Opinión

Las elecciones y las tecnológicas como activo refugio


Decíamos al terminar nuestro último comentario que era difícil hacer pronósticos en una semana tan especial como la que acabamos de vivir, con las elecciones presidenciales americanas como evento central, y lo cierto es que nos habría resultado casi imposible anticipar, hace siete días, que estábamos a las puertas de la semana más alcista de las Bolsas de los últimos meses. En concreto, la más alcista para las Bolsas americanas desde el mes de abril.

Es cierto que el resultado de las elecciones, con Biden como Presidente y con el Senado en manos republicanas, puede garantizar una política alejada de los extremismos, con menores subidas de impuestos y menor gasto público, y eso es bueno, pero hay elementos adicionales al resultado electoral que ayudan a explicar la explosión alcista que ha hecho que el S&P suba un 7,3% en la semana, el Nasdaq un 9%, el Eurostoxx un 8,3%, el Dax el 8%, el Nikkei el 5,9% y el MSCI de Bolsas emergentes en dólares un 6,6%.

En otras palabras, sin desdeñar el efecto de las elecciones, hay que ir un poco más allá y tratar de entender de forma global el contexto en el que se producen estas subidas, que hacen recuperar a las Bolsas casi todo lo perdido la última semana de octubre y que denotan de nuevo un claro optimismo hacia la renta variable.

Empezando por las elecciones, en sí mismo positivo el hecho de que tengamos ya un resultado y que ese resultado favorezca, en principio, una cierta estabilidad (partimos de que las impugnaciones de Trump tienen pocas posibilidades de prosperar). El modelo de contrapeso entre los dos partidos políticos, ya comentado, es muy deseable no solo por evitar políticas fiscales demasiado agresivas, sino también por ser el modelo con menores riesgos en una situación política global como la que hoy vivimos. Biden reducirá la polarización interna y bajará la tensión internacional, restaurando la maltrecha relación con Europa y reintegrando a EE.UU. en los grandes temas globales como el medio ambiente, con la vuelta al Acuerdo de París.

En lo económico, es verdad que Biden tenderá a elevar aún más el déficit público y la deuda pública, pero Trump no ha sido precisamente el campeón de la ortodoxia presupuestaria. Antes del Covid, bajo el mandato de Trump, el déficit público americano superaba ya el 5% y la política de Trump se ha basado en la asistencia financiera permanente de la Fed igual que previsiblemente lo hará Biden, aunque Biden llevará un poco más allá el modelo keynesiano/monetario, aceptado ya incluso por el Fondo Monetario Internacional, que hasta hace poco promovía la austeridad.

Tampoco cabe esperar cambios en la relación con China. Trump denunció, acertadamente, ciertas prácticas de China, pero su planteamiento de una guerra comercial bilateral en solitario, sin contar con Europa, se ha demostrado muy poco eficaz.

En definitiva, lo mejor del resultado electoral es que ya lo tenemos y que da lugar a un escenario de mayor estabilidad, pero, como decíamos, hay elementos adicionales en la subida bursátil de esta última semana, como, en primer lugar, los resultados empresariales que se van publicando y que, en su conjunto, han sorprendido al alza. En el S&P, habiendo publicado ya sus cifras el 89% de las empresas, el ratio de sorpresas positivas se sitúa en el 84%, algo más que en el segundo trimestre, y por encima de la media histórica. El beneficio en el trimestre sube un 17,3% por encima de lo esperado. En el Eurostoxx, el ratio de sorpresas positivas es el 67,5% tras publicar cuentas casi el 70% de sus miembros, de nuevo un ratio superior al del segundo trimestre y a la media histórica. El beneficio es superior en un 7,6% al estimado. En el Ibex las cifras son algo peores, ya que el ratio de sorpresas positivas es del 50%. Pero lo que denotan las cifras es que una mayoría de las empresas están haciendo sus deberes.

Tampoco están siendo malos los datos económicos y esta es una explicación adicional de la fortaleza de las Bolsas. Son mixtos, pero no malos. El informe de empleo americano de octubre, publicado el pasado viernes, muestra una creación de puestos de trabajo por encima de lo previsto, bajando la tasa de paro al 6,9% frente al 7,9% de septiembre. En Europa los PMI de servicios han sido malos, por la nueva ola de la pandemia, pero las cifras industriales se mantienen dignamente, incluso en sectores como el automóvil, como lo demuestran las buenas cifras de BMW conocidas la pasada semana. Esto es debido en parte a la buena marcha de la recuperación en China y en Asia.

Otro factor que alienta a las Bolsas es la expectativa de la vacuna y de los antivirales. Las investigaciones siguen avanzando en diversos frentes y, como botón de muestra, AstraZeneca anunciaba la semana pasada que tal vez disponga ya de la vacuna para fin de año.

Pero por encima de todo lo anterior está el hecho indiscutible de que la subida tras las elecciones americanas ha tenido a las grandes tecnológicas como claras protagonistas. En cierto sentido podríamos decir que la "K" es la gran ganadora de las elecciones, al apostar decididamente los inversores por las tecnológicas. Hay dos motivos detrás de esa apuesta. El primero es la convicción de que el mundo ha cambiado tras la Covid y que hay una serie de transformaciones que la pandemia ha acelerado e intensificado y que van a llevarnos a un mundo mejor. Un mundo más "verde", más respetuoso con el medio ambiente, más digital, menos desigual, y con mejores valores. En ese mundo, que puede parecer ingenuo o incluso "naif", las tecnológicas se convierten en un valor refugio, ganador. El segundo conecta con las elecciones, y es pensar que los demócratas no van a poder, con un Senado republicano, llevar adelante sus planes de dividir a las grandes tecnológicas para evitar su posición de cuasi monopolio.

El pasado miércoles, cuando ya parecía claro que no habría "ola azul" (mayoría demócrata en el Congreso y el Senado con Biden en la Casa Blanca) vimos fortísimas subidas de Facebook (+8,3%) Amazon (+6,3%) Google (+6,1%) Microsoft (+ 4,8%) y Apple (+ 4,1%). Curiosamente en esa misma sesión del miércoles, y esto de nuevo nos lleva a la "K", veíamos fortísimas caídas de los Bancos europeos y españoles (BBVA -6,6% Sabadell 5,3% Santander -4,1% Bankinter -3,7%). El Nasdaq ha sido de nuevo el mejor índice en la semana (+9%) y en Europa los valores tecnológicos como Adyen (+11,2% en la semana) o Amadeus (+15,6% en la semana) han subido con mucha fuerza mientras que los valores tradicionales han sufrido caídas (Telefónica -0,4% en la semana) o apenas han subido (BBVA +0,36% en la semana).

Estamos en el mundo post Covid, un mundo en profunda transformación, y las Bolsas parecen querer jugar un papel en esa transformación, convirtiendo de pronto a las tecnológicas en valores refugio, que se comportan como el oro o como los bonos del Tesoro americano, ofreciendo al dinero no solo crecimiento sino, sobre todo, seguridad frente a un futuro incierto.

Esa es nuestra lectura de una semana espectacular, guiada por las tecnológicas. Seguimos interpretando el movimiento de las Bolsas desde septiembre como un movimiento de asentamiento y de reflexión, en el que los inversores tratan de poner números al nuevo escenario post Covid, de bajo crecimiento, de alta transformación y de tipos de interés cero "forever".

Esta semana, previsiblemente, se irá agotando el impacto de las elecciones y volveremos al "business as usual", que en el caso de las Bolsas es descontar el futuro de los beneficios empresariales. Se publican resultados de empresas como Tencent, Cisco, Palantir, Adidas, Siemens, McDonalds o Walt Disney, entre otras, y por el lado macro hay encuesta ZEW en Alemania y datos de inflación en EE.UU. y en China. Además, el BCE celebra un encuentro de dos días en el que intervendrá el jueves Jerome Powell, presidente de la Fed, y también Christine Lagarde y el gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, que acaba de ampliar los estímulos. Es muy probable que los tres aprovechen el encuentro para reiterar las promesas de mayores estímulos en las próximas reuniones de sus respectivos Bancos.

Tras la fuerte subida de los últimos días, el S&P se ha acercado mucho a la parte alta de la banda que mencionábamos la semana pasada, con suelo en torno a los 3.100 puntos y techo en torno a los 3.550. Lo más interesante de la semana es ver si ese nivel es superado o no, porque esa ruptura al alza podría determinar un rally de fin de año.

No somos capaces de predecir si habrá ruptura o corrección hacia los niveles intermedios de la banda de fluctuación señalada, pero, a riesgo de equivocarnos, seguiríamos con un enfoque defensivo, y pensaríamos más bien en una semana de estabilización y no de grandes movimientos, apoyada por los mensajes de la reunión de banqueros centrales promovida por el BCE.

Juan Carlos Ureta Domingo
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