Tal y como anticipábamos al terminar nuestro último comentario, las Bolsas no han entrado en ajustes drásticos o correcciones de gran envergadura, sino que han seguido de forma ordenada su rotación desde los valores tecnológicos hacia valores más tradicionales y/o más pequeños, cuyas cotizaciones se habían quedado atrás y cuyos resultados sorprenden positivamente. Esa rotación hacia empresas con multiplicadores de beneficios y valoraciones más prudentes ha seguido su curso estos días, a la vez que hemos ido viendo datos más buenos que malos, pero no extraordinarios, tanto en los resultados empresariales como en los datos macroeconómicos.
La rotación se ve muy clara si comparamos el índice tecnológico Nasdaq, que ha bajado un 2%, con el Russell 2000 de pequeñas y medianas compañías, que ha subido un 3,5% en la semana. Igualmente contrasta la subida semanal del 0,75% del Dow Jones, muy ayudado por 3M, con la caída del 0,8% del S&P, más influido por los valores tecnológicos. En Europa el Eurostoxx ha subido un 0,73% en la semana. Vamos a dejar aparte al Nikkei japonés (-6% en la semana) y al CSI 300 chino (-3,7%) porque las Bolsas asiáticas merecerían un comentario especial que en algún momento haremos.
Como decíamos la semana pasada, lo que está pasando en las Bolsas hay que entenderlo como una combinación de rotación y de ajuste de las valoraciones a un entorno de menor crecimiento económico futuro. Ese ajuste a un futuro de menos crecimiento lleva a la corrección de sectores como la tecnología o el lujo, que habían descontado fuertes crecimientos futuros, pero como sigue habiendo una gran liquidez, el dinero se va hacia otros valores y eso hace que ni la corrección ni la rotación sean muy bruscas. El Nasdaq, por ejemplo, solo ha caído un 7% desde su máximo del 10 de julio.
Una forma simple de entender lo que está pasando en las Bolsas es pensar que los inversores están alejándose de la idea de un despegue económico inmediato (‘no landing’) y ven más bien una etapa de crecimiento moderado tras el aterrizaje suave. Ese guion es el que se traduce también en una corrección para las grandes tecnológicas, pero todo de forma ordenada.
La novedad es que esta semana los resultados empresariales han impulsado esa rotación, sobre todo, porque los de Tesla y Alphabet no gustaron y han provocado recortes del 8,1% y del 6%, respectivamente, en ambos valores. Por el contrario, los de 3M, por ejemplo, encantaron al mercado y la acción ha subido un 22,3% en la semana. Pero también entre las no tecnológicas ha habido empresas cuyos resultados no han gustado, como Ryanair o Louis Vuitton, y empresas cuyos resultados han gustado mucho, como Unilever.
Por tanto, no todo va de rotación de tecnología hacia valores industriales. Aunque todavía solo han publicado resultados menos de un tercio de las empresas, está muy claro que los inversores están siendo implacables con las compañías que decepcionan y generosos con las que estaban infravaloradas y dan sorpresas positivas. Hemos visto, por ejemplo, varias empresas del sector automóvil, como Ford o Stellantis, hundirse tras presentar sus cifras y hemos visto cómo Mercedes-Benz también ha sufrido, aunque no tanto, tras presentar sus resultados.
Los resultados están pasando a primera línea y esta vez están siendo algo más “mixtos” que en los trimestres anteriores. Tal vez por eso los buenos datos de inflación, con el deflactor de gastos personales (PCE deflator) bajando al 2,6% en junio, y los buenos datos de crecimiento, con un avance del PIB norteamericano del 2,8% anualizado, no impactan demasiado en las Bolsas. Tampoco se cotizó demasiado la encuesta de la Universidad de Michigan, que indica que las expectativas de inflación están bajando. Hace pocas semanas este conjunto de datos (crecimiento fuerte, inflación controlada) habría disparado al alza a las Bolsas. Ahora algo ha cambiado.
Entramos en una semana importante, a caballo entre julio y agosto. A nivel macro, los platos fuertes son el informe de empleo americano de julio, que se publica el próximo viernes, y la reunión de la Fed, que no se espera que mueva los tipos, pero que en todo caso dará pistas en su comunicado sobre lo que vaya a hacer en septiembre y en diciembre, que son las dos reuniones que quedan este año. Se publican, además, el martes, el crecimiento de la zona euro en el segundo trimestre y el índice de confianza del consumidor norteamericano de la Conference Board.
En cuanto a resultados empresariales, la regla seguirá siendo que los inversores castigarán con fuertes caídas los malos “fundamentales” y premiarán con fuertes subidas los buenos “fundamentales”. Y esto pasará tanto en las tecnológicas como en otros sectores, luego no es solo un tema de rotación sino de ajuste general. Lo que sucede es que las tecnológicas con fuertes subidas acumuladas son las principales candidatas a corregir.
En este sentido, y a la espera de que el 28 de agosto publique Nvidia, esta semana publican cuatro de los “siete magníficos”, Microsoft, Apple, Amazon y Meta. Entramos así en la fase más intensa de la temporada de presentación de los resultados del segundo trimestre, no solo con las tecnológicas citadas y con otras como AMD (Advanced Micro Devices) sino también con empresas energéticas como Exxon Mobile, o industriales como Volkswagen, o de consumo como Procter & Gamble. Y, además, grandes bancos como HSBC, BBVA, ING, Barclays o Société Générale.
Al final, la gran pregunta sigue siendo si estamos ante una simple corrección transitoria o ante el inicio de algo más grande. Nuestra respuesta a esa pregunta es la que dábamos la semana pasada, a saber, que se han acabado las subidas, esa inercia de subidas que se autoalimentan al generar en sí mismas una liquidez extra, pero sin entrar, de momento, en grandes correcciones.
Apostaríamos por una semana de poca volatilidad, en la que habrá que ir siguiendo los resultados, las guías a futuro y, sobre todo, lo que digan la Fed y el BCE.
Juan Carlos Ureta Domingo
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