La tercera semana completa de enero ha mostrado las primeras inquietudes de los inversores, en unas Bolsas que hasta el momento habían seguido al pie de la letra el mismo guion optimista y complaciente del pasado ejercicio 2019.
Aunque la causa inmediata de esas inquietudes ha sido la aparición de un posible brote de epidemia en China, con riesgos de propagación al resto del mundo, no cabe duda de que las elevadas cotizaciones que han alcanzado las Bolsas, sobre todo las americanas, tras su racha continua de nuevos récords históricos, son un terreno muy propicio para que lleguen las correcciones, sin que haga falta ningún motivo especial.
Sea cual sea la causa de las caídas, hemos visto la primera semana bajista del año en las Bolsas americanas, pero al final los descensos semanales de los índices americanos han sido relativamente moderados, del entorno del 1%. Aunque el Dow perdió al cierre del viernes pasado los 29.000 puntos y el S&P perdió asimismo los 3.300 puntos, dos cifras redondas, la realidad es que las Bolsas siguen estando en niveles muy altos, niveles que hace un año habrían sido sencillamente inimaginables.
Tras los recortes de esta última semana, en el año el S&P sigue ganando un 2%, el Nasdaq casi un 4%, el Eurostoxx el 0,9% y el Dax, que por cierto fue el único índice europeo que subió la semana pasada, un 2,5%. Son subidas importantes para los principales índices, subidas que no comparte sin embargo nuestro Ibex, que debe conformarse con una muy modesta ganancia del 0,13% desde el uno de enero. A la Bolsa china le ha ido incluso peor en este inicio del 2020, con el Shanghai Composite bajando un 2,4% desde el uno de enero tras una fuerte caída del 3,2% la semana pasada. Por su parte, el Nikkei sube solo un 0,7% en el año tras caer un 0,9% esta última semana, y el MSCI de Bolsas emergentes sube solo un 0,4% en el año.
Es especialmente llamativa la pérdida de fuerza de la Bolsa china a partir del segundo trimestre de 2019. El Shanghai Composite fue el índice que más subió en los tres primeros meses de 2019 (un 24%) impulsado por los planes de estímulo del Gobierno chino, pero en el segundo y en el tercer trimestre cayó, mientras las Bolsas americanas seguían subiendo, y en el cuarto trimestre solo pudo subir la mitad de lo que lo hacía el S&P. En este inicio de 2020 la Bolsa china no ha sido capaz de beneficiarse de la firma de la llamada fase uno del acuerdo comercial con EE.UU. ni tampoco del logro que supone para la economía china haber crecido un año más por encima del 6%.
La atención va a estar centrada estos próximos días en la epidemia del coronavirus, pero sería interesante también analizar los motivos que impiden despegar al alza a las Bolsas chinas mientras las americanas no dejan de batir récords, porque al final es difícil que las Bolsas americanas puedan seguir manteniendo sus récords si las Bolsas chinas no las acompañan, y por tanto el brote epidémico no es el único motivo de atención que nos llega desde China. China es el país que más aporta hoy al crecimiento global, aproximadamente un tercio del total, y por tanto cualquier sombra de duda sobre su evolución futura nos afecta de forma muy directa.
Los bonos del Tesoro americano a largo plazo también parecen compartir esas preocupaciones sobre el crecimiento, ya que esta semana el tipo del bono del Tesoro a diez años (T bond) ha bajado del 1,83% al 1,68%. Hay que recordar que hace un año por estas fechas el tipo del T bond estaba en el 2,75% más de un punto por encima del tipo actual, a pesar de que se supone que hoy las perspectivas de crecimiento son mejores que las de hace un año. No cabe duda de que los tipos de los bonos están muy intervenidos por la Fed, pero en todo caso la pregunta es por qué la Fed necesita ayudar tanto a la economía si la economía norteamericana va tan maravillosamente bien como Trump anunciaba el pasado miércoles en el Foro Económico Mundial de Davos.
Junto al tema del crecimiento está el tema de los resultados empresariales. Por el momento la temporada de publicación de resultados va bien, y en torno a un 70% de las empresas que han publicado sus cifras han superado las estimaciones. Pero no hay que olvidar que esas estimaciones eran muy bajas para el cuarto trimestre, en concreto se preveía una caída de un 0,5% en el cuarto trimestre del pasado año para los beneficios de las compañías norteamericanas. Habrá que ver qué pasa este año 2020, en el que la expectativa es que los beneficios de las compañías del S&P suban casi un 10%, un objetivo bastante más exigente.
La herencia más importante que nos deja el 2019 es la convicción de que los tipos seguirán bajos para siempre (el nuevo paradigma al que aludió Draghi en su despedida) y la convicción de que la Fed saldrá al rescate si hay problemas de liquidez, como se ha visto de forma muy contundente con la intervención en el mercado de repos. Es una herencia muy "financiera" y queda por ver la parte económica, en la que China juega un papel esencial. Lo iremos viendo a lo largo de 2020.
De momento esta semana los platos fuertes son la reunión de la Fed y los resultados de Apple, una combinación normalmente imbatible en términos de alzas del mercado. De la Fed se esperan pocas novedades, pero dentro de esa nueva faceta de su presidente Jerome Powell como "converso" a la causa de la expansión monetaria (no hay que olvidar que la Fed hizo en 2019 la mayor expansión de su balance vista en la historia en términos anuales) siempre cabe alguna sorpresa para agradar a Trump y a los mercados, y la epidemia del coronavirus ofrece una oportunidad única para justificar lo que haga falta. En cuanto a Apple, sus 1,4 billones de valor la convierten en la mayor compañía del mundo por valor en Bolsa (excluida Aramco) y sus cifras son esperadas con gran atención para ver si realmente estamos ante una nueva burbuja o ante valoraciones sostenibles y racionales.
Tras el buen sabor de boca dejado por los números de Intel y de Netflix, que batieron expectativas, esta semana presentan sus cifras, además de Apple, Amazon, Facebook, Boeing, General Electric, McDonald's, Coca Cola, y Exxon, y en Europa grandes compañías como Louis Vuitton, Philips, o SAP y bancos como Santander, BBVA o Bankia, todos ellos muy castigados en Bolsa lo que va de año.
Por el lado macro hay datos numerosos e importantes, como el PIB estadounidense del cuarto trimestre el jueves, el PIB de la zona euro el viernes, que se espera sea ligeramente superior al 1% con aportación ligeramente positiva de Alemania en el trimestre, los PMIs chinos de enero el viernes o el dato de confianza de la Universidad de Michigan también el viernes.
Las miradas van a estar puestas en China y en la epidemia del coronavirus, pero, más allá de este episodio concreto y sin restarle para nada su importancia, que puede ser mucha, tal vez la lección de esta tercera semana del año debería ser que si queremos ver lo que nos trae el horizonte económico, tal vez deberíamos mirar más hacia China y menos hacia EE.UU.
Al final, de alguna manera, China y las tecnológicas siguen siendo las claves de los mercados financieros, y de ambas tendremos noticias abundantes esta semana.
Juan Carlos Ureta Domingo
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