Tras un comienzo realmente negativo, la semana de Acción de Gracias ha hecho finalmente honor a su bien ganada fama de alcista y ha terminado con subidas, aunque en general suaves, por debajo del 1%.
Esas subidas, ayudadas en parte por el muy bajo volumen de negociación en las Bolsas estos últimos días, han prolongado, una semana más, la agradable convicción de que las sorpresas tienen poca cabida en las actuales Bolsas, tan controladas por la actuación de los banqueros centrales. A lo largo de la semana, y en la misma línea que ya habíamos visto a lo largo de todo el mes de noviembre, una y otra vez los amagos de recorte se ven superados en pocos minutos.
Los inversores se ven así reafirmados en que comprar en recortes es una receta fácil y segura para obtener rendimientos, una estrategia ganadora. El pasado lunes, como decíamos, las Bolsas europeas empezaron la semana realmente mal, por las dificultades de Angela Merkel para formar gobierno, pero a medida que transcurrió la sesión se recuperaron, y el martes las subidas se reforzaron por el buen tono de las Bolsas americanas, con el S&P tocando por primera vez a lo largo de la sesión los 2.600 puntos. El jueves, de nuevo el inicio de la sesión europea fue complicado, tras una pequeña sacudida de la Bolsa de Shanghai que cayó un 2,2% por la noche, pero también hubo remontada y al final la actitud favorable del SPD alemán hacia una posible coalición con Merkel para gobernar devolvió el buen tono a las plazas europeas, en este caso con las americanas cerradas por el Thanksgiving. La sesión de cierre semanal del viernes sirvió para recuperar totalmente la normalidad en todas las Bolsas, tras el susto de China. Tanto el Dow como el S&P cerraron en máximos históricos de todos los tiempos, superando el S&P por primera vez en el cierre los 2.600 puntos y las Bolsas europeas también subieron, ayudadas por la encuesta IFO alemana de sentimiento empresarial, que repuntó hasta 117,5 puntos, por encima de los 116,6 esperados.
En este entorno de claro apetito por el riesgo, los del S&P y el Dow no fueron los únicos récords que se registraron el pasado viernes. Tanto el petróleo, en su modalidad de crudo ligero americano (WTI), como el euro alcanzaron en esa sesión máximos del año. Los futuros del WTI cerraron el viernes en 58,9 dólares tras subir más de un 6% en la semana. Por su lado, el euro, que inició el año cerca de la paridad con el dólar, cerró el viernes en 1,194 dólares por euro, su máximo nivel desde enero de 2015, antes de que el BCE lanzase el programa de compra de bonos.
El bitcoin también marcó nuevo récord histórico, al superar el viernes los 8.700 dólares impulsado por el frenesí comprador del "black friday". La criptomoneda por excelencia se encamina ya hacia los 10.000 dólares en medio de opiniones muy relevantes que consideran que estamos, en pleno siglo veintiuno, ante una reedición de la "tulipmania" del siglo dieciséis. El ultimo paralelismo que faltaba, la creación de un mercado de futuro del bitcoin tal y como en su día se creó en Holanda un mercado de futuros del tulipán, parece estar en vías de resolverse, ya que la Bolsa de futuros de Chicago (CME) ha anunciado que va a negociar futuros del bitcoin el próximo año.
Hay por tanto complacencia generalizada con el riesgo, algunos creen que incluso excesiva, pero ¿cuál es el cuadro general?
Sobre el papel, todo es positivo. Los datos económicos son buenos (buenos PMI, crecimiento acelerándose en zona euro y EEUU, inflación controlada) y los Bancos Centrales quieren hacer las cosas de la forma más suave posible para no crear el más mínimo problema ni a la economía ni a las Bolsas. Pero una lectura más profunda de esos datos y de las actas de las reuniones de los Bancos Centrales no deja de suscitar algunas inquietudes.
Esta semana hemos conocido las actas de la Fed, el miércoles, y las del BCE , el jueves. En ambos casos vemos que hay división de opiniones a la hora de analizar la situación económica, y por tanto hay también discrepancias sobre las medidas a tomar. Si bien al final, en ambos casos, la opinión que prevalece es la más conservadora (dovish) que tiende a mantener unas condiciones monetarias muy expansivas.
La idea es que la Fed subirá tipos en diciembre pero, como ha hecho el Banco de Inglaterra, con la idea "one and done", es decir, una sola vez para luego esperar a ver qué pasa con la economía y no volver a subirlos si no hay despegue económico claro. Eso es lo que ha determinado la debilidad del dólar. A la vez, las actas del BCE muestran que varias voces son proclives a no recortar tanto las compras de bonos, mientras Jens Weidman, presidente del Bundesbank, quiere bajar más aún las compras. Tal vez esta posición de Weidman, a quien algunos ven como el futuro hombre fuerte cuando Draghi deje su cargo en el 2019, esté detrás de la fortaleza del euro.
En definitiva, hay calma en la superficie, pero el fondo parece mostrar algunas dudas e incertidumbres, derivadas de que algunos datos, como la persistente baja inflación, no acaban de encajar. Esto desconcierta a los mercados, como se ha visto esta última semana con el euro, que ha pasado de cotizar el lunes cerca de los 1,17 dólares por euro a cerrar el viernes en 1,194 dólares por euro tras haber dado varios giros a lo largo de la semana.
Está a punto de finalizar un mes de noviembre que, tras las subidas de septiembre y octubre, ha consolidado niveles. Las Bolsas americanas, el Nikkei y las emergentes acumulan subidas en el mes, tras las ganancias de esta última semana (Dow y S&P +0.9% en la semana, Nikkei +0,7%, MSCI de emergentes +1,5% pese a las caídas de Shanghai y de Chile) y las europeas ceden todavía posiciones en lo que va de noviembre pese a haber subido esta última semana (Eurostoxx +1% en la semana). Noviembre no va a ser tan alcista como lo fueron septiembre y octubre, pero la consolidación de niveles anima a los inversores, como decía en verano de 2007 el entonces presidente de Citigroup, Chuck Prince, a olvidar los miedos y a seguir en la pista mientras la música siga sonando ("while the music is on, you have to get up and dance").
Entramos en una semana bastante rica en noticias y datos económicos, una vez finalizada la temporada de resultados. El martes Jerome Powell, el nuevo presidente de la Fed, se presenta ante el Senado para dar su visión de cómo llevar la Fed los próximos años. El miércoles Janet Yellen hace su presentación bianual ante el Congreso sobre el estado de la economía. Lo que cabe esperar es que Powell sea incluso más reacio que Yellen a endurecer las condiciones monetarias, y eso también está en la base de la debilidad del dólar.
Hay además otros datos como la revisión del PIB americano del tercer trimestre, que se espera suba dos décimas el 3% inicial, el deflactor del PIB americano, la confianza del consumidor de la Conference Board, y diversos ISMs y PMIs de manufacturas en la zona euro, China y EEUU. Además de la reunión de la OPEP el jueves.
La inercia conduciría, tras las subidas de las Bolsas en la semana de Acción de Gracias, al inicio del "rally" navideño, con un diciembre alcista, como colofón de un gran año 2017. La clave de que esto sea así está, de nuevo, en las Bolsas americanas, que llevan el liderazgo y cuyas subidas, a falta de un mes para finalizar el año, doblan a las de las europeas. El S&P sube un 19,2% a cierre del pasado viernes y el Nasdaq un 28%, frente a una subida del 8,8% en el Eurostoxx y del 13,7% en el Dax. La subida de las emergentes es incluso mayor ya que el MSCI de emergentes en dólares acumula una subida del 34% en el 2017.
Son subidas que no se veían desde el 2013 y, salvo estímulos adicionales, como pueda ser la reforma fiscal, sería realmente extraordinario que las Bolsas vayan mucho más allá, pero no cabe descartarlo en el actual entorno de total complacencia con el riesgo. Seguimos apostando más por una consolidación de los actuales niveles que por subidas adicionales, ante la falta de estímulos que no hayan sido ya cotizados en los precios.
Juan Carlos Ureta Domingo
Tel: 91 398 48 05 Email: online@renta4.es