Opinión

Nueva oleada de optimismo

La vuelta al estado de ánimo optimista dominante en la última parte de 2013 se ha producido, de forma clara, en la segunda semana de febrero, tal y como anticipábamos en nuestro comentario de la semana pasada. El resultado ha sido que, con la única excepción del Nikkei japonés, todas las Bolsas han registrado subidas semanales de cierta intensidad. En la zona euro el Dax alemán y el Mib italiano han liderado las subidas con un alza semanal del 3,8% y entre las plazas americanas ha destacado la Bolsa tecnológica Nasdaq que tras su subida del 2,86% alcanzó niveles no vistos desde hace trece años. El S&P y el Dow Jones, por su parte, se han anotado un alza semanal del 2,3% lo que coloca al Dow de nuevo por encima de los 16.000 puntos y al S&P de nuevo cómodamente por encima de los 1.800 puntos, a menos del 1% de sus máximos históricos de todos los tiempos.

Aunque algunos datos económicos, como las ventas minoristas de enero o el desempleo semanal en EEUU, no han sido buenos, lo cierto es que las subidas responden a una combinación de ciertos datos positivos (crecimiento de la zona euro, con Alemania y Francia liderándolo, en el cuarto trimestre de 2013, buen dato de exportaciones de China en enero) con el discurso de Janet Yellen ante el Congreso y el Senado que, como era de esperar, satisfizo las expectativas de quienes desean prolongar sine die los tipos de interés cero y las inyecciones de liquidez. La idea de que la economía va a crecer y a la vez se mantendrá una política monetaria de estímulo ha devuelto el apetito por el riesgo a los inversores.

Sin embargo, en este "revival" del 2013, hay algunas novedades interesantes. En primer lugar, el ya mencionado comportamiento del Nikkei. En la semana el Nikkei ha caído un 1% y desde uno de enero acumula un 12% de descenso. El mal comportamiento del Nikkei podría estar mostrando las primeras dudas serias respecto a la llamada "abenomics", de igual forma que la mini-crisis de los emergentes en enero ha puesto de relieve los efectos secundarios nocivos de la QE. Tras lanzar el pasado 4 de abril el Banco de Japón su famosa QQE (expansión monetaria cuantitativa y cualitativa) consistente en inyectar liquidez a la economía cada mes en el equivalente al 1% del PIB japonés, el Nikkei tuvo una fulgurante subida en mayo y luego, tras un recorte, se animó de nuevo en el cuarto trimestre de 2013, pero en el inicio de 2014 parece no tener fuerza.

El dato en sí mismo no sería preocupante de no ser porque tanto el primer ministro Shinzo Abe como el gobernador del Banco de Japón, Kuroda, han cifrado el éxito de su "abenomics" en que el Nikkei suba y el yen baje, lo cual se supone que generará una subida de las exportaciones y un estado de ánimo optimista sobre el futuro que llevará, tras más de dos décadas, a convertir la deflación japonesa en inflación, iniciándose un círculo virtuoso de crecimiento.

De la misma forma que la mini-crisis de los emergentes de enero no basta en sí misma para rechazar el cuadro de políticas monetarias no convencionales de la Fed (QE+ tipos cero) la crisis del Nikkei en estos primeros compases de 2014 tampoco es en sí misma suficiente como para desacreditar la famosa "abenomics", pero no cabe duda de que hay algo que no está funcionando conforme al guión previsto en el nuevo diseño de la política económica japonesa.

Como ya hemos señalado en bastantes ocasiones, Japón va por delante de las restantes economías occidentales en lo que a experimentos económicos se refiere. Tuvo antes que nadie su "burbuja", que estalló en 1990, practicó antes que nadie políticas monetarias y fiscales expansivas para contrarrestar la caída de la demanda que siguió al pinchazo de la burbuja, y ha sido reacio, como lo estamos siendo otras economías occidentales, a poner en marcha reformas estructurales de fondo de la economía y de la sociedad. El resultado ha sido una economía estancada, pero manteniendo altos niveles de calidad de vida y bajos niveles de desempleo.

En los mercados financieros japoneses lo que hemos visto es que los bonos del Tesoro mantienen desde hace mucho tiempo niveles de rentabilidad bajísimos (el bono del Tesoro a diez años japonés paga el 0,6% de interés) y el Nikkei lleva ya muchos años oscilando entre los diez mil y los veinte mil puntos, la mayor parte del tiempo en la parte baja de la banda. Pero la economía se mantiene. Hay notables diferencias entre la economía japonesa y las economías norteamericana y europeas, pero hay también algunas similitudes y por eso lo que pasa en Japón es relevante.

La segunda novedad de este "revival" del 2013 respecto a lo que veíamos en los meses finales del pasado año es el comportamiento del oro. Desde principios de año el oro está subiendo y la semana pasada ha superado de nuevo los 1.300 dólares la onza en el mercado de futuros, nivel no visto desde el pasado octubre. Esto significa que el activo refugio por excelencia atrae de nuevo el dinero de los inversores, lo que indica que la complacencia con el riesgo no tiene los niveles que alcanzó en los meses finales de 2013.

De alguna manera lo que hasta ahora hemos visto del 2014 nos lleva a un escenario en el que todavía predomina el optimismo de fines de 2013, y en el que, por tanto, hay inercia, pero en el que asoma ya la volatilidad, producto de las dudas que empiezan a hacer acto de presencia según se ven los efectos laterales de las políticas monetarias ultra expansivas.

Con este cuadro de análisis nos enfrentamos a la tercera semana de febrero, en la que cabría apostar por una consolidación de las subidas. Hay ya pocos resultados empresariales que publicar, aunque todavía tenemos esta semana pesos pesados como Coca Cola, Wal Mart o Hewlett Packard y algunas mineras interesantes. Tampoco hay muchos datos económicos, salvo el índice de la Fed de Filadelfia y datos de manufacturas en EEUU. Pero se publican las actas de última reunión de la Fed y hay discursos de varios miembros del Consejo de la Fed, lo cual siempre mueve al mercado.

A nivel técnico, los índices están en el dilema de romper los máximos previos o de corregir. El S&P está muy cerca de su record histórico y es conocida la tendencia de los traders a marcar nuevos hitos. La apuesta por un movimiento lateral es lo que en principio parece más seguro, hasta que podamos ver con más claridad si la economía real despega o no.

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