Opinión

Lo necesario que no fue suficiente


A quince días de terminar el primer semestre y con la reunión de la Fed como plato fuerte de esta próxima semana, no cabe duda de que el claro protagonista de los mercados financieros en esta primera parte del año es el giro de los Bancos Centrales desde los intentos fallidos de normalización monetaria en 2018 hasta el actual "revival" del dinero barato como medicina para reanimar la economía.

Al final, ante las cada vez mayores evidencias de una desaceleración del crecimiento económico global, la única esperanza vuelve a ser que los Bancos Centrales vuelvan a bajar tipos y a inyectar dinero, y esa esperanza es alimentada por los propios banqueros centrales, que han asumido gustosos su rol de garantes del crecimiento, asegurando en sus comparecencias que disponen de un arsenal muy potente para volver a rescatar a una economía que se debilita.

No deja de ser una pequeña ironía, en estos momentos en los que el Brexit avanza aparentemente hacia su versión "dura", que el origen último de esa fe ciega en los Bancos Centrales y en su poder ilimitado tuviese lugar precisamente en Londres, en la elegante mansión de Lancaster House, situada entre los palacios de Buckingham y St. James, y en una conferencia de inversores promovida por el entonces primer ministro David Cameron, padre del Brexit. Fue allí donde Draghi pronunció sus famosas palabras asegurando que el BCE haría "todo lo que fuera necesario" ("whatever it takes") para preservar al euro, y asegurando además que lo que iba a hacer el BCE sería "suficiente" ("believe me, it will be enough").

Draghi pronunció esa frase hablando del euro, y en un momento en el que, como el propio Draghi dijo en esa misma intervención, el euro parecía incapaz de levantar el vuelo, pero los inversores rápidamente extrapolaron la idea de unos Bancos Centrales todopoderosos al crecimiento económico. Si el BCE podía nada más y nada menos que salvar al euro, la Fed podía también salvar a la economía norteamericana garantizando un crecimiento económico permanente y el BCE podía evitar la deflación en la zona euro. A esa convicción respondió en 2015 el programa de compra de bonos (QE) puesto en marcha por el BCE, y a esa misma convicción responde la exigencia a la Fed por parte de Trump y de Wall Street de que baje tipos.

Siete años después de las famosas palabras de Draghi la fe sigue intacta, pese a que el "track record" no es precisamente bueno. Si hubiese sido bueno, la economía estaría boyante y no tendríamos que estar volviendo a pedir a la Fed que baje los tipos. Lo ideal es que hubiese funcionado el círculo virtuoso que se anunciaba, según el cual las políticas de dinero barato iban a reactivar el ciclo de crecimiento y esa reactivación iba a permitir revertir los tipos de interés y la liquidez a su nivel normal, en un proceso suave y gradual de reducción de la deuda ("beautiful deleverage"). La realidad es que la economía, sobre todo la norteamericana, ha aguantado bastante bien y de hecho en julio va a entrar en su periodo de expansión más largo de la historia, más de ciento veinte meses seguidos sin recesión, pero no ha habido en ningún momento un crecimiento vibrante ni tampoco la sensación de que la economía se valga por sí misma. Más bien la sensación permanente es la de tener que contar con estímulos para no caerse.

La Fed parece sugerir, en sus últimas declaraciones, que esta vez todo habría funcionado bien si no hubiese sido por la guerra comercial iniciada por Trump, y que es la guerra de aranceles la que provoca la desaceleración y exige a la Fed cambiar el guion previsto y bajar los tipos. Puede ser, pero también cabe interpretar justo lo contrario, es decir, que Trump ha iniciado la guerra comercial ante las evidencias de que la economía norteamericana se desaceleraba.

Sea como fuere, y sea cual sea la causa de la desaceleración iniciada en la segunda mitad del pasado año, hay dos cosas claras. La primera es que la economía global vuelve a estar débil. La segunda es que se va a volver a aplicar la misma receta para reanimarla. Los mercados descuentan con una probabilidad del 80% que la Fed baje los tipos de interés en julio y con una probabilidad del 20% que lo haga ya en su reunión de esta semana. Al final, la idea es que, si lo hecho hasta ahora no ha sido suficiente, lo que hay que hacer es seguir insistiendo.

A partir de ahí, una vez más, veremos si esas bajadas de tipos sirven para algo más que para hacer subir a las Bolsas durante otra temporada. Los bonos no parecen creer demasiado en el "arsenal" del que hacen gala los banqueros centrales, y por eso los tipos de largo plazo están en mínimos. El tipo de interés del T bond cerró el viernes en el 2,084% y el bund alemán ha tocado estos días su tipo mínimo de todos los tiempos, el -0,27%. En España, el tipo de interés del bono del Tesoro a diez años ha caído por debajo del 0,5% por primera vez en su historia. Las Bolsas, sin embargo, sí parecen pensar que esta vez, por fin, hacer "todo lo que sea necesario" puede ser "suficiente" para relanzar la economía

En los próximos días los banqueros centrales van a tener oportunidad de reflexionar sobre estos temas. La Fed, el Banco de Japón y el Banco de Inglaterra celebran sus reuniones de política monetaria y, además, tiene lugar en Sintra (Portugal) el simposio anual organizado por el BCE. En ese simposio Draghi anunció, hace dos años, una recuperación económica de la zona euro "fuerte y generalizada", que nunca llegó. Hoy, dos años después, y a las puertas ya de la salida de Draghi, la economía europea no consigue coger fuerza.

Desde el punto de vista técnico, los índices se han parado la semana pasada tras remontar más o menos la mitad de lo perdido en mayo. El S&P, el Dow y el Dax subieron un 0,4% en la semana, el Nasdaq y el Nikkei un poco más, el 0,7% y el 1,1%, respectivamente, y el Shanghai Composite ha sido el mejor con una ganancia semanal del 1,9%.

A la espera de la reunión del G20 en Osaka a fin de mes y con muy pocos datos económicos o empresariales (los resultados de Oracle, y las encuestas ZEW y de la Fed de Filadelfia son lo más destacable) los Bancos Centrales y sobre todo la Fed van a ser los protagonistas, en una semana que, con el telón de fondo de unos tipos de interés de largo plazo en niveles insólitamente bajos, debería volver a ser tranquila, a la espera de ver cuál será la reacción final de los mercados ante lo que la semana pasada llamábamos la japonización de las economías europea y americana.

Juan Carlos Ureta Domingo
Tel: 91 398 48 05 Email: online@renta4.es


El presente artículo de opinión no presta asesoramiento financiero personalizado. Ha sido elaborado con independencia de las circunstancias y objetivos financieros particulares de las personas que lo reciben. El inversor que tenga acceso al presente artículo de opinión debe ser consciente de que los valores, instrumentos o inversiones a que el mismo se refiere pueden no ser adecuados para sus objetivos específicos de inversión, su posición financiera o su perfil de riesgo ya que éstos no han sido tomados en cuenta para la elaboración del presente artículo de opinión, por lo que debe adoptar sus propias decisiones de inversión teniendo en cuenta dichas circunstancias y procurándose el asesoramiento específico y especializado que pueda ser necesario.

El contenido del presente documento así como los datos, opiniones, estimaciones, previsiones y recomendaciones contenidas en el mismo, han sido elaborados por Renta 4, con la finalidad de proporcionar a sus clientes información general a la fecha de emisión del artículo de opinión y está sujeto a cambios sin previo aviso. Este documento está basado en informaciones de carácter público y en fuentes que se consideran fiables, pero dichas informaciones no han sido objeto de verificación independiente por Renta 4 por lo que no se ofrece ninguna garantía, expresa o implícita en cuanto a su precisión, integridad o corrección.

Renta 4 no asume compromiso alguno de comunicar dichos cambios ni de actualizar el contenido del presente documento. Ni el presente documento ni su contenido constituyen una oferta, invitación o solicitud de compra o suscripción de valores o de otros instrumentos o de realización o cancelación de inversiones, ni puede servir de base a ningún contrato, compromiso o decisión de ningún tipo.

Renta 4 no asume responsabilidad alguna por cualquier pérdida directa o indirecta que pudiera resultar del uso de este documento o de su contenido. El inversor tiene que tener en cuenta que la evolución pasada de los valores o instrumentos o resultados históricos de las inversiones, no garantizan la evolución o resultados futuros.

El precio de los valores o instrumentos o los resultados de las inversiones pueden fluctuar en contra del interés del inversor incluso suponerle la pérdida de la inversión inicial. Las transacciones en futuros, opciones y valores o instrumentos de alta rentabilidad (high yield securities) pueden implicar grandes riesgos y no son adecuados para todos los inversores. De hecho, en ciertas inversiones, las pérdidas pueden ser superiores a la inversión inicial, siendo necesario en estos casos hacer aportaciones adicionales para cubrir la totalidad de dichas pérdidas.

Por ello, con carácter previo a realizar transacciones en estos instrumentos, los inversores deben ser conscientes de su funcionamiento, de los derechos, obligaciones y riesgos que incorporan, así como los propios de los valores subyacentes de los mismos. Podría no existir mercado secundario para dichos instrumentos.

Cualquier Entidad integrante del Grupo Renta 4 o cualquiera de las IICs o FP gestionados por sus Gestoras, así como sus respectivos directores o empleados, pueden tener una posición en cualquiera de los valores o instrumentos a los que se refiere el presente documento, directa o indirectamente, o en cualesquiera otros relacionados con los mismos; pueden negociar con dichos valores o instrumentos, por cuenta propia o ajena, proporcionar servicios de asesoramiento u otros servicios al emisor de dichos valores o instrumentos, a empresas relacionadas con los mismos o a sus accionistas, directivos o empleados y pueden tener intereses o llevar a cabo cualesquiera transacciones en dichos valores o instrumentos o inversiones relacionadas con los mismos, con carácter previo o posterior a la publicación del presente artículo de opinión, en la medida permitida por la ley aplicable.El Grupo Renta 4 Banco tiene implementadas barreras de información y cuenta con un Reglamento Interno de Conducta de obligado cumplimiento para todos sus empleados y consejeros para evitar o gestionar cualquier conflicto de interés que pueda aflorar en el desarrollo de sus actividades.

Los empleados de Renta 4, pueden proporcionar comentarios de mercado, verbalmente o por escrito, o estrategias de inversión a los clientes que reflejen opciones contrarias a las expresadas en el presente documento.

Ninguna parte de este documento puede ser: (1) copiada, fotocopiada o duplicada en ningún modo, forma o medio (2) redistribuida o (3) citada, sin permiso previo por escrito de Renta 4. Ninguna parte de este artículo de opinión podrá reproducirse, llevarse o transmitirse a aquellos países (o personas o entidades de los mismos) en los que su distribución pudiera estar prohibida por la normativa aplicable. El incumplimiento de estas restricciones podrá constituir infracción de la legislación de la jurisdicción relevante.

El sistema retributivo del autor/es del presente artículo de opinión no está basado en el resultado de ninguna transacción específica de banca de inversiones.