Lo más sorprendente de la tercera semana de mayo no es que hayamos visto la séptima semana consecutiva de caídas en los índices americanos, ni tampoco que las tecnológicas continúen sufriendo fuertes descensos (el Nasdaq ha caído un 3,8% frente al 3% del S&P y al 2,9% del Dow, Apple se ha dejado un 6,4% en la semana y Tesla un 13,7%) a pesar de que la subida de los tipos de interés se haya moderado (el tipo del T bond cerró el viernes en 2,78%). Lo más sorprendente es que los desplomes fulminantes que hasta ahora parecían reservados al sector tecnológico hayan llegado a empresas tan tradicionales y emblemáticas como Walmart o Target, dos de las grandes cadenas de distribución minorista ('retailers') en EE.UU.
La corrección de las Bolsas americanas, que en el primer trimestre había sido más moderada que la de las europeas y que se había centrado sobre todo en las tecnológicas, bajo la idea de que la subida de tipos las afectaba especialmente al ser sus flujos de beneficios más alejados en el tiempo, se extiende así al sector de la distribución y lo hace con caídas como la del 25% que experimentó Target en la sesión del miércoles tras presentar sus cifras o la de casi el 20% en la semana que ha sufrido Walmart también después de publicar sus números trimestrales. Y lo hace precisamente cuando se acaban de publicar, el martes pasado, unas magníficas ventas minoristas de abril en Estados Unidos, con una subida del 8,2%.
A diferencia de lo que ha ocurrido en algunas tecnológicas, en las que el problema ha sido no la evolución de los beneficios sino la evolución de los ingresos o de los nuevos suscriptores, en el caso de Walmart y de Target lo que no ha gustado a los inversores ha sido, precisamente, la última línea, la de los resultados. De hecho, los ingresos de Target superaron las previsiones del mercado, pero el aumento de las ventas fue acompañado de costes inusualmente altos por los cuellos de botella en las cadenas de suministro, el encarecimiento de fletes y salarios, y la inflación, sobre todo en los alimentos y el combustible. En el caso de Walmart también ha pesado la caída del beneficio, que ha sido de un 23%, y no la de las ventas, que de hecho han subido ligeramente pese a la venta de alguna filial.
Son varias las cuestiones que suscita esta brusca y en cierto modo inesperada sacudida del sector de distribución minorista. La primera es que la corrección de las Bolsas americanas va adquiriendo profundidad al extenderse más allá de las tecnológicas y al entrar ya de hecho el S&P, como lo hizo el viernes durante una parte de la sesión, en territorio técnico "bajista" ('bear') al caer más de un 20% por debajo de su máximo histórico del pasado 3 de enero.
La segunda es que en cierto modo el desasosiego está pasando ya, como dicen los americanos, de Wall Street a "main street", es decir, está llegando a sectores tan de economía real como la distribución minorista, algo que no por ser previsible es menos inquietante.
Una tercera reflexión es que se rompe un poco la idea de la "rotación" de empresa "growth" a empresas "value" dentro de la renta variable. Esta idea se puede seguir manteniendo, pero los desplomes en Walmart y Target sugieren que a lo mejor podemos ver desplomes similares incluso en empresas claramente "value" si de pronto alguna noticia no es del agrado de los inversores. Es decir, sugiere que tal vez no haya ningún sector o empresa que pueda librarse de un eventual e inesperado ajuste que le haga perder una cuarta parte de su valor en pocas horas. Dicho de otra forma, los desplomes súbitos no serían ya exclusivos de las tecnológicas o de las empresas growth sino que podrían afectar a cualquier valor. Por eso la rotación no es dentro de la renta variable sino más bien desde la renta variable a la renta fija.
Hay, sin embargo, otra forma de verlo y es pensar que Walmart y Target, igual que numerosas compañías tecnológicas, están ajustando su cotización bursátil a unas previsiones económicas más realistas. Habían subido muchísimo desde marzo de 2020 hasta sus respectivos máximos históricos en el 2021, sobre todo Target que casi triplicó. En definitiva, según esta lectura, lo que estaríamos viendo en las Bolsas es una digestión de los excesos previos y no un cambio del modelo de fondo.
En todo caso, y pese al ya mencionado buen dato de ventas minoristas americanas en abril, la realidad es que el crecimiento económico global se deteriora a paso rápido mientras la inflación sigue instalada en niveles muy altos.
El pasado lunes se publicaron malos datos de la economía china en abril. Las ventas minoristas cayeron un 11,1% frente al -6,1% previsto, y la producción industrial cayó un 2,9% cuando se esperaba un leve crecimiento del 0,4%. Aunque Shanghái parece estar empezando a relajar los confinamientos y aunque el pasado jueves el Gobierno chino bajó el tipo de interés de referencia para las hipotecas en un intento de estimular la economía, algunos cálculos hablan de una contracción del 1% en el segundo trimestre de la segunda economía del mundo. El PIB de Japón se ha contraído un 0,2% en el primer trimestre, igual que la economía norteamericana, y la economía alemana tampoco da buenas señales con una subida en abril de más de un 30% en los precios a la producción, que no es nada bueno que coincida con la desaceleración de China, uno de sus principales mercados de exportación.
Frente al escenario ingenuamente optimista, casi de parque temático infantil, en el que vivían los inversores en el 2021, las Bolsas se van adentrando a medida que avanza el 2022 en una realidad menos amable, dándose, como decíamos la semana pasada, un baño de realismo. La corrección se va extendiendo a otros sectores, ahora al de las "retailers", pero va siendo más o menos ordenada, pese a que el Nasdaq se deje ya un 27,4% desde que empezó el año y el Nasdaq un 18%.
Fuera de las Bolsas, la economía va también avanzando en sus ajustes, primero con la inflación y ahora, cada vez más claramente, con la desaceleración global. Los ajustes, aunque la guerra de Ucrania pone una presión adicional, son también por ahora ordenados, y hay que esperar que así siga siendo, aunque llegue una recesión suave. El escenario a evitar es el de una recesión profunda o el de una estanflación, pero una recesión suave es algo perfectamente asimilable y encajable por la economía y no deberían cometerse errores para intentar evitarla, si llega.
Esta semana se publican los PMIs preliminares de Japón, la zona euro y de Estados Unidos. Se publica en EE.UU. el sentimiento del consumidor de la Universidad de Michigan y siguen las presentaciones de resultados de las cadenas de distribución minorista americanas, con Costco, Macy's, Nodstrom o Best Buy presentando sus cifras. También presentan sus resultados trimestrales las chinas Alibaba y Baidu, que podrían mostrar un cierto suelo en su corrección a la baja.
La semana pasada nos equivocamos al prever una semana tranquila, de consolidación de niveles, ya que no contábamos con el terremoto provocado por las "retailers" americanas. Esta semana no nos gustaría caer en el mismo error, pero lo cierto es que seguimos pensado en una semana de calma, dentro de una corrección de las Bolsas que es difícil pensar que haya terminado y que, por tanto, continuará todavía por algún tiempo.
Juan Carlos Ureta Domingo
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