Curiosamente una semana semifestiva, que parecía destinada a no tener mucha historia, ha terminado siendo una semana interesantísima en términos bursátiles. Una semana llena de hitos y de enseñanzas, no sólo por los nuevos récords históricos en varias Bolsas o por los nuevos episodios de “meme stocks” con la salida a Bolsa de la red social de Trump, sino además porque los “espíritus animales” se han desplazado de forma un tanto sorprendente desde Estados Unidos a Europa y de forma muy particular a España.
En Estados Unidos, el S&P terminó la última sesión del trimestre el jueves pasado en un nuevo máximo histórico de todos los tiempos, cerrando en 5.254 puntos. Se cierra así el mejor primer trimestre del S&P desde 2019, con un alza del 10,2% en los tres primeros meses del año (en 2019 subió un 13,1%) y con el Dow también subiendo un 5,6% en el trimestre y el Nasdaq un 9,1%. Es decir, el S&P ha cerrado su segundo trimestre consecutivo con ganancias superiores al 10% y hay que remontarse a la etapa precovid para ver un primer trimestre similar en cuanto a ganancias. Ha sido el quinto mes consecutivo de subidas para los tres grandes índices norteamericanos, con el S&P ganando en el mes un 3,1%, el Dow un 2,1% y el Nasdaq el 1,8%.
Pero, como decíamos, esta vez el protagonismo ha pasado al otro lado del Atlántico, y las Bolsas europeas se han comportado mejor que las norteamericanas. El Dax alemán ha subido un 1,7% en la semana y cerró el viernes en un nuevo máximo histórico, y el Eurostoxx ha subido un 0,7% en la semana y finaliza el primer trimestre con un alza acumulada del 12,5% tras ganar más de un 4% en marzo. El Cac francés y el Mib italiano también han tenido una buena revalorización en el mes, en la semana y en el trimestre.
Dentro de Europa, la Bolsa que más ha brillado en marzo y también en esta última semana ha sido nuestro Ibex. El selectivo español entró en marzo en negativo, es decir, acumulando pérdidas desde el uno de enero, y ha terminado marzo subiendo un 10,7% en el mes, y superando los 11.000 puntos, por primera vez desde 2017. En la semana ha subido un 1,9%, siendo el mejor de los índices europeos, gracias sobre todo al sector bancario. Ha habido subidas mensuales espectaculares en el Ibex, como la del Sabadell (+21,4% en marzo) Unicaja (+21,2%) BBVA (+20,2%) IAG (+19,6%) Mapfre (+19,5%) o Santander (+17,5%).
Son realmente subidas impresionantes en un solo mes y además sorprendentes, porque no es fácil ver qué es lo que ha pasado en marzo que no estuviese ya ahí en enero o febrero. No es fácil entender por qué, de pronto, los inversores han descubierto el valor latente en la Bolsa española, un valor evidente por el bajo multiplicador (PER) comparativo de nuestro Ibex respecto a otras Bolsas europeas, pero que, insistimos, ya estaba ahí antes de marzo. Podríamos pensar que tal vez el retraso a junio de las bajadas de tipos que Lagarde anunció tras la reunión de marzo ha podido impulsar a los Bancos, pero no valdría el argumento para otros valores que también han subido, como IAG, Inditex, Merlin o Meliá.
Una consecuencia colateral de lo sucedido en marzo en las Bolsas es que el liderazgo de las subidas no se concentra ya sólo en las compañías de inteligencia artificial o en las tecnológicas. Es verdad que Nvidia, que ha subido en el trimestre un 82,5% y en marzo un 14,2%, se ha seguido comportando muy bien, pero otras grandes tecnológicas como Apple o Tesla no se han sumado a las ganancias y, en general, el índice tecnológico Nasdaq ha subido en marzo y en el trimestre menos que el S&P y que el Eurostoxx.
Entonces ¿cómo leer lo que ha pasado en marzo? ¿Por qué siguen subiendo las Bolsas?
Una posible lectura son los datos económicos o empresariales. Pero no parece suficiente. Esos datos no son malos, pero tampoco son extraordinarios. Esta última semana hemos sabido, por ejemplo, que la economía estadounidense se ha desacelerado un poco. El PIB norteamericano registró en el cuarto trimestre de 2023 una expansión del 0,8%, cuatro décimas menos que el crecimiento del 1,2% que se registró en el trimestre anterior, según la tercera y última estimación publicada el pasado jueves por la Oficina de Análisis Económico del Departamento de Comercio americano. En términos anualizados, el crecimiento del PIB estadounidense del cuarto trimestre del año pasado se situó en un 3,4%, por debajo del 4,9% del tercer trimestre. Las subidas del consumo se compensaron parcialmente con el descenso de la inversión y las importaciones aumentaron. De este modo, en el conjunto de 2023, la mayor economía del mundo registró un crecimiento del 2,5%, seis décimas por encima de la expansión del 1,9% en 2022, a pesar del endurecimiento de la política monetaria por parte de la Reserva Federal, pero a lo largo del año fue de más a menos, y esa tónica parece que continúa. El martes pasado supimos, por ejemplo, que la confianza del consumidor medida por la Conference Board ha bajado un poco en marzo (104,7 desde los 104,8 de febrero y versus los 107 estimados).
Lo mismo pasa en Europa. Como decíamos antes, el Dax ha cerrado el trimestre en máximos históricos, pero la semana pasada los cinco principales institutos alemanes de análisis macro, incluido el IFO, han bajado drásticamente las estimaciones de crecimiento para la economía alemana al 0,1% para este año 2024 y estiman que la productividad se ha estancado en la principal economía europea. Asimismo, parece estancada la economía del conjunto de la zona, lo que hace parecer como bueno el crecimiento español previsto, del entorno del 2%.
Tampoco son concluyentes los resultados empresariales, que han sido mixtos, tanto en Estados Unidos como en Europa. Es verdad que los resultados aguantan muy bien las subidas de tipos de interés, pero realmente no son tan buenos como para explicar por sí mismos la sucesión de récords históricos que están viviendo las Bolsas, y buena prueba de ello es que los multiplicadores de beneficios (PER) están subiendo.
Realmente si queremos encontrar una explicación al comportamiento de las Bolsas, hay que buscarla en la abundante liquidez. Sigue habiendo mucho dinero en el sistema, y ese dinero se va moviendo buscando nuevos mercados a medida que los activos en los que han invertido llegan a cierto nivel de sobrevaloración. Es lo que parece estar pasando con el cansancio bursátil de las tecnológicas, que han subido tanto que el dinero se mueve hacia Europa, y dentro de Europa hacia España. La fascinación de la inteligencia artificial se ve sustituida por el atractivo de los precios baratos, aunque esos precios baratos se den en un sector tan tradicional como la banca.
Si esto es así, el futuro de las subidas bursátiles estaría en manos de la Fed y del BCE, y los mensajes de ambos Bancos Centrales en marzo nos moverían a pensar en una continuidad de las alzas, ya que parecen dispuestos a volver a políticas monetarias expansivas, o al menos así lo lee el mercado. Una lectura que tal vez va más allá de lo que dicen los propios banqueros centrales.
El viernes pasado se publicó el deflactor de gasto personales en Estados Unidos (PCE deflator) que, como se sabe, es el indicador de inflación preferido de la Fed, y que subió ligeramente desde el 2,4% de enero al 2,5% de febrero. El dato muestra la dificultad de corregir la “última milla” de la inflación y tras su publicación el presidente de la Fed, Jerome Powell, dijo que la Fed no tiene prisa por bajar tipos, ya que la economía americana crece a buen ritmo y el mercado laboral está muy fuerte. Esta semana tendremos ocasión de comprobar esa fortaleza de la economía, ya que se publican los PMIs de marzo (también los de la zona euro y China) y el viernes en EE. UU. el informe de empleo de marzo, que siempre es relevante para anticipar posibles decisiones de la Fed. También se publica la inflación de la zona euro en marzo y el PMI Caixin de manufacturas en China.
Tal vez el comentario de Powell del pasado viernes pueda traslucir una cierta incomodidad del presidente de la Fed con los excesos especulativos de las Bolsas. Si la semana anterior fue la red social Reddit la que mostró esos excesos, esta semana ha sido la red social Truth, participada en un 58% por Donald Trump, que subió un 16% en su estreno bursátil el martes y un 14% al día siguiente, el miércoles, llegando a valer casi diez mil millones de dólares, pese a que pierde una cantidad considerable de dinero.
Pero todo esto no dejan de ser meras conjeturas, y de momento, tras el impresionante primer trimestre, lo normal es que las Bolsas sigan subiendo, con el apoyo implícito de la Fed y del BCE.
Juan Carlos Ureta Domingo
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