasado estos días esa idea es que la palanca monetaria ha vuelto a funcionar una vez más.
Pero vayamos por partes.
Empezando por los datos económicos, el jueves supimos que China ha crecido el 6,7% en el segundo trimestre, lo mismo que en el primero, y por encima de las estimaciones. El viernes la eurozona publicó el IPC de junio, el primero positivo en los últimos cinco meses, lo que supone alejar un poco el fantasma de la deflación que pesa sobre la vieja Europa. En EEUU los datos de ventas minoristas de junio (+2,7%) y de empleo semanal han sido también positivos. Noticias buenas, por tanto, en las tres grandes economías.
Los resultados empresariales también han ayudado. Alcoa inició la temporada con buenas cifras y dos grandes pesos pesados de la banca global, JP Morgan y Citigroup, han publicado números del segundo trimestre sorprendentemente buenos y por encima de las expectativas de los analistas.
A estos datos de fondo, se ha añadido, una vez más, como decíamos, la constatación de que los Bancos Centrales siguen ahí, dispuestos a actuar tan pronto como haga falta (whatever it takes). Ese apoyo ha conducido a nuevos mínimos en los tipos de interés de los bonos y ha hecho desaparecer lo que hace unos días parecían dos gravísimos problemas, el Brexit y la banca italiana. Parece ya claro que no habrá crisis bancaria, aunque sea al precio de incumplir nuevamente las normas, y parece claro que el dinero seguirá fluyendo, incluso más que antes. Dicho de otra forma, el "whatever it takes" ha calado hondo en los ciudadanos y en los "policy makers" y nadie lo va a quitar hasta que realmente sea imposible mantenerlo, algo que tarde o temprano llegará.
Con las Bolsas instaladas de nuevo, como decíamos en nuestro anterior comentario, en la "goldilocks economy", hay pocas cosas que pueden ensombrecer esa idílica situación. Una de esas pocas cosas sería que los Bancos Centrales cambien su actuación. Y esa es la duda que ha dejado la reunión de esta última semana del Banco de Inglaterra en la que no bajó, como se esperaba, los tipos de interés.
La pregunta que el Banco de Inglaterra nos deja es ¿hace falta estimular? Con los buenos datos económicos recientes, con un Brexit ya totalmente superado, con unos resultados empresariales mejores de lo esperado, con un S&P batiendo máximos día tras día ¿qué necesidad hay de profundizar en unos tipos negativos que están hundiendo a la banca y al sector asegurador? ¿por qué comprar más bonos inflando más la burbuja de la deuda?
Los Bancos Centrales tendrán oportunidad de responder a estas preguntas y eventualmente revisar su modelo en breve, ya que va a haber reuniones casi seguidas de los cuatro grandes. El próximo jueves 21 se reúne el BCE, luego el 27 la FED, el 29 el Banco de Japón, y de nuevo el Banco de Inglaterra el 4 de agosto. Las probabilidades de que los Bancos Centrales giren hacia un tono más restrictivo, y por tanto las posibilidades de que estropeen el buen ambiente inversor actual, son muy escasas.
Más bien lo contrario. Del BCE se espera que anuncie alguna medida, por ejemplo sustituir el criterio de compra proporcional a las cuotas en su capital, que le permita comprar menos bonos alemanes y más bonos franceses, italianos y españoles. De la FED se espera que siga dando largas a las subidas de tipos, unas subidas que el mercado no espera ya hasta bien entrado el 2017. Del Banco de Japón se espera que adelante alguna fórmula de "helicóptero monetario" posiblemente en unión al programa de inversión pública anunciado por Shinzo Abe el pasado lunes, tras su rotundo triunfo en las elecciones para la Cámara Alta, plan que ha hecho subir un 9,2% al Nikkei la pasada semana. Finalmente del Banco de Inglaterra se espera que, en línea con las declaraciones de su economista jefe Andy Haldane el pasado viernes, rebaje los tipos e incluso vuelva a comprar bonos.
Esto es lo que se espera y seguramente esto es lo que pasará.
Pero no hay que excluir que la Fed decida endurecer algo, aunque sea un poquito, su discurso (Patrick Harker, de la Fed de Filadelfia ha hablado hace unos días de dos subidas de tipos más en 2016) y cada vez que lo ha hecho ha habido grandes problemas. Basta recordar agosto de 2015 o enero de 2016. Es verdad que es un riesgo poco probable ya que la inflación americana de junio que hemos conocido el pasado viernes ha vuelto a ser moderada, pero el movimiento al alza de los tipos del bund y del T Bond el pasado viernes puede estar anticipando que la Fed no va a ser tan "dovish" como los inversores creen. Él bund cerró el viernes en tipo positivo, tras varias sesiones en tipo negativo, y el T Bond cerró en el 1,55% tras haberse acercado al 1,3% después del Brexit.
Hay otras posibles nubes en el horizonte. El lunes por la noche empieza la Convención republicana en Cleveland y Trump, cuyo triunfo desataría un nuevo "momento Brexit" en las Bolsas, sigue recortando distancia con Hillary Clinton. Aunque todavía queda lejos el 8 de noviembre, podemos empezar a ver volatilidad.
Otra nube podría ser que los resultados empresariales a publicar no sean tan buenos como los hasta ahora publicados. Esta semana tenemos muchas compañías reportando, entre otras grandes tecnológicas como Qualcomm, Intel, Microsoft o IBM, y también Goldman Sachs, Morgan Stanley, American Express, o General Electric.
De momento, dada la probada eficacia de Mario Draghi para transmitir sus mensajes a los mercados, e incluso ir más allá de lo que esperan los inversores, nuestra apuesta para esta semana es que seguirá el ambiente de "goldilocks economy", y que los movimientos serán suaves, en unas Bolsas ansiosas de volver al mundo feliz previo a agosto del pasado año.
Salvo sorpresas en los resultados empresariales, esperamos una tercera semana de julio tranquila, en línea con la época estival.
D.Juan Carlos Ureta Domingo
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