Aparte de los ya habituales anuncios de nuevas vacunas por parte de diversas farmacéuticas (esta vez le tocó el turno, el pasado lunes, a la norteamericana Novavax), los verdaderos hitos de la última semana de mayo a nivel bursátil han sido la presentación de un programa europeo de setecientos cincuenta mil millones de euros para la recuperación de la economía, tras el acuerdo entre Merkel y Macron, y la progresiva reapertura de las economías, con la norteamericana marcando el paso a un ritmo muy notable.
Con esos mimbres las Bolsas han tejido una nueva semana alcista, para finalizar así un mayo muy positivo, haciendo una vez más los inversores caso omiso de las noticias negativas que han ido apareciendo a lo largo de la semana. Expresiones como "incertidumbre extrema" o "shock sin precedentes" son utilizadas con frecuencia por los economistas y banqueros centrales, en medio de datos continuos que muestran un destrozo no pequeño en las distintas economías, pero ni los malos presagios ni las demoledoras cifras alteran lo más mínimo el ánimo de los inversores.
En EE.UU. se han añadido 2,1 millones de peticiones de desempleo semanal a la nómina de parados, totalizando ya la cifra acumulada en las últimas diez semanas más de cuarenta millones. El PIB del primer trimestre se ha revisado a la baja en la segunda lectura, hasta el menos 5% desde el menos 4,8% que arrojó la primera lectura. Hemos visto, además, una caída histórica en abril de la venta de viviendas usadas en EE.UU. y una caída también histórica de los pedidos de bienes duraderos en abril tras la ya fuerte caída de marzo.
En Europa la nota negativa la puso Christine Lagarde el miércoles al alertar de una caída del PIB este año en la zona euro del 12%, muy superior a la estimada hace dos meses, que era del 8%. En Asia, la aprobación por China de una nueva legislación que le permite un total control sobre Hong Kong no hace sino subir al máximo los riesgos de inestabilidad geopolítica, aunque de momento la reacción de Trump el pasado viernes en su rueda de prensa fue más contenida de lo que es habitual en él.
Pese a todo ese trasfondo y a esas dudas, los inversores siguen apostando en positivo. El Eurostoxx ha subido un 5% en la semana, nuestro Ibex un 6%, el S&P 500 un 3%, el Dow Jones un 3,75% y el Nasdaq un 1,8%. El Nikkei ha sido esta vez el campeón de las subidas con un alza del 7,3% en la semana, mientras que el Shanghai Composite ha debido conformarse con una modesta ganancia semanal del 1,4%. Se cierra así un excelente mes de mayo, tras un buen abril, con avances del 4,5% para el S&P, del 4,2% para el Dow Jones y del 6,7% para el Nasdaq. En el caso de las Bolsas europeas el Eurostoxx ha subido un 4,2% en mayo, el Dax un 6,7% y el Ibex un 2,5%. En definitiva, una buena semana que ha permitido cerrar un magnifico mes.
Las dos novedades principales han sido el mejor comportamiento comparativo de las Bolsas europeas y la rotación en los valores y sectores que llevan el liderazgo en las subidas, novedades que tienen cierta relación entre sí. Empezando por lo segundo, la rotación sectorial, las tecnológicas han cedido el testigo de las subidas semanales a empresas fuertemente castigadas en sus cotizaciones y vinculadas a sectores a los que podría favorecer la reapertura de la economía, tales como las aerolíneas, viajes, hoteles y turismo. Eso explica que el Nasdaq se haya conformado la última semana con una modesta subida del 1,8% y también que las Bolsas europeas, en las que el peso de valores tradicionales, entre ellos los vinculados al turismo, es mayor, hayan destacado la semana pasada. En España, por ejemplo, Meliá ha subido un 28% la semana pasada y la aerolínea IAG un 19%.
La "narrativa" dominante, usando la expresión acuñada por el Nobel de economía Robert Shiller, ha sido por tanto la de la reapertura de las economías y la vuelta a la normalidad y de ahí la rotación en el liderazgo en las subidas hacia valores como los antes mencionados. Desde ese punto de vista el debate de fondo es cómo será el mundo post Covid y qué tipo de reapertura económica tendremos. La duda es si será tan vibrante como parecen anticipar las Bolsas o si por el contrario habrá una digestión pesada como afirman algunos economistas, basándose en las secuelas psicológicas del confinamiento y del cierre casi completo que ha experimentado la economía.
Honestamente nadie lo sabe, porque depende de tal cantidad de factores (psicología de los consumidores, evolución de las relaciones Estados Unidos/China, rebrotes de los contagios, vacunas eficaces...) que es casi imposible acertar en todos ellos. Hay algunos datos que nos mueven a pensar que los consumidores serán prudentes, de hecho, el ahorro de las familias está subiendo y en EE.UU. se publicó el pasado viernes que ha llegado en abril a niveles del 33% de la renta, algo nunca visto antes. Hay otros datos que muestran, por el contrario que las personas están deseosas de salir y consumir tras haber recuperado la libertad de hacerlo.
Lo mismo pasa con las relaciones entre EE.UU. y China, que se han vuelto a tensar esta semana por la iniciativa de Pekín de endurecer su control sobre Hong Kong. Los signos son aparentemente de que van a ir a peor, pero no está claro. Trump y su Gobierno parecen instalados en una política de tira y afloja, y el viernes a última hora Trump optaba por la relajación de la tensión, algo que los mercados agradecieron con un buen tono al cierre. Pero la pelea entre las dos superpotencias sigue y seguirá y no hay que olvidar, aunque curiosamente esté pasando totalmente desapercibido, que el yuan se ha deslizado peligrosamente por debajo de los 7 yuanes por dólar (ha llegado a 7,17 hace unos días) un nivel que en el verano de 2015 provocó fuertes caídas en Wall Street y en las Bolsas europeas.
En cuanto a las vacunas o antivirales lo normal es que asistamos a un permanente anuncio de nuevos remedios, y a posteriores comentarios de los expertos aclarando que esos remedios tardarán meses en poderse aplicar. Al final habrá vacuna, probablemente antes de lo que pensamos, y al final la evidente e inevitable confrontación chino-americana no llegará a ser un conflicto total, aunque pase por fases de tensionamiento, porque a ninguno de los dos les viene bien que haya ruptura. Pero las secuelas de todo lo que está pasando pueden ser duras, aunque haya reapertura rápida y aunque haya diálogo entre EE.UU. y China.
En definitiva, como decíamos hace una semana, tras la fase de "shock" de marzo y tras la fase posterior de "alivio" los inversores deberían entrar en la fase de hacer bien los números, situándose en un escenario seguramente no tan optimista como el que las Bolsas parecen descontar con sus subidas de abril y mayo.
Pero los mercados se han instalado en la "narrativa" de una fuerte recuperación post Covid y de un horizonte económico despejado. Esa narrativa está generosamente alimentada por los seis trillones de dólares que los Bancos Centrales, sobre todo la Fed, han puesto en el mercado, una cifra que con los sucesivos planes lleva camino de ser probablemente diez al final del año.
Mayo, como anticipábamos al finalizar nuestro comentario de la pasada semana, ha terminado bien, con el Dow Jones cómodamente instalado por encima de los 25.000 puntos y el S&P por encima de los 3.000.
Esta primera semana de junio hay datos importantes. Empiezan el lunes con el levantamiento en numerosos países de muchas de las restricciones impuestas para luchar contra el coronavirus y terminan el viernes con el informe de empleo americano, en el que la previsión es que la tasa de paro pueda llegar a las cercanías del 20% en mayo, frente al 14,7% en el que quedó en abril. Una cifra realmente mala, por más que los mercados descuenten que habrá una recuperación del empleo en "V". En medio, se publican el lunes y el miércoles, respectivamente, los ISM de manufacturas y servicios de mayo en Estados Unidos, para los que se espera cierta mejora respecto a abril, y se publica también el lunes el índice Caixin de manufacturas de China de mayo. En Europa se reúne el jueves el BCE.
Como decía Warren Buffet en la reciente Junta general de Berkshire Hathaway, las Bolsas a corto plazo pueden hacer de todo, más aún con esos seis trillones de dólares inyectados, que son a corto plazo un arma alcista muy poderosa. Pero a medio plazo la recomendación que debemos seguir haciendo a los inversores es que hagan bien los números y no se dejen arrastrar por el miedo a quedarse fuera.
Juan Carlos Ureta Domingo
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