Opinión

Los resultados no evitan la entrada del S&P y del Nasdaq en zona de 'corrección'

La decepción con algunos resultados empresariales, y el temor a que la buena salud de la economía norteamericana pueda empujar a la Fed a un endurecimiento adicional de su política monetaria, ha presionado a la baja esta semana a las Bolsas americanas, provocando la entrada del Nasdaq y del S&P en zona de “corrección” en las sesiones del miércoles y del viernes, respectivamente. Técnicamente la entrada en “corrección” se produce cuando un índice o valor cae más de un 10% dese los máximos, y la entrada en “mercado bajista” (‘bear market’) se produce cuando la caída desde máximos supera el 20%.

Aunque las caídas han sido más fuertes en los índices americanos (S&P -2,5% en la semana, Nasdaq -2,6% , Dow Jones -2,1%) prácticamente ninguna Bolsa mundial, salvo Hong Kong y Shanghái, se ha librado de los descensos, que han sido del 0,26% para el Eurostoxx, del 1,2% para nuestro Ibex, del 0,86% para el Nikkei y del 0,63% para el MSCI de Bolsas emergentes en dólares.

Los resultados empresariales, que en trimestres anteriores han servido de soporte e incluso de impulso a las Bolsas, ahora están jugando justo el papel contrario. La temporada de resultados no está siendo de momento muy positiva, con el telón de fondo de la incertidumbre geopolítica, que es como una nube permanente que se ha posado sobre el mercado, y de unos tipos de interés de los bonos de largo plazo que siguen en máximos de las últimas décadas, con el tipo de interés del bono del Tesoro americano a diez años (T bond) el viernes en 4,85%, muy cerca del 5% y el tipo de interés del Bund alemán en el 2,8%, muy cerca de los máximos del 3% de septiembre.

Esta última semana la atención estaba puesta, sobre todo, en las cuatro grandes tecnológicas, como es lógico, dado el elevado peso de las “big tech” (más de un 20%) en la capitalización del S&P. Con el precedente de Tesla, que tras presentar sus números la semana anterior había caído un 15%, las cuatro “megacaps” que han publicado esta semana han corrido una suerte desigual, pero en el mejor de los casos mediocre.

Microsoft y Alphabet publicaron el martes después del cierre del mercado, y la percepción del mercado fue muy diferente en ambos casos. Microsoft anunció una subida de su beneficio de un 27% con aceleración del crecimiento de los ingresos de Azure, su filial de nube (cloud), y subió un 3% en la sesión del miércoles; si bien la subida en el conjunto de la semana se limita a un 0,96%. Anunció igualmente una subida de su beneficio, del 11%, pero la evolución de su negocio de nube quedó por debajo de las expectativas y la acción cayó un 9% en la sesión del miércoles y en la semana un 9,9%.

Meta y Amazon publicaron el jueves tras el cierre. Meta reportó resultados por encima de las estimaciones con subida del beneficio del 164% y subida de ingresos del 23%, pero la subida de sus acciones en la sesión del viernes se limitó a un 2,9%, y en el conjunto de la semana han caído un 3,8%. Amazon publicó también el jueves fuera de hora superando igualmente las estimaciones, al triplicar sus beneficios, con un incremento de ingresos del 13%, en parte debidos al negocio de nube (cloud). La cotización de Amazon subió un 6,8% el viernes y en el conjunto de la semana un 2%.

Como se ve, si nos fijamos en el comportamiento semanal, en ningún caso la respuesta de los inversores ha sido especialmente entusiasta. En dos casos, los de Alphabet y Meta, es negativa o muy negativa, y en los casos de Microsoft y Amazon las subidas semanales son moderadas.

Si nos fijamos en otros sectores, hay un poco de todo, pero también domina la tendencia negativa en la recepción de los resultados por las Bolsas. Las acciones de Ford Motor han caído un 14,4% en la semana tras los resultados un 9,3%, las de Mercedes Benz un 9,35%. El gigante petrolero Chevron ha caído en la semana un 13,5% tras presentar resultados. Y así un largo etcétera, aunque es verdad que hay también casos positivos como el del gigante de los chips Intel, que el viernes subió un 9,3% tras publicar sus resultados y en el conjunto de la semana se ha anotado una ganancia del 1,8%.

En definitiva, a diferencia de lo que ha sucedido en trimestres anteriores, los resultados no están siendo un catalizador positivo de las Bolsas y a falta de ese catalizador, ocupan el escenario los factores de incertidumbre, como la tensión geopolítica o la posibilidad de que los tipos de interés sigan subiendo aún más en el medio plazo.

Eso explica que incluso un dato tan espectacular como el crecimiento del PIB americano de un 4,9% en el tercer trimestre, que se publicó el jueves, fuese recibido con caídas en las Bolsas, como también ocurrió, en la sesión del viernes, con el indicador de inflación preferido por la Fed, el deflactor de consumo personal de septiembre (PCE price index), que salió en línea con lo esperado, pero no logró mover al alza al mercado sino más bien al revés.

Los temores siguen ahí, y en buena parte son fundados, porque, como hemos dicho en varias ocasiones, la ingente emisión de bonos que tendrá que hacer el Gobierno americano para hacer frente a sus crecientes compromisos de gasto (sin olvidar que 2024 es año de elecciones en Estados Unidos) presionará al alza los tipos. En el caso de los gobiernos europeos el problema no es menor sino, en todo caso, mayor. No es de extrañar, por ello, que la Secretaria del Tesoro y antigua presidenta de la Fed Janet Yellen haya querido salir al paso de posibles críticas esta semana, y haya aprovechado el magnífico dato de crecimiento del PIB en el tercer trimestre para decir que el tipo del 5% del bono americano a diez años no se debe al excesivo gasto público del Gobierno americano, sino a la fortaleza de la economía norteamericana.

El S&P ha perdido esta semana el importante nivel de los 4.200 puntos (el viernes cerró en 4.117 puntos), rompiendo a la baja la media móvil de 200 sesiones, y eso nos mueve a pensar que la posibilidad de una caída adicional de aquí a fin de año hacia los 4.000 puntos no es en absoluto descartable, y en cierto modo es mayor que la posibilidad de que remonte hasta los 4.500 puntos, por los que algunos apuestan para acabar el ejercicio.

A corto plazo, hay ya numerosas empresas que están técnicamente en mercado bajista, es decir, con caídas superiores al 20% desde sus máximos, y seguimos pensando que el fin de mes y el miedo extremo que marca el llamado “índice del miedo” (fear index) de la CNN pueden dar lugar a una estabilización de las Bolsas en el corto plazo.

A medio plazo, en verano se ha alejado la idea de una bajada de tipos, pero a la vez se ha alejado también la idea de una recesión global, dibujándose más bien la idea de un proceso de ajuste, ordenado y no traumático, aunque profundo e irreversible, idea que venimos proponiendo desde enero de 2022, y que, de hecho, se está cumpliendo de forma bastante fiable.

Además de los resultados empresariales, entre los que destacan los de Apple el jueves, hay eventos y noticias muy importantes esta semana, como la reunión de la Fed el miércoles, en la que no se espera que mueva los tipos; los ISM de manufacturas y servicios o el informe de empleo de la economía norteamericana en octubre, que se publica el viernes.



Juan Carlos Ureta Domingo
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