La consolidación de niveles por la que apostábamos al final de nuestro anterior comentario se ha producido, efectivamente, en la segunda semana de junio, y lo ha hecho, como cabía esperar, sin grandes oscilaciones, con movimientos suaves acordes con esa especie de "calma perfecta" que predomina en los mercados financieros desde hace ya varios meses. Una calma que responde al objetivo de los Bancos Centrales de insuflar estabilidad y confianza en los mercados financieros como herramienta para reactivar la economía, y que, por tanto, desde esa óptica, debe ser cuidadosamente protegida de cualquier peligro.
Las Bolsas o bien han recortado muy ligeramente desde los máximos de la semana anterior, recortes provocados por las medidas de estímulo anunciadas el 5 de junio por el BCE, o bien han subido también de forma suave. Solo el FTSE inglés cayó más de un uno por ciento, afectado por las manifestaciones del gobernador del Banco de Inglaterra que luego comentaremos, pero fue la excepción. El Eurostoxx cayó un 0,35% en la semana, el S&P y el Dax un 0,7%, el Cac un 0,8% y el Mib italiano un 0,6%. Y en el lado positivo, nuestro Ibex 35 subió un 0,45% en la semana, el Nikkei un 0,1% y el MSCI de emergentes subió un 0,4% en dólares.
Movimientos suaves y un comportamiento muy en línea, como decíamos, con la extremadamente baja volatilidad de las Bolsas y de los mercados financieros en los últimos meses, que a nuestro juicio deriva de forma muy directa de la fortísima intervención y el estricto control a los que los Bancos Centrales han sometido a los mercados, aunque curiosamente se empiecen a oír algunas voces dentro de los Bancos Centrales alertando de que esa bajísima volatilidad podría conducir a una falta de percepción de los riesgos que la experiencia dice ha sido siempre el prólogo de grandes errores en las inversiones y de los subsiguientes episodios de turbulencia y/o crashes financieros.
Sin embargo, la pasada semana también ha servido para poner algunas nubes en el horizonte de los mercados, es decir, para apuntar algunos riesgos potenciales que podrían perturbar esa paz actual, más allá de que sea buena o mala en sí misma.
El primer riesgo son las dudas sobre el crecimiento. Los datos no acaban de ser tan concluyentes como se desearía. Esta semana hemos visto buenos datos de producción industrial y de exportaciones en China, pero en Estados Unidos las ventas minoristas de mayo no fueron buenas, la confianza del consumidor de Michigan fue peor de la esperada y la inflación de mayo no indica fortaleza en la mayor economía del mundo. En la zona euro las cifras de producción industrial también han sido buenas pero los datos de inflación muestran un peligroso deslizamiento hacia la deflación, y los indicadores de sentimiento no son buenos tras las elecciones. Un panorama todavía con signos mixtos.
Un segundo riesgo para los mercados, que tendría lugar sobre todo si realmente el crecimiento va al alza, es el de cambio en la política de los Bancos Centrales y subida de los tipos de interés. El pasado jueves Mark Carney, Gobernador del Banco de Inglaterra, decía en una cena en Londres que los tipos de interés en Inglaterra podrían subir antes de lo que esperan los mercados, lanzando así un jarro de agua fría a los inversores, y poniendo el foco en la escalada de los precios de los inmuebles en Inglaterra, sobre todo en Londres, que muchos consideran excesiva y alimentada por el dinero de las sucesivas inyecciones del Banco de Inglaterra. Mark Carney se sumaba así a la advertencia que lanzó el FMI el miércoles sobre una posible nueva burbuja en los precios de las casas. Según el FMI el alza de la vivienda a escala global, especialmente en algunos países, constituye uno de los mayores riesgos a la estabilidad financiera. Pero seguramente el problema es más amplio y consiste en que los Bancos Centrales no saben cómo combatir los signos de incipientes burbujas sin dañar la no menos incipiente recuperación económica.
El tercer elemento de preocupación que nos ha traído la semana pasada, y que, como decíamos, viene a recordar que no todo es perfecto en ese escenario de calma total, son las tensiones geopolíticas. A la ahora ya casi olvidada inestabilidad en Ucrania se ha sumado la situación en Irak, que amenaza de nuevo con convertirse en escenario de un conflicto bélico y que ha hecho subir de forma súbita el precio del crudo.
El plato fuerte de la tercera semana de junio es la reunión de la Fed. Y la pregunta es si la Fed va a seguir la estela de Mark Carney, manejando un lenguaje más duro y señalizando poco a poco el final de la era "ultra acomodaticia" de la política monetaria, o bien si va a tener en cuenta la baja inflación y ralentizar la retirada de estímulos monetarios. Se da por descontado que habrá un nuevo recorte de diez mil millones de dólares en las compras mensuales de bonos, pero más allá de ese recorte lo que se analizará con detalle es el lenguaje de Janet Yellen, para ver si va en la dirección "dura" o en la moderada. Aparte de esta reunión se publican, como siempre, numerosos indicadores económicos, y también las actas de la última reunión del Banco de Inglaterra, que, tras las mencionadas palabras de Carney, se leerán con extrema atención.
Transcurrida ya una semana larga desde la decisión del BCE, parece claro que la euforia inicial que suscitó Draghi en los mercados se ha enfriado, y eso nos hace reiterarnos, como adelantábamos la semana pasada, en que el BCE se verá obligado en algún momento a ir más allá y a adoptar un verdadero programa de compra de activos con cargo a la expansión de su balance (QE). Pero sin duda, por el momento, las medidas del BCE del jueves 5 de mayo seguirán dando soporte a las Bolsas de la zona, muy ayudadas por los bajísimos tipos de interés de los bonos.
Pensamos que la Fed seguirá lanzando mensajes de apoyo a los inversores, entre otras cosas porque, aunque quisiese, que no parece, dar un giro a su política y pasarse al lado restrictivo, trataría de hacer el cambio de la forma más suave posible, evitando reacciones bruscas de los mercados.
Desde esta óptica, y salvo sorpresas (que consideramos improbables) en Irak o en la reunión de la Fed, apostaríamos para la tercera semana de junio, en la que además vencen los futuros y las opciones trimestrales, por una continuidad en los ligeros recortes de la semana pasada, dentro del ya conocido escenario de calma que han logrado implantar los Bancos Centrales, un escenario que se ve amenazado por algunos riesgos como los que hemos comentado y que, de prolongarse, probablemente encierre también en sí mismo algunos peligros no pequeños.