Opinión

Las tecnológicas, seis años después del 'Whatever it takes'


Aunque la lectura de la evolución semanal de los índices no lo sugiera, la realidad es que la cuarta semana de julio, que es la última completa del mes, ha sido enormemente rica en noticias, señales y mensajes para los inversores. Decíamos al finalizar nuestro último comentario que podía pasar cualquier cosa y lo cierto es que, a lo largo de la semana, han pasado bastantes cosas, incluso algunas de ellas de signo contrario.

Tecnológicas, guerra comercial y mensajes de los Bancos centrales han sido los tres ejes de una semana en la que se ha celebrado el sexto aniversario de aquellas tres famosas palabras pronunciadas por Draghi en Londres a finales de julio de 2012: "Whatever it takes". Hay un antes y un después de esas palabras, que cambiaron la forma de entender la política monetaria en Europa y que condujeron al anómalo y, en nuestra opinión, aberrante escenario de los tipos de interés nominales negativos, que hoy seguimos teniendo en la zona euro. Un escenario muy favorable para los deudores pero perverso para los ahorradores y para el sistema bancario, y probablemente al final también muy negativo para la economía real de la zona euro, al conducir a un mundo de bajo crecimiento estructural. Un mundo que puede incluso derivar en la deflación, es decir, justo en lo contrario de lo que se quería evitar con los tipos negativos.

Es inevitable que esas tres palabras sobrevolasen la rueda de prensa posterior a la reunión del BCE del pasado jueves, sobre todo porque Draghi, seis años después, sigue muy firme en el mismo mensaje y vino a decir que los tipos no subirán mientras él sea presidente del BCE, un cargo que deja en octubre de 2019. Es muy probable que las palabras de Draghi hayan sido también, además del acuerdo entre Juncker y Trump para frenar la guerra comercial, responsables de la fuerte subida de las Bolsas europeas el jueves y el viernes. Pero el mensaje de Draghi no importa solo por lo que concierne al BCE, sino porque hay que unirlo al que la semana pasada dio en el Congreso americano el presidente de la Fed, Jerome Powell, que fue interpretado por los mercados como un giro hacia posiciones menos comprometidas con la subida de tipos de interés, al utilizar dos palabras ("por ahora", "for now") que indican dudas respecto a la continuidad en el endurecimiento monetario.

Habrá que esperar a las reuniones de esta próxima semana de la Fed (miércoles) y del Banco de Japón (jueves) pero hay ya quienes piensan que los banqueros centrales están empezando a dar marcha atrás en la normalización monetaria ante los signos de que la economía de la zona euro se desacelera (así lo vimos en los PMIs que se publicaron el pasado martes) y de que en Japón la inflación no acaba de despegar. Se dice incluso que el BCE podría ensayar a partir de fin de año la operación "twist" que ya ha hecho la Fed en varias ocasiones (la primera en los sesenta con Kennedy y la última, Bernanke en 2011) consistente en cambiar bonos de corto plazo por bonos de plazo más largo, lo que permite controlar los tipos largos sin incrementar el balance del Banco Central y sin comprar más bonos.

Mientras este giro de los Bancos Centrales se concreta o no, el protagonismo se lo llevan Trump, por un lado, y las tecnológicas, por otro.

Trump ha vuelto a sorprender a las Bolsas al anunciar el fin de la guerra comercial con Europa tras su entrevista con Juncker. El resultado es que las Bolsas europeas se han disparado, impulsadas sobre todo, pero no solo, por el sector automovilístico. El Dax ha subido un 2,4% en la semana, el Cac un 2,1%, el Eurostoxx un 1,9% y nuestro Ibex un 1,5%.

Las Bolsas americanas no han podido esta vez superar a las europeas y las culpables de que no haya podido ser son las tecnológicas. A pesar de que Alphabet (Google) el lunes y Amazon el jueves publicaron beneficios por encima de lo esperado por los analistas, continuando así la senda positiva marcada por Microsoft la semana previa, esas buenas noticias fueron totalmente superadas por las cifras de Facebook y Twitter, que no gustaron en absoluto al mercado. Aunque Facebook consiguió un beneficio en el segundo trimestre algo superior a las estimaciones, sus números evidenciaron un claro estancamiento en el número de usuarios de la red social, lo cual inquietó muchísimo a los inversores al ser interpretado como un posible signo de madurez del mercado. Lo mismo pasó con Twitter, que publicó beneficios e ingresos del segundo trimestre bastante buenos pero mostró también estancamiento en el número de usuarios activos.

Los inversores no solo castigaron a Facebook y a Twitter sino al conjunto de las tecnológicas, incluidas las ya citadas Alphabet y Amazon, que vieron esfumarse el viernes las ganancias obtenidas tras publicar sus resultados trimestrales, e incluida Intel, cuyas cifras no fueron malas pero que cayó un 8,6% el viernes. El Nasdaq cayó un 1% en la semana y el S&P solo logró subir el 0,6% pese a los buenos resultados publicados por la mayor parte de las compañías, como Boeing, McDonald's, o General Motors, entre otras. El Dow Jones tuvo un mejor comportamiento al subir el 1,5% en la semana, gracias a los grandes Bancos como JP Morgan o Goldman y gracias a compañías como Johnson & Johnson, Boeing o McDonald's.

Es pronto para aventurar un cambio de ciclo en las tecnológicas, que han sido, como decíamos la semana pasada, el principal motor alcista de las Bolsas americanas el pasado año y este, pero si realmente las tecnológicas pinchasen, podemos pensar en una corrección general de las Bolsas americanas. Algo que vimos ya el viernes pasado cuando ni siquiera el magnífico dato de crecimiento de la economía norteamericana en el segundo trimestre (4,1% la mejor cifra de los últimos cuatro años) pudo evitar una caída de los tres grandes índices americanos en la jornada de cierre semanal. Hay muchos datos que muestran la importancia de las tecnológicas en la subida de las Bolsas americanas, una subida que ha llevado al Nasdaq a subir un 12% en lo que va de año mientras el S&P se conforma con subir menos de la mitad, un 5,4%.

En este sentido, esta próxima semana van a ser claves los resultados de Apple, que publica sus cifras el martes. Hay otras grandes compañías que publican, como Caterpillar, Procter & Gamble, Pfizer o Tesla, y casi una cuarta parte de las empresas del S&P dan sus cuentas, pero sin duda la compañía de Cupertino es la referencia de la semana, dado el momento bursátil de las tecnológicas.

Al final la sensación es que, tras las fuertes subidas de las Bolsas americanas de estos últimos años, y en particular tras la espectacular subida de 2017 y de enero de 2018, hacen falta muy buenas noticias para que haya subidas adicionales, y tal vez por ello estamos viendo cómo los inversores reciben buenos datos de beneficios con frialdad o incluso con caídas. Lo que ha sucedido con Facebook nos indica que cuando una compañía está en máximos históricos, y Facebook lo estaba antes de dar sus resultados, para subir a partir de ahí no basta con dar buenas cifras del pasado, sino que hay que mostrar capacidad de crecimiento futuro.

Además de los resultados tendremos reunión de la Fed y del Banco de Japón y el viernes se publica el informe de empleo de la economía norteamericana en julio, que siempre mueve a las Bolsas.

Empieza agosto pero esta vez no parece que podamos esperar el inicio de la calma veraniega, sino, por el contrario, una semana intensa, en la que, al igual que en la que acaba de terminar, puede pasar cualquier cosa.

Juan Carlos Ureta Domingo
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