Las Bolsas han vivido en la segunda semana de julio una continuación de la tranquilidad y la calma preveraniega con la que se inició el segundo semestre del año. Solo el anuncio de Trump de imponer nuevos aranceles a China por doscientos mil millones de dólares consiguió, en la sesión del pasado miércoles, crear algo de inquietud entre los inversores, provocando caídas en casi todos los índices y además caídas generalizadas en las materias primas, con el petróleo a la cabeza.
Los futuros del petróleo se desplomaron en la sesión cayendo casi un 7%, lo que llevó al crudo ligero americano (WTI) a perder los 70 dólares por barril y al Brent a perder los 75 dólares. Aunque ambas cotas se han recuperado al final de la semana (el crudo ligero cerró a 70,5 dólares y el Brent a 75,3) lo cierto es que la sacudida del miércoles es una pequeña nube, o tal vez no tan pequeña, en ese horizonte limpio y despejado que domina el sentimiento inversor. Las restantes materias primas también cayeron, aunque no tanto, y el Bloomberg commodity index se dejó un 2,7% en la sesión.
Como viene siendo habitual, las Bolsas se han recuperado en las dos sesiones siguientes de la semana, y han logrado en general cierres positivos, mayores en las plazas americanas que en las europeas, como viene siendo habitual desde abril. El S&P ha subido el 1,5% en la semana, el Nasdaq el 1,8% y el Dow el 2,3%. En Europa las alzas han sido más moderadas con el Eurostoxx avanzando el 0,18% en la semana, el Dax el 0,36%, y el Cac el 0,99%. El Mib italiano ha sufrido ligeras pérdidas semanales del 0,15% pero, sin duda, el peor índice europeo ha sido nuestro Ibex, con un descenso semanal del 1,7% muy penalizado por los Bancos, Telefónica e Inditex. Por su lado en Asia el Nikkei ha subido el 3,7% en la semana y el Shanghai Composite el 3%.
La semana terminó con un broche de oro en las Bolsas americanas. El Dow recuperó, al cierre del viernes, los 25.000 puntos y el S&P cerró por encima de los 2.800 puntos por primera vez desde febrero. Pero las auténticas protagonistas fueron, de nuevo, las grandes tecnológicas, con Amazon marcando un nuevo máximo histórico de todos los tiempos y asimismo el Nasdaq marcando un nuevo récord.
Estos avances muestran, una vez más, que los inversores no están preocupados por la guerra comercial. Con cada nuevo anuncio se inquietan, como sucedió el miércoles con la caída fuerte de las materias primas, lógica por otro lado si se considera que los dos contendientes en la guerra comercial, China y Estados Unidos, suponen un tercio de la demanda mundial de crudo y que China es el mayor consumidor mundial de casi todos los metales. Pero luego se tranquilizan pensando que todo se quedará en escaramuzas veraniegas previas a un gran acuerdo.
Distinta parece ser la opinión de gestores como Ray Dalio, quien cree que las Bolsas están subestimando los efectos de una guerra comercial y también parece distinta la opinión tanto de la Fed como del BCE. Las actas de sus reuniones del 13 y 14 de junio, respectivamente, muestran cómo los miembros de la Fed y del BCE creen que la guerra comercial puede afectar de forma sustancial al crecimiento, al contraer el comercio internacional. Es más, las actas del BCE de la última reunión del 14 de junio en Riga, publicadas el pasado jueves, tienen un lenguaje muy diferente a las de la Fed e insisten en la flexibilidad y la opcionalidad ante un panorama económico incierto. El BCE, igual que la Fed pero con mayor énfasis, muestra su preocupación por las consecuencias de la política de Trump sobre el crecimiento económico, pero va más allá y, en ese contexto, condiciona todas sus decisiones, incluida la finalización de las compras de bonos, a la buena marcha de la economía.
Es difícil saber si al final los anuncios de Trump se quedarán, como descuentan las Bolsas, en bravatas o llegarán a provocar una auténtica guerra comercial global, pero las señales son más inquietantes de lo que parecen descontar las Bolsas.
Esta semana, el lunes Trump se reúne con Putin en Helsinki y el martes y miércoles el presidente de la Fed, Jerome Powell, hace su informe semianual sobre la economía y la política monetaria ante el Congreso y el Senado. Hay además algunos informes y datos relevantes como las ventas minoristas americanas de junio que se publican el lunes y el Libro Beige de la Fed el miércoles. Y es de esperar que sigan los tuits y las declaraciones de una y otra parte sobre la guerra comercial, con la sombra de una posible devaluación progresiva del yuan siempre presente.
Además entramos ya de lleno en la temporada de resultados con docenas de compañías dando sus cifras trimestrales, entre ellas los grandes Bancos de inversión como Goldman Sachs, Morgan Stanley y Bank of America/Merril Lynch, y algunas grandes tecnológicas como Netflix o Microsoft. De momento el viernes pasado reportaron tres grandes Bancos americanos y el resultado fue que JP Morgan y Citi superaron sus beneficios del pasado año, con subidas del 18% y del 16% respectivamente, pero Wells Fargo quedó por debajo con una caída del 12% en su beneficio. Ahora bien, las acciones de JP Morgan y Citi tuvieron caídas tras el anuncio, lo cual muestra que las expectativas están muy altas, ya que el consenso espera un crecimiento medio de los beneficios de un 20% en las compañías americanas.
Sea como fuere, las Bolsas americanas superan claramente desde abril a las restantes Bolsas. El S&P ha superado como media en un 10% al resto de las Bolsas desde abril, y sus índices principales o bien baten récords históricos, como el Nasdaq, o están cerca de los máximos de todos los tiempos alcanzados en enero.
Lo curioso es que esa ventaja de las Bolsas americanas se debe casi al cien por cien a las grandes tecnológicas. Si excluimos a las FAANG (Facebook, Apple, Amazon, Netflix, Google) el S&P apenas sube desde abril. Por ello la sensación de fortaleza de las Bolsas americanas es un poco engañosa, y además está también influida por el mal comportamiento bursátil del sector bancario europeo, que no acaba de salir de su bache. La semana pasada el BBVA bajó un 5,3%, BNP el 2,7% y Santander el 2,9% por poner solo algunos ejemplos. Lo que nos indica que debemos mirar con especial atención tanto los resultados de la banca europea como los resultados de las grandes tecnológicas, como las ya citadas Netflix y Microsoft.
Con el bono del Tesoro americano (T bond) a un tipo del 2,83%, con la expectativa de tipos negativos en la zona euro todavía por una temporada larga y con mucho dinero que no sabe lo que hacer y que tiene que entrar en activos de riesgo las caídas bursátiles tienen un soporte claro. Pero igualmente el entorno político, la incierta guerra comercial en ciernes y la divergencia entre las tecnológicas y el resto del mercado nos mueven a pensar en que las subidas también van a encontrar resistencias importantes.
Salvo resultados realmente extraordinarios, que superen las ya muy elevadas expectativas, apostaríamos por una nueva semana lateral, tal vez con ligeros recortes en los índices americanos.
Juan Carlos Ureta Domingo
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