Noviembre está dando la razón a los llamados “contrarians”, es decir, a quienes compran cuando el sentimiento es muy negativo y venden cuando la euforia se generaliza. A fines de octubre, el índice de sentimiento de los inversores que publica diariamente la CNN (Fear & Greed Index) estaba en la zona del “miedo” (‘fear’), casi entrando en el “miedo extremo”, justo antes de que las Bolsas iniciasen un despegue que ha llevado al S&P desde los 4.117 puntos a los que estaba el viernes 27 de octubre hasta los 4.514 a los que cerró el pasado viernes. Es decir, una subida de casi el diez por ciento en tres semanas, que ha ido acompañada, como no podía ser menos, por un movimiento pendular del sentimiento de los inversores hacia la zona de la “codicia” (‘greed’) en el mencionado “Fear & Greed Index”.
Las razones de esa espectacular subida en noviembre son bien conocidas, pero conviene recordarlas. La más importante es la caída de los tipos de interés de los bonos, sobre todo de los bonos de largo plazo. El 19 de octubre el tipo del bono del Tesoro americano a diez años (T bond) estaba en el 5% y ahora está en el 4,44%, una caída muy rápida que, además, ha cogido a la mayor parte del mercado por sorpresa. La segunda razón, conectada plenamente con la anterior, es la caída de la inflación. La inflación de octubre ha caído en la zona euro al 2,9% y en EE. UU. al 3,2%, con moderación también de las inflaciones subyacentes en ambos casos. La tercera razón son los resultados empresariales que, aun siendo mixtos, como lo demuestra esta última semana, el muy diferente comportamiento de WalMart frente a Target, Home Depot o GAP, superan en general las estimaciones del consenso.
Ha sido precisamente el dato de inflación americana de octubre, que se publicó el pasado martes, el que ha desatado esta semana la euforia, provocando subidas en la sesión del martes y, en general, en la semana. En concreto, el Eurostoxx ha subido un 3,4% en la semana, el S&P el 2,2%, el Nasdaq el 2,4%, el Dow Jones el 1,9%, el Nikkei el 3,1% y el MSCI de Bolsas emergentes en dólares el 3%. La novedad ha sido que, en esta ocasión, el índice que más ha subido ha sido el Russell 2000 de las compañías norteamericanas de menor capitalización, que ha logrado un avance del 5,4% en la semana, casi el doble que el del S&P, con lo que se coloca ya en territorio positivo (+2%) desde el uno de enero. Si la semana pasada destacábamos la vuelta de las tecnológicas, esta semana tenemos que destacar la vuelta de las pequeñas compañías.
Pero el dato de inflación de EE. UU. no ha sido el único que ha llamado la atención estos días. Han sido incluso más espectaculares, por ejemplo, los descensos de la inflación italiana, que se ha desplomado al 1,7% en octubre desde el 5,3% en septiembre, o de la inglesa, que baja en octubre al 4,2% desde el 6,7%. Esos descensos, unidos a algunos datos de crecimiento, empiezan a alimentar la idea de que la inflación podría bajar más rápidamente de lo que todos pensábamos en los próximos meses y eso daría lugar a que la Fed baje tipos antes de lo previsto, según algunos, tan pronto como en marzo.
Lógicamente esa caída tan rápida de la inflación debería ir unida a una brusca desaceleración económica, que podría también explicar la caída del petróleo, tanto del Brent como del crudo ligero americano (WTI), de más del 12% en las cuatro últimas semanas, una caída que ha llevado al precio del crudo a entrar el jueves en el nivel técnico de mercado “bajista” (‘bear market’), que se produce cuando hay una corrección superior al 20% desde los máximos, en este caso desde los máximos de septiembre, cuando el Brent se acercó a los cien dólares. La reacción alcista en la sesión de cierre semanal del viernes sacó al petróleo de esa zona “bajista”.
Algunos datos que se han publicado la semana pasada confirmarían esa brusca desaceleración. En términos de crecimiento, el PIB de la zona euro se ha contraído un 0,1% en el tercer trimestre y el de Japón un 0,5% trimestral, con retroceso tanto del consumo privado como de la inversión empresarial. Son datos que contrastan con el 4,9% de crecimiento del PIB norteamericano del tercer trimestre, pero que están ahí y son señales de alerta, igual que la caída, aunque sea sólo del 0,1% de las ventas minoristas norteamericanas en octubre, que se publicó también la semana pasada. Es verdad que, por contra, también hemos sabido la semana pasada que en China las ventas al por menor crecieron en octubre un 7,6% y la producción industrial un 4,6%, ambos en tasa anual, y que en la zona euro la encuesta de sentimiento ZEW muestra una cierta mejora tanto en el conjunto de la zona como en Alemania.
Son datos mixtos, igual que los resultados empresariales, pero con predominio por ahora de lo positivo sobre lo negativo, y eso explica que las Bolsas estén apostando por el “soft landing”, es decir, una caída de la inflación sin que el crecimiento económico se vea seriamente afectado. Ese es el escenario central que dibujan también los mercados de bonos, pero la duda es si realmente la actividad económica se va a mantener o no. En EE. UU. el 70% del PIB es el consumo, y Doug McMillon, CEO de WalMart, la mayor cadena de distribución del mundo, afirmó literalmente en la presentación de resultados que podemos estar entrando en un periodo de “deflación” en los próximos meses. Posiblemente Doug McMillon estaba utilizando la palabra “deflación” pero queriendo referirse más bien a la “desinflación”, a la caída del IPC y no a una auténtica deflación de la economía, que es algo mucho más serio y preocupante porque implica una recesión profunda. Pero ahí queda la advertencia.
Entramos en la recta final de noviembre y en la recta final del año con un sentimiento de los mercados positivo, lo cual podría ser preocupante desde el punto de vista “contrarian”. La encuesta global de gestores de Fondos que hace Bank of America muestra cómo los gestores se han repuesto del pesimismo que mostraron al inicio del cuarto trimestre de 2023 y se muestran más optimistas respecto a los tipos de interés, aunque siguen siendo cautelosos en el plano macroeconómico. No es todavía euforia, y por eso pensamos que las Bolsas van a comportarse bien en lo que queda de año, pero que tal vez el recorrido adicional sea limitado.
Los resultados de Nvidia, que se publican el martes, son uno de los platos fuertes de esta semana. Con una subida acumulada de la acción desde el uno de enero del 237%, las cifras y las perspectivas deberán ser muy buenas para mantener el “momentum”, especialmente con la pequeña crisis que sufren los semiconductores. El otro plato fuerte son las actas de la última reunión de la Fed, que también se publican el martes. Conoceremos también encuestas de confianza de los consumidores y empresas en la zona euro, y la lectura final del sentimiento del consumidor americano medido por la Universidad de Michigan, así como los PMIs preliminares de noviembre en la zona euro y en EE. UU.
Seguimos pensando en Bolsas básicamente laterales, con tendencia más bien alcista por el momento.
Juan Carlos Ureta Domingo
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