Se dice que los mercados buscan permanentemente el equilibrio, pero realmente nunca están en equilibrio, siempre están por arriba o por abajo del precio que realmente responde a los fundamentales. Lo mismo pasa con los sentimientos de los inversores, que pasan de un extremo a otro sin detenerse nunca o casi nunca en el punto medio. Las tres primeras semanas de enero han sido un buen ejemplo de ello, ya que se ha pasado de un sentimiento dominante claramente positivo en las dos primeras a un ambiente negativo en los primeros días de la tercera semana, ambiente negativo que llegó a un punto máximo el jueves pasado tras publicarse en EE. UU. un mal dato de ventas minoristas de diciembre (cayeron un 1,1% en el mes, al parecer por la ola de frío) y una caída del 0,5% del índice de precios a la producción.
Esos datos, unidos a los malos resultados de Goldman y Morgan Stanley, y a las declaraciones del Gobernador del Banco de Francia, François Villeroy, diciendo que el BCE subirá 0,5% varias veces más, y de James Bullard y Loretta Mester, ambos miembros del Consejo de la Fed, diciendo que los tipos de interés estarán por encima del 5% mucho tiempo, llevaron a los inversores a la convicción de que los Bancos Centrales pueden estar pasándose de frenada en su endurecimiento monetario al insistir en combatir la inflación pese a que la economía se desacelera.
Un sentimiento muy diferente al que había dominado en las dos semanas anteriores, cuando los inversores estaban convencidos de que la Fed, a la vista de la moderación de la inflación en la última parte del 2022, estaba abocada a suavizar la subida de tipos, incluso si la economía se reactiva. Las caídas del miércoles y del jueves pasado, que llevaron al Dow Jones a terreno negativo en el año, reflejan los temores de que, a pesar de que la economía se desacelere, la inflación siga estando en niveles altos y los Bancos Centrales se vean obligados a mantener condiciones monetarias muy restrictivas.
Lejos de suavizar esos temores, la Fed y el BCE están insistiendo en todas y cada una de las intervenciones públicas de sus miembros, y en todas y cada una de sus reuniones oficiales, en que el proceso de subidas va a continuar y que, una vez finalice, los tipos de interés seguirán altos durante mucho tiempo. Y eso es lo que ha provocado las caídas semanales del 0,7% para el Eurostoxx y el S&P y del 2,7% para el Dow.
Sin embargo, y este es a nuestro juicio el punto más interesante de la semana, el Nasdaq ha logrado cerrar su tercera semana en positivo gracias a la subida del 2,66% en la sesión de cierre semanal del viernes. También han cerrado en positivo el Shanghai Composite (+2,2%) gracias a la reapertura de la economía china, y el Nikkei (+1,66%), tras reafirmarse el Banco de Japón en su política monetaria expansiva pese a haber subido la inflación en diciembre al 4% (la más alta desde 1981) y la subyacente al 3%. A lo que hay que sumar el buen tono en general de las Bolsas emergentes con el MSCI Emerging Markets en dólares subiendo un 0,6% en la semana.
"Estamos viendo solo los primeros indicios de un posible cambio de tendencia, y es absolutamente prematuro hablar de un posible mercado alcista"
La subida de las tecnológicas, que las llevó al rally final de la sesión del pasado viernes, es especialmente destacable por dos motivos. El primero es que las tecnológicas, tras las fortísimas caídas del año pasado, parecerían haber descontado ya todo o casi todo el impacto derivado del cambio en las condiciones monetarias (subida de tipos). El segundo, vinculado al anterior, es que su evolución a partir de ahora dependerá más de los resultados que vayan presentando, y la buena noticia es que una de las tecnológicas más emblemáticas y a la vez una de las más castigadas el pasado año, Netflix, ha abierto de forma brillante la temporada.
El pasado jueves, Netflix hacía, al final de la sesión, dos anuncios. Uno era que su fundador y “alma máter”, Reed Hastings, dejaba el puesto de primer ejecutivo de la compañía (CEO), si bien continuará vinculado a la misma como presidente no ejecutivo ("chairman"). El otro anuncio fue el de los beneficios del cuarto trimestre de 2022 y el “guidance” para este año 2023, que en ambos casos han gustado mucho a los inversores. El resultado de esas noticias fue una subida de la cotización del 8,5% en la sesión de cierre semanal del viernes, que eleva la subida acumulada de la acción de Netflix en lo que va de año hasta el 16,15%.
El anuncio de Netflix tuvo una proyección positiva sobre el conjunto del sector tecnológico. En la sesión del viernes, Alphabet subió un 5,3%, Amazon un 3,8%, Microsoft un 3,6%, Tesla un 4,6%, Meta un 2,4% y Apple un 1,9%. Pero, a nuestro juicio, no es solo el “efecto Netflix” lo que cotizaron los inversores el viernes y lo que están cotizando desde principios de año en las tecnológicas. Hay algo más que explica el buen comportamiento del Nasdaq desde principios de año. A nuestro juicio, el mercado empieza a valorar en las tecnológicas no solo la capacidad innovadora, sino además su capacidad de tomar medidas para adaptarse de forma rápida a entornos tan cambiantes como el actual. Es decir, el mercado empieza a valorar también su modelo y su estilo de gestión. La propia forma en la que Netflix ha realizado y comunicado la salida de Reed Hastings es una demostración de cómo hacer las cosas bien.
Se valora además que estas compañías estén sabiendo adaptarse con rapidez a los tiempos que vienen, como lo demuestran los ajustes de plantilla que está realizando el mundo tecnológico tras reconocer que las expectativas de crecimiento que habían estimado tras la pandemia estaban muy alejadas de la realidad. Alphabet y Microsoft anunciaron esos ajustes hace unos días, tal y como ya lo habían hecho Amazon, Meta (Facebook) y otras tecnológicas en los últimos meses.
Si el mercado está en lo cierto y si, efectivamente, las tecnológicas están haciendo bien los deberes desde el punto de vista de su gestión empresarial, tal vez sus resultados podrían sorprender positivamente en los próximos trimestres, ayudando a que las compañías innovadoras, y con ellas el “growth” en general, vuelvan a tomar el liderazgo de la Bolsa, lo cual, a nuestro juicio, es imprescindible para que podamos dar por finalizada la corrección de los mercados financieros.
En definitiva, los inversores se debaten entre el círculo virtuoso de una economía que podría volver a crecer de forma equilibrada, con inflación poco a poco a la baja, y el círculo vicioso de una economía que se desacelera y pese a ello no es capaz de liberarse de la inflación. El viernes la sesión terminó muy bien, y se animó aún más cuando el miembro de la Fed Christopher Waller dijo que él es partidario de una subida de solo el 0,25% en la próxima reunión del 1 de febrero, pero no hay que correr demasiado. Estamos viendo solo los primeros indicios de un posible cambio de tendencia, y es absolutamente prematuro hablar de un posible mercado alcista. Las Bolsas han iniciado, en nuestra opinión, en el 2022 un proceso largo de ajuste, y queda aún mucho camino por recorrer, aunque es verdad que el proceso está siendo ordenado y debería seguir siéndolo si los Bancos Centrales son graduales a la hora de reducir balance.
Esta semana se publica la primera lectura del PIB americano del cuarto trimestre y hay resultados importantes como los de Microsoft, Intel, Johnson & Johnson, ASML, LVMH, American Express y otras muchas compañías. Todo dependerá de nuevo de los mensajes de los banqueros centrales y de los resultados, y pensaríamos más bien en una semana sin grandes movimientos, con las Bolsas esperando a la reunión del uno de febrero de la Reserva Federal.
Juan Carlos Ureta Domingo
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