La noticia más esperada de la semana, la inflación americana de mayo, que se conoció el pasado jueves, tras la noticia el miércoles de la fuerte subida del 9% de los precios a la producción en mayo en China (la mayor subida en 13 años), ha vuelto a demostrar que, flotando en un océano de dinero barato, los inversores son capaces de celebrar con el mismo entusiasmo una cosa y la contraria.
Si hace un mes las Bolsas y, sobre todo, las acciones tecnológicas recortaban con fuerza tras conocerse que la inflación americana en abril había sido del 4,2%, en lugar del 3,6% esperado, en esta ocasión hemos visto cómo una inflación americana en mayo del 5%, la mayor subida en trece años, y superior a las estimaciones de consenso, ha sido el detonante para una fuerte subida de las tecnológicas y de los valores medianos del Russell 2000 en las sesiones del jueves y del viernes, subidas que han llevado al S&P a cerrar la semana en un nuevo máximo histórico de todos los tiempos.
Gracias a esa reacción alcista tras el dato de inflación, el índice tecnológico Nasdaq ha subido un 1,8% en la semana, completando así su cuarta semana consecutiva al alza. Por su lado, el Russell 2000 de valores pequeños y medianos, en el que las tecnológicas tienen también mucho peso, ha subido un 2,2%. Esas subidas contrastan claramente con el menor avance del S&P, que pese al tirón del jueves y viernes solo logró ganar un 0,4% en la semana y, sobre todo, contrastan con la caída del Dow Jones, que ha perdido el 0,8% en la semana. En cuanto a otros índices globales, el Nikkei y el Dax han estado planos, el Eurostoxx ha subido un 0,9% y el CSI 300 de China ha bajado un 1,1% en la semana.
Pero lo más sorprendente no es la reacción de las Bolsas al dato de inflación sino la reacción de los bonos. Es verdad que llama la atención que el S&P haya logrado cerrar su tercera semana consecutiva al alza y acabar marcando un nuevo máximo histórico el pasado viernes, y es verdad también que sorprende que, tras subir la inflación, Amazon haya ganado un 4% en la semana o que Netflix o Alphabet hayan avanzado un 2,5% y un 1,5%, respectivamente, en las cinco últimas sesiones. Sorprende porque hasta ahora el temor de inflación había provocado recortes en las tecnológicas.
La explicación está en el mercado de bonos, ya que, como decíamos, lo realmente llamativo es que tras publicarse la noticia el pasado jueves los tipos de interés de largo plazo han bajado. Lo normal es que al subir la inflación los tipos de interés también hubiesen subido, provocando recortes en los precios de los bonos. La realidad ha sido justo la contraria, los tipos bajaron el jueves y viernes, y las cotizaciones de los bonos subieron.
El tipo del bono del Tesoro americano a diez años (T bond) cerró el viernes en 1,45% muy lejos del máximo anual de 1,75% y más lejos aún del temido 2% que algunos pronosticaban como consecuencia de la subida de la inflación. Los tipos de los bonos europeos por supuesto han seguido el mismo camino, y han bajado en la semana. Esa caída de tipos favorece mucho a las acciones tecnológicas y de crecimiento, ya que, como hemos dicho en varias ocasiones en estos comentarios, los flujos de beneficios se esperan normalmente en estas acciones a plazos muy largos y al bajar los tipos sube la valoración. Tesla sería un caso muy claro, pero no el único.
Pero ¿qué explicación tiene la bajada de los tipos largos tras el malísimo dato de inflación?
La única lectura posible es que los inversores creen a ciegas que la Fed cumplirá su palabra de no subir los tipos y no retirar liquidez del mercado pase lo que pase. Un escenario de inflación, pero a la vez con los tipos de interés contenidos en niveles muy bajos es el sueño dorado de los alcistas.
La expectativa de liquidez barata y abundante para siempre está llevando a niveles récord el apalancamiento de los inversores minoristas y eso explica en gran medida el espectáculo de las "meme stocks", que esta última semana ha seguido sumando nuevos nombres a la montaña rusa (Clover Health, Wendy's, Orphazyme, Geo Group...), además de haber continuado la alta volatilidad en AMC Entertainment o Gamestop. La enorme liquidez que hay en el sistema también está detrás de la rotación de sectores y valores que estamos viendo en 2021.
La ultima rotación parece dar de nuevo paso a las tecnológicas, tras el fuerte rebote del jueves y del viernes. A nuestro juicio las tecnológicas van a tener la llave para que las Bolsas salgan de la fase lateral de estos últimos dos meses. El recorrido de las llamadas "acciones de reapertura" parece necesitado de un descanso y son precisamente las tecnológicas las que deberían tomar el relevo.
El evento más importante de esta semana es la reunión de la Fed, aunque, igual que el BCE la semana pasada, lo más probable es que la Fed no tome ninguna decisión y continúe con su retórica de que la inflación es temporal y que todo está bajo control.
A nivel técnico de mercados, aparte de algún resultado tardío como el de Oracle, lo realmente importante es ver si el S&P es capaz de romper el nivel de los 4.250 puntos, un muro con el que se viene topando hace dos meses y que hasta ahora ha sido infranqueable. Si rompe ese nivel podemos estar a las puertas de un nuevo tramo alcista y a nuestro juicio solo lo romperá al alza si el tipo de interés del T bond sigue bajando. Ahí esta la clave y es ahí donde hay que mirar.
Es además semana de vencimiento trimestral futuros y opciones el viernes (triple hora bruja), que en principio debería llevar al S&P a una mayor estabilidad en torno a la banda de las últimas semanas, alrededor de los 4.200 puntos.
Aun sabiendo que la prolongación de la actual fase de bajísima volatilidad no es normal, y aun sabiendo que lo más inquietante de los mercados actuales es, precisamente, el comportamiento de los mercados, en unas Bolsas totalmente intervenidas tal vez lo más lógico sea apostar por una nueva semana tranquila para cerrar el vencimiento trimestral de los futuros y opciones.
Juan Carlos Ureta Domingo
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