La semana a caballo entre mayo y junio ha servido para confirmar, de un lado, que la idea de comprar en las caídas (buy on dips) sigue funcionando de forma impecable y de otro, que las buenas noticias son buenas noticias y las malas se convierten en buenas al ver los inversores su ángulo más favorable.
Lejos de hacer honor al viejo dicho "sell in May and go away" lo cierto es que mayo ha sido para las Bolsas americanas el séptimo mes consecutivo de ganancias, algo muy digno de mención pese a que ya nos estemos acostumbrando a las subidas continuas. Las dos primeras sesiones de junio, jueves y viernes, han proseguido con las alzas, lejos de acusar el más mínimo cansancio, pero lo más curioso es que lo han hecho en base a noticias sobre la evolución del empleo norteamericano que fueron de signo radicalmente contrario.
El jueves el informe privado ADP adelantó que la creación de puestos de trabajo en mayo sería de 253.000, mucho más de lo previsto, y esa noticia provocó fuertes alzas, y el viernes, sin embargo, ante el dato oficial de que en mayo se habían creado solo 138.000 empleos, muy por debajo de las estimaciones, el S&P y los restantes índices encajaron ese decepcionante dato con una leve caída momentánea que no impidió los nuevos máximos de Wall Street y del Dax alemán que vimos al cierre.
Las Bolsas parecen haberse apuntado así a ese "relativismo" que predomina en tantos aspectos de la sociedad actual, y reciben con el mismo entusiasmo una noticia y la contraria, sin que entre ambas haya pasado ni siquiera un día. Un relativismo que seguramente tiene su razón de ser en que hay demasiado dinero circulando por el sistema financiero en lugar de ser utilizado en la economía real, lo que lleva a analizar los activos en términos comparativos (relativos) no por su expectativa de retorno intrínseco sino comparando esa expectativa con la de otros activos. En esta comparación hoy las acciones salen mejor paradas que los bonos, si se parte, como parecen hacerlo los inversores, de que vamos hacia un entorno de mayor crecimiento económico y mayor inflación, que beneficia más a la renta variable.
Un entorno que no parece ser el que descuentan los mercados de bonos. El pasado viernes el T bond americano cerró a un tipo de interés del 2,16% en la zona de los mínimos anuales (mínimos de tipos, máximos de precio). El bund alemán cerró la semana en un tipo del 0,27%, también en zona de mínimos de los últimos meses. Como ya hemos dicho en otras ocasiones esto significa que los bonos no parecen compartir la tesis de la "reflación global", más bien al contrario, apuestan por una continuidad del escenario "low" con crecimiento económico moderado e inflación igualmente moderada.
A las Bolsas, instaladas en el relativismo que da la superabundancia de liquidez, les es aparentemente indiferente que el escenario sea uno u otro (reflación o continuidad de la nueva normalidad de un mundo con crecimiento mediocre) ya que en ambos escenarios encuentran motivos para subir, aunque sean motivos entre sí contradictorios.
Este es el escenario que ha llevado a la gran escalada de las Bolsas en lo que va de año, pero no todas las Bolsas han subido lo mismo. En EE.UU. la Bolsa tecnológica Nasdaq se lleva la palma, al subir un 17% en el año, casi el doble que el S&P. En la zona euro el Ibex es la Bolsa líder, con su ganancia del 16,6%, y le sigue el Dax alemán con un 11,7%. En las Bolsas emergentes hay de todo (China y Rusia mal pero otras como India, Corea, Turquía o Chile suben el 17% o más) y Japón sube solo el 5,5%. Esta última semana, por ejemplo, ha sido muy buena para el Nasdaq (+1,5%) el S&P (+1%) el Dax (+1,75%) o el Nikkei (+2,5%) pero otros índices, incluido nuestro Ibex, o el Eurostoxx, han tenido comportamientos bastante planos.
Lo mismo pasa con las acciones, no todas han subido lo mismo. De hecho, la subida se concentra en relativamente pocos valores. Así por ejemplo, en el S&P, que está formado por quinientas acciones, las diez acciones que más suben, varias de ellas tecnológicas, suponen la mitad de todo lo ganado por el S&P este año. En el Nasdaq Composite, formado por más de dos mil acciones, las subidas fuertes las concentra el Nasdaq 100, que desde enero supera el 20% de ganancias y, dentro de él, el grupo de cinco acciones llamado FAANG (Facebook, Amazon, Apple, Netflix y Google) supone el 40% del total de la subida.
El plato fuerte de la próxima semana será la reunión del BCE el jueves, y el de la siguiente la reunión de la Fed el miércoles 14 de junio. Draghi ha afirmado hace pocos días que la economía de la zona euro necesitará ayuda extraordinaria ("extraordinary support") durante todavía algún tiempo, y por tanto su discurso irá en esa línea y será del agrado de los mercados. En cuanto a la Fed, los mercados descuentan que subirá los tipos, a pesar de la decepcionante creación de empleo de mayo y a pesar de otros datos, como la confianza del consumidor de la Conference Board, que ha bajado por segundo mes consecutivo en abril, o como la inflación subyacente, que está en el 1,5% por debajo del objetivo del 2% de la Fed.
Nos preguntábamos la semana pasada si las Bolsas iban o no a tener fuerza para romper los máximos anuales. Si nos atenemos a estos últimos días, pensaríamos que el Nasdaq, el S&P y el Dax alemán sí parecen tener esa fuerza, pero otras Bolsas no. En nuestra opinión una ruptura alcista requeriría, para ser sólida, la participación de un número más elevado de valores, es decir, una mayor generalización.
Pero en mercados muy movidos por la liquidez, el BCE y la Fed pueden dar un impulso adicional a los índices líderes, como el Nasdaq, el S&P o el Dax.
D.Juan Carlos Ureta Domingo
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