Opinión

Las Bolsas se resisten a salir del espejismo y buscan un tercer escenario

La muy ligera caída semanal del Dow Jones (-0,13%) y del S&P (-0,28%) no empaña en absoluto la brillante semana que han tenido, en general, las Bolsas globales, superando, nada más y nada menos, que unos datos de inflación en EE. UU. que han venido a demostrar que los inversores estaban siendo demasiado complacientes al prever una rápida caída de la inflación en los próximos meses.

El EuroStoxx ha subido un 1,8% en la semana, con algún índice europeo, como el CAC francés, subiendo más de un 3% en la semana y marcando máximos históricos de todos los tiempos. En EE. UU. el tecnológico Nasdaq y el índice de pequeñas compañías Russell han avanzado, respectivamente, un 0,6% y un 1,4% en la semana, manteniendo de esta forma las subidas de enero y febrero y acumulando ya desde principio de año unas ganancias del 12,6% tanto en el EuroStoxx como en el Nasdaq.

Las Bolsas muestran así una excepcional fortaleza desafiando al consenso de los economistas y analistas, que siguen viendo para los próximos meses una fuerte desaceleración económica, acompañada además de inflación alta. Es verdad que el presidente de la Fed, Jerome Powell, ha respaldado el optimismo de las Bolsas en sus intervenciones recientes, la última en el Economic Club de Washington, pero, como decíamos la semana pasada, las palabras de Powell, como las de los demás banqueros centrales, siempre están llenas de matices y de cautela, y esta misma semana dos miembros relevantes del Consejo de la Fed, James Bullard, presidente de la Fed de San Luis, y Loretta Mester, presidenta de la Fed de Cleveland, abogaban el jueves pasado por subidas del 0,5% para la reunión de marzo, algo que los mercados están muy lejos de descontar. El viernes otro miembro de la Fed, Michelle Bowman, decía que hay todavía un camino muy largo hasta conseguir el objetivo del 2% de inflación.

Esas palabras de miembros de la Fed se producen después de dos datos muy relevantes de la semana pasada. Por un lado, la inflación de enero que se conoció el martes, que bajó del 6,5% al 6,4%, menos de lo esperado por el consenso de los economistas, que apostaban por un descenso más pronunciado hasta el 6,2% en tasa interanual. Lo mismo sucedió en el caso del IPC subyacente, que cayó 0,1% sobre el nivel de diciembre (a 6,4%), pero que en cualquier caso decepcionó a los inversores, que se frotaban las manos descontando un registro de 5,5%. El segundo dato se conoció el jueves y es el índice de precios al por mayor (PPI o índice de precios al productor), que subió el 0,7% en enero, mucho más del 0,1% estimado por el consenso.

La inflación general apenas impactó a la Bolsa y, de hecho, tanto el martes como el miércoles el S&P y el Nasdaq cerraron en positivo, pero el dato de precios al productor, tal vez por coincidir con las ya mencionadas manifestaciones de James Bullard y Loretta Mester, sí que provocó caídas, si bien en la sesión de cierre semanal del viernes esas caídas se moderaron y, como antes decíamos, la realidad es que la semana se ha resuelto de forma positiva para la mayor parte de los índices europeos y americanos.

"Algunos analistas piensan que las Bolsas han estado viviendo un espejismo desde principios de año, al pensar que es posible una caída de la inflación sin que haya de forma simultánea una fuerte contracción de la demanda"

Algunos analistas piensan que las Bolsas han estado viviendo un espejismo desde principios de año, al pensar que es posible una caída de la inflación sin que haya de forma simultánea una fuerte contracción de la demanda. El control de la inflación deberá pasar, según esta tesis, un fuerte peaje al crecimiento económico y, por tanto, hay un dilema entre inflación y crecimiento. Según esta lectura las Bolsas, se han venido planteando sucesivamente dos escenarios. Por un lado, el escenario de recesión profunda con estanflación, que descontaron en los peores momentos del pasado año, léase mediados de junio y principios de octubre, y por otro lado el escenario de recesión técnica suave (soft landing) con moderación de la inflación, y pivot de la Fed.

Este escenario de soft landing con desinflación es el que ha dominado en enero y se vio respaldado por las palabras de Jerome Powell en la rueda de prensa del uno de febrero y luego en el Economic Club de Washington, pero era un “espejismo” y los datos antes mencionados de inflación de enero han venido a despertar a los inversores y han sido un jarro de agua fría.

Ahora las Bolsas, una vez han constatado que la inflación no va a ser fácil de dominar, estarían pasando a un tercer escenario, el de una economía bastante fuerte, que ni siquiera aterriza (no landing), en el que, aunque la inflación alta y los tipos sigan altos, la economía es capaz de soportar un entorno monetario menos amable.

El escenario de “no aterrizaje” (no landing) se basaría en los datos económicos que se han ido conociendo. Por un lado, el informe de empleo americano de enero, con la impresionante creación de 571.000 nuevos empleos, por otro los ya mencionados datos de inflación de enero en EE. UU. y, finalmente, las ventas minoristas de enero en la economía norteamericana, que se publicaron el pasado miércoles y que subieron un 3% respecto a diciembre, un dato que dejó atónitos a los mercados al estar muy por encima de las estimaciones del 1,9%, mostrando una fortaleza del consumo increíble a pesar de la inflación.

El dibujo parece gustar mucho a las Bolsas, sobre todo a las europeas y a los valores tecnológicos, a juzgar por las subidas de la semana pasada. El problema es que es difícil pensar en un crecimiento muy fuerte en una economía que va a tener que digerir la enorme deuda acumulada. Algunos economistas, como el alemán Hans-Werner Sinn, presidente del Instituto IFO, están diciendo, a nuestro juicio con razón, que la continuidad del modelo de gasto público basado en deuda es insostenible, sobre todo para Europa, pero también para EE. UU. que se aproxima, en junio, a una nueva decisión del Congreso sobre el techo de deuda. Los mercados parecen estar ajenos a todos esos riesgos, como lo muestra el que el bitcoin, un claro indicador de la complacencia de los mercados con el riesgo, se haya acercado de nuevo a los 25.000 dólares.

Esta semana se publican el miércoles las actas de la última reunión de la Fed, interesantísimas para ver cómo están las posiciones de sus miembros y, además, el viernes, el deflactor de precios de consumo (PCE) de enero, que es el indicador preferido de la Fed para anticipar la inflación. Además, empiezan a publicar sus resultados trimestrales las grandes cadenas minoristas americanas, con dos pesos pesados como WalMart y Home Depot anunciando sus cifras el martes.

Con el S&P sin la fuerza necesaria, de momento, para superar 4.100 puntos (el viernes cerró en 4.079), apostaríamos más bien por una semana tranquila o en todo caso ligeramente bajista, salvo sorpresas.



 

 

Juan Carlos Ureta Domingo
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