Una semana más lo simple ha funcionado de maravilla y la estrategia de "comprar y esperar", sin complicar la decisión con hipótesis sobre si Grecia iba o no a pagar al FMI o sobre si las actas de la Fed iban o no a mostrar señales de subida de tipos en junio, ha sido extremadamente rentable, sobre todo en las Bolsas europeas y asiáticas.
El ISM de servicios americano publicado el lunes fue bueno, y quitó de golpe la mala sensación dejada por el ISM americano de manufacturas y por el mal dato de empleo que se habían conocido en la Semana Santa. El martes, varios datos de la zona euro fueron también positivos reafirmando la tesis de una reactivación en marcha en la hasta ahora estancada Europa. Para completar el optimismo el miércoles Royal Dutch Shell anunciaba por sorpresa una OPA sobre British Gas (BG), desatando la fiebre de fusiones y operaciones corporativas precisamente en un sector, el del gas y petróleo, que se presumía casi hundido tras el recorte del precio del barril de crudo a la mitad el pasado otoño.
En el lado monetario, las actas de la última reunión de la Fed, publicadas también el miércoles, reflejaban la ya sabida división de opiniones entre los miembros de su Consejo, algunos de los cuales desean anticipar la subida de tipos mientras otros creen que es peligroso hacerlo. A la vez, las actas reflejaban como el bando de los "halcones" es siempre el perdedor, siguiendo la doctrina establecida por Greenspan en el 2001 según la cual es mejor equivocarse por exceso de laxitud monetaria que por defecto.
Un cuadro perfecto para que los inversores hayan olvidado de nuevo las amenazas que pesan sobre el crecimiento económico y se hayan lanzado a la compra de acciones.
Hemos visto subidas semanales espectaculares en algunas Bolsas emergentes, como el 7,9% de subida en la de Hong Kong o el 7,7% de subida en la Bolsa rusa. El Nikkei ha subido un 2,4% en la semana y ha roto la barrera de los 20.000 puntos, aunque al cierre semanal estaba algo por debajo. En Europa el Stoxx 600 ha batido los máximos de los últimos quince años y las subidas semanales de los índices van desde el 3,4% del Dax o el 3,7% del FT hasta el 1% de nuestro Ibex, que junto con la Bolsa griega ha sido la que menos ha subido. Las Bolsas americanas también han subido, pese a que el dólar ha recuperado su fortaleza, y pese a algunos primeros resultados empresariales del primer trimestre no muy alentadores. Pero las subidas fueron más suaves, del 0,7% en el Russell y del 1,7% en el Dow y en el S&P.
Estas subidas se han producido en medio de nuevas advertencias del FMI sobre el "mediocre" crecimiento económico que cabe esperar en los próximos años, y en medio de una nueva caída generalizada de los tipos de interés de los bonos largos, que en principio estaría indicando que los bonos no esperan crecimiento económico en varios años. El Tesoro suizo ha emitido por primera vez bonos a diez años a tipo negativo, el Bund alemán a diez años está ya en el 0,15% y el T bond del Tesoro americano sigue por debajo del 2%, pese a que se habla de subida de tipos por la Fed en junio o en septiembre.
En definitiva, aunque parecía que los inversores estaban abandonando el guión de guiarse solo por la liquidez, lo cierto es que después de Semana Santa han vuelto a ese guión con más fuerza que nunca.
Esto hace especialmente interesantes los datos que vamos a conocer durante la semana, tanto a nivel macro económico como a nivel de resultados empresariales. En la parte macro tenemos el PIB chino del primer trimestre, datos en EE.UU. incluidos el Libro Beige y la confianza del consumidor medida por la Universidad de Michigan, y datos en la zona euro, el principal de ellos el IPC de marzo, que mostrará si hay o no riesgo deflacionario. En cuanto a resultados en EE.UU., veremos ya grandes nombres presentando cifras, como, entre otros, JP Morgan, Wells Fargo, American Express, Intel o Johnson & Johnson.
De la reunión el jueves del BCE poco cabe esperar, tan solo mensajes positivos sobre su recién iniciada QE, dentro de esa idea dominante en la zona euro de conseguir como sea (whatever it takes) un estado de ánimo optimista.
Las Bolsas europeas están en subida libre, y la de Hong Kong en plena euforia compradora (tal vez entrando en una nueva fase de especulación desatada) de los inversores minoristas chinos. No se ve nada que pueda ensombrecer este idílico escenario para los inversores. Ya se sabe que los resultados empresariales americanos van a ser malos, estimando los analistas una caída del 3% sobre el mismo periodo del pasado año, y se sabe también que Grecia va a necesitar dinero y no va a poner las cosas fáciles. No se esperan buenos mensajes del FMI en su reunión de primavera, ya que Christine Lagarde ha adelantado que el Fondo ve un escenario económico de crecimiento "mediocre" para los próximos años.
Pero nada de esto importa. Al revés, son buenas noticias para unos inversores que solo están interesados en saber si los Bancos Centrales van a seguir apoyando a los mercados, y a los que los Bancos Centrales tienen exquisito cuidado en no defraudar. Con ese apoyo (don´t fight the Fed), es difícil, como decíamos en nuestro anterior comentario, pensar en correcciones significativas, sean cuales sean los datos que salgan.
D.Juan Carlos Ureta Domingo
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