Opinión

Nuevos récords en Wall Street pese a las dudas de la Fed

Tal y como era previsible, la Fed cumplió el martes pasado su papel de tranquilizar a los mercados, al mantener en su comunicado la promesa de mantener bajos los tipos de interés durante un "periodo prolongado" (considerable time). Y, como también era previsible, esa promesa permitió a las Bolsas cerrar la semana y cerrar el vencimiento trimestral de futuros y opciones, la llamada "cuádruple hora bruja", en niveles algo superiores a los del cierre de la semana pasada, en línea con lo que habíamos anticipado al final de nuestro comentario del pasado lunes. Niveles que en el caso de las Bolsas americanas suponen alcanzar nuevos récords históricos, al superar el S&P los niveles de principios de septiembre.

El resultado son subidas del entorno del 1% en la semana para el Ibex y el Eurostoxx, y algo superiores para el Dax (+1,5% en la semana), el Dow (+1,7%) y el S&P (+1,25%). Por su lado el Nikkei avanzó un 2,6% en la semana, impulsado por las expectativas de que el Banco de Japón inyecte más dinero, ante el relativo fracaso de su programa actual de expansión monetaria.

Son subidas que no están nada mal en una semana que se inició con unos datos de producción industrial en China que evidencian la desaceleración de aquella economía y que ponen muy en duda que en el tercer trimestre el PIB chino pueda crecer al 7,3% (lo cual, de confirmarse, implicaría una clara desviación de los objetivos oficiales) y que ha concluido el domingo con un comunicado del G20 en el que se rebaja la previsión de crecimiento global para los próximos años y se alude a los riesgos que para los mercados financieros implica el escenario de tipos de interés demasiado bajos.

Es obvio que el resultado del referéndum escocés, que ha sido un alivio para todos, y la espectacular salida a bolsa de Alibaba, que en su primer día de cotización subió más de un 30%, han supuesto una nueva dosis de entusiasmo para unas Bolsas que en el actual entorno no tienen rival a la hora de buscar una colocación para el dinero (la renta fija sencillamente no da nada, el oro se está desplomando de nuevo y los inmuebles siguen siendo un activo complejo) pero el motor principal de las subidas de la tercera semana de septiembre hay que buscarlo en la reunión y en el comunicado de la Fed.

Al analizar el comunicado y, sobre todo, al analizar las palabras de Janet Yellen en la rueda de prensa posterior, surgen, sin embargo, dudas sobre si realmente la Fed va a tomar una posición más agresiva a la hora de subir los tipos o bien va a seguir siendo básicamente acomodaticia. Es verdad que, frente a lo que los mercados esperaban, la frase de mantener los tipos bajos por un periodo considerable de tiempo se mantuvo en el comunicado oficial. Pero igualmente es verdad que cada vez hay más signos de que esa frase se eliminará en las próximas reuniones y de que realmente la Fed está pensando ya en subir tipos en algún momento del primer semestre de 2015.

En este sentido, Janet Yellen quiso dejar claro en la rueda de prensa que la Fed se siente libre para tomar cualquier dirección ("I do feel we have the flexibility to move") y a la vez quiso recalcar que el mantenimiento de la frase no es una garantía completa que implique un periodo determinado de mantenimiento de los tipos bajos ("it is important for the markets to understand that there is uncertainty and that the statement is not some sort of firm promise about a particular amount of time")

Parece que los inversores y los mercados no acaban de tomarse en serio estas dudas e incertidumbres de la Fed, y piensan que, al final, los Bancos Centrales son esclavos de sus propias políticas y no podrán abandonarlas tan fácilmente. Un ejemplo bastante claro sería Japón, donde ante el pobre resultado, hasta el momento, de la tan publicitada "abenomics", que básicamente ha consistido en inyectar cada mes al mercado dinero equivalente al 1% del PIB japonés, la conclusión es que hay que inyectar más y hasta el propio Gobernador del Banco de Japón, Kuroda, ha tenido que manifestar que efectivamente así lo hará en otoño, si fuese preciso.

En la zona euro vemos lo mismo. El G20 ha rebajado las estimaciones de crecimiento de la economía global para los próximos años precisamente basándose en la debilidad de la zona euro, y lo interesante es que esto tal vez mueva al BCE a ser más agresivo en su próxima reunión del 2 de octubre y a adelantar y ampliar la anunciada compra de activos. Como siempre, la duda es si al final esta estrategia va a funcionar. La expectativa es que sí, pero de momento lo único que sabemos es que las dosis de medicina son cada vez mayores y que, como decíamos en el comentario de hace una semana, las estrategias de salida son cada vez más complicadas, entre otras cosas porque el enfermo se ha hecho adicto a esa medicina y, como dice el comunicado del G20, los muy bajos tipos crean riesgos para los mercados financieros. Debemos recordar que los dos últimos crashes financieros, el de las punto.com y el de la burbuja inmobiliaria y de crédito, han tenido inmediatas consecuencias de contracción de la economía real.

De momento todas estas reflexiones están lejos de la decisión inmediata de los inversores. Resuelto el problema escocés y certificado ya el menor crecimiento por el G20, la duda es hasta dónde llevará la liquidez a los índices, como decíamos hace tres semanas. Lo que pase con el S&P es clave para despejar esa duda, y por ahora el S&P sigue dando vueltas a los dos mil puntos. En la sesión del pasado viernes, tras tocar nuevos máximos históricos, el S&P cerró algo más abajo, todavía por encima de los dos mil puntos, pero perdiendo algo de fuerza. Queda por tanto ahí la duda para esta última semana completa de septiembre.

Una semana en la que se publicarán algunos PMI preliminares de la zona euro, China y EEUU, la encuesta IFO alemana, el dato final de PIB americano del segundo trimestre, y la confianza del consumidor americano medida por la Universidad de Michigan. Hay también un buen número de discursos de miembros relevantes del Consejo de la Fed (Dudley y Bullard, entre otros).

Salvo que esos discursos vuelvan a levantar los "espíritus animales" de los inversores, tendemos a pensar que la última semana completa de septiembre podría traducirse en una ligera corrección del S&P por debajo de los dos mil puntos, corrección que a su vez arrastraría a los restantes índices también a suaves caídas.

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