Decíamos la semana pasada que la apuesta por un movimiento lateral de las Bolsas era la más segura, hasta ver si de verdad la economía real despega o no y hasta ver si el S&P 500 es o no capaz de superar los importantes niveles técnicos que representan los máximos históricos de todos los tiempos.
Efectivamente las Bolsas se han movido en ese rango lateral en la tercera semana de febrero, con ligerísimas caídas semanales en algunos casos (Dow -0,3% en la semana, S&P -0,1%, Dax plano, Ibex -0,6%, Mib -0,2%) y con subidas también moderadas en otros casos (Eurostoxx 50 +0,4%). Incluso los emergentes, como grupo, se han unido a esta especie de calma sobrevenida y el MSCI Emerging Markets apenas ha fluctuado en la semana, si bien a nivel particular de cada una de las Bolsas emergentes sí se han visto movimientos, más bien a la baja en las plazas de Latinoamérica y al alza en las de Asia.
Las excepciones positivas han sido el FTSE de Londres (+2,6% en la semana) y, sobre todo, el Nikkei japonés, que la semana pasada había sido la excepción a las subidas y que esta semana ha avanzado un 3,86%, pese a lo cual sigue acumulando una caída cercana al 9% desde el inicio de año.
Y es, tal vez en el caso del Nikkei en el que vemos con mayor claridad las diferentes visiones que los inversores están teniendo en estos primeros compases de 2014, en los que las Bolsas se están moviendo entre las dudas que generan los datos persistentemente débiles de la economía global y la inercia de lo que significó la última parte de 2013, cuando los inversores decidieron "comprar" la expectativa de que las inyecciones monetarias van a funcionar y abrazaron el riesgo de forma entusiasta.
La llamada QQE (quantitative and qualitative easing) puesta en marcha por el Banco de Japón el pasado 4 de abril de 2013 gustó mucho a los inversores de todo el mundo. Pero tras diez meses de inyecciones monetarias equivalentes al 1% del PIB japonés cada mes, los datos económicos no acaban de ser buenos. El pasado martes se anunció que el PIB japonés del cuarto trimestre de 2013 ha crecido solo el 0,3% lastrado en parte por el fuerte déficit comercial en el periodo. Así, el principal objetivo de la abenomics, crecer vía exportaciones en base a un yen debilitado, no está teniendo el éxito esperado, dando por ahora la razón a los escépticos.
Sin embargo, el mismo día que se publicaron esos datos, pudimos ver como el Nikkei subió más de un 3% en la sesión, gracias a que el Banco de Japón se comprometió a prorrogar y ampliar los programas de expansión del crédito bancario. Vemos muy bien en este caso como sigue muy firme la confianza de los inversores en que los Bancos Centrales disponen de las herramientas necesarias para superar cualquier obstáculo y generar finalmente ansiado crecimiento económico, aunque los datos sean adversos.
Algo similar hemos visto en el caso de Estados Unidos. El miércoles se publicaron las actas de la última reunión de la Fed en las cuales se mostraba un amplio consenso en seguir reduciendo las inyecciones monetarias mensuales (el llamado tapering), partiendo de la base de que la economía norteamericana, pese a la debilidad transitoria provocada por la mala climatología, está suficientemente fuerte como para soportar esa reducción gradual de la liquidez. Incluso dos miembros de la Fed manifestaron en la reunión que son partidarios de empezar a subir los tipos de intervención ya este año 2014 sin esperar al 2015. La primera reacción de las Bolsas fue negativa, e incluso el jueves a primera hora las Bolsas europeas sufrieron sensibles caídas, aumentadas aún más por la publicación de un mal PMI preliminar chino de febrero de 2014 por parte de Markit/HSBC.
Sin embargo, tras esa primera reacción, las Bolsas se recompusieron y cerraron bien la sesión del jueves y la del viernes. De nuevo vemos la lectura positiva, la confianza completa en que la Fed sabrá hacer bien su trabajo y conseguirá la famosa "velocidad de escape" de la economía norteamericana, cuya llegada han pospuesto las malas condiciones climatológicas.
En definitiva, el sentimiento dominante sigue siendo muy positivo, y no se deja ganar por las malas noticias que a veces trasladan los datos.
Una variante particular de ese espíritu optimista lo tenemos en las operaciones corporativas. Esta semana hemos sabido que Facebook ha pagado diecinueve mil millones de dólares por WhatsApp, una cifra que solo se explica si las expectativas son muy altas. A la vez se multiplican los anuncios de salidas a Bolsa (IPO) y de ampliaciones de capital. Todo lo cual es en sí mismo muy bueno ya que significa que una parte del modelo, la que consiste en que los mercados financieros transmitan confianza y movilicen el dinero de los inversores, está funcionando.
Lo que hace falta para completar el modelo es que funcione la otra parte, la de la transmisión de ese movimiento a la economía real. Una cuestión que tiene matices y variaciones diferentes según hablemos de Japón, EEUU o la zona euro. En EEUU las grandes preguntas siguen siendo si el mercado va a resistir la reducción de los estímulos monetarios de la Fed sin pasar por una severa corrección y si la Fed persistirá en el tapering incluso aunque los datos de crecimiento no sean buenos. En la zona euro la pregunta es si el BCE finalmente se lanzará a hacer expansión de balance y compras de activos si realmente la economía de la zona no despega y cual será la posición de Alemania al respecto. En Japón simplemente la pregunta es si la abenomics, limitada ya desde hace tiempo a sus dos primeras flechas, y despojada de la tercera flecha de las reformas estructurales, va a hacer algo más que prolongar en el tiempo el estancamiento secular de aquella economía.
Al enfilar la recta final de febrero estamos donde estábamos hace una semana. El S&P y el Eurostoxx se enfrentan técnicamente al dilema de superar máximos anuales o corregir, y los inversores se debaten entre realizar los beneficios acumulados tras meses de subidas o seguir dando credibilidad a los Bancos Centrales en su promesa de una economía que crece y en la que los tipos de interés siguen casi a cero. Quedan ya pocas empresas por reportar sus beneficios aunque algunas son tan relevantes como Gap, Best Buy, Berkshire Hathaway, RBS, GDF Suez, Allianz y Telefónica, entre otras, pero sí hay un buen puñado de datos económicos, entre ellos la revisión del PIB americano del cuarto trimestre y la confianza del consumidor americano medida por la Conference Board y por la Universidad de Michigan.
Apostaríamos por una semana sin grandes movimientos, para finalizar un mes de febrero en el que los mercados han recuperado las pérdidas de enero y los inversores en su mayor parte han optado por la continuidad.