Pese a un inicio de semana que amenazaba tormenta, lo cierto es que las Bolsas europeas y americanas han recibido el segundo semestre con subidas generalizadas, en línea con la apuesta de una semana tranquila, que hacíamos al finalizar nuestro anterior comentario. El Eurostoxx ha subido un 1,6% en la semana, el Dax el 1,5% pese a las amenazas de aranceles a los automóviles, y nuestro Ibex el 2,9% en lo que ha sido su segunda mejor semana de este año. En EE.UU. todos los índices han subido (S&P +1,5% en la semana, Dow +0,8%, Nasdaq +2,4%, Russell +3,1%). Las grandes tecnológicas han impulsado de nuevo a las Bolsas americanas, con Apple y Microsoft subiendo con fuerza el viernes y con Facebook logrando un nuevo máximo histórico de todos los tiempos, lo cual es especialmente notable tras los escándalos protagonizados por la red social en relación con la privacidad de los datos de sus clientes.
Solo el Nikkei y las Bolsas asiáticas se han quedado fuera de las subidas semanales, pero no hay que deducir de ello, ni mucho menos, que los inversores estén señalizando que las economías asiáticas vayan a ser las perdedoras de la guerra comercial. Al revés, lo que cabe esperar es que Asia siga siendo la economía más dinámica del planeta en términos de crecimiento, como ya lo ha sido en las últimas décadas, tal vez incluso disputando a EE.UU. en un futuro no muy lejano también el liderazgo en la innovación. En todo caso, el Nikkei ha sufrido una caída del 2,3% esta última semana, el Shanghai Composite de un 3,5% y el Kospi coreano de un 2,3%. Otros emergentes han funcionado mejor, con Brasil subiendo un 3% en la semana y México subiendo un 2,8% tras la victoria electoral del temido López Obrador.
La clave de las ganancias semanales ha estado en dos factores, por un lado la publicación el jueves de las actas de la última reunión de la Fed del pasado 13 de junio, y por otro lado el informe de empleo norteamericano que se publicó el viernes. Ambas noticias fueron recibidas con subidas por los mercados.
Empezando por las actas de la última reunión de la Fed, que se publicaron el jueves, la lectura de los inversores fue muy positiva ya que, si bien la Fed muestra una clara decisión de seguir con la normalización monetaria, y afirma que una inflación descontrolada podría provocar una contracción del ciclo económico y de negocios, sin embargo hay dos matices muy relevantes en la discusión que mantuvieron los miembros del Consejo de la Fed. El primero es que la Fed manifiesta una preocupación por los efectos de la guerra comercial sobre la economía, lo cual es una novedad ya que hasta ahora la Fed no se había pronunciado sobre el tema con tanta claridad. La otra novedad es que a la Fed o al menos a algunos de sus miembros les preocupa el aplanamiento de la curva de tipos, como posible indicador de recesión. El jueves pasado el spread entre los tipos de los bonos a dos años y los tipos de T bond a diez años americanos se redujo a 28 puntos básicos, el mínimo desde julio de 2007. Pagar menos de un 0,3% por ocho años más de duración indica que no se ve clara la evolución del crecimiento más allá de dos años.
Lo que los inversores han querido leer en las actas de la Fed es que si el crecimiento flojea la Fed no será tan agresiva en las subidas de tipos y en la retirada de liquidez, y eso les gusta.
El segundo factor es el informe de empleo. El informe gustó no solo porque se crearon más puestos de trabajo de los previstos (213.000 frente a los 195.000 de consenso) sino, sobre todo, porque los salarios por hora se mantienen controlados y la tasa de desempleo subió de nuevo al 4% desde el 3,8% de mayo. Todo esto se aproxima mucho a la economía "goldilocks" (ni demasiado fría ni demasiado caliente) que tanto gusta a Wall Street, una economía que crece sin tensiones de inflación excesivas.
En definitiva, podemos decir que el segundo semestre ha empezado con el mismo tono optimista con el que finalizó la primera parte del año. Los motivos de ese optimismo están seguramente en la percepción, equivocada o no, de que la guerra comercial es más bien un conjunto de provocaciones y escaramuzas cuyo objetivo real es llegar a un acuerdo final que una confrontación a muerte. Si esto es así, y si la economía va bien y crece sin tensiones de inflación, no hay motivos para preocuparse.
Obviamente no hay ninguna certeza de que ese escenario vaya a cumplirse. No sabemos si esta vez se evitará eso que el profesor de Harvard, Graham Allison, ha llamado la "trampa de Tucídides", es decir, la guerra que según este profesor tiene lugar inexorablemente cada vez que una potencia emergente (en esta ocasión China) reta a otra dominante (EE.UU.) y va ganando cuota de poder frente a ella. Hoy esa guerra sería una guerra comercial y es posible que al final se evite, de hecho el presidente chino Xi Jinping dijo en un discurso reciente que China evitaría la "trampa de Tucídides". Pero de momento el yuan no para de bajar frente al dólar y sin duda la depreciación de la divisa es el arma más utilizada en las guerras comerciales.
La pregunta es si los inversores y las Bolsas están minusvalorando el riesgo de una guerra comercial, y el conocido gestor Ray Dalio parece pensar que sí, al haber registrado en su tweet una frase bastante lapidaria: "hoy es el primer día de la guerra con China" (today's is the first day of the war with China)
La temporada de resultados se inicia esta semana en medio del optimismo reinante. Tres grandes Bancos americanos, JP Morgan, Citigroup y Wells Fargo dan sus resultados del segundo trimestre el viernes y ese mismo día la Universidad de Michigan publica el índice de confianza del consumidor americano en julio.
Hay algo en el ambiente que nos mueve a apostar por una nueva semana de relativa calma en las Bolsas a pesar de los numerosos factores de riesgo que se van acumulando alrededor de la guerra comercial y a pesar del enrarecido entorno político de la zona euro y de Washington.
Juan Carlos Ureta Domingo
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