Opinión

Las Bolsas resisten, de momento, las tensiones geopolíticas, ayudadas por el empleo

Tal vez lo más notable de una semana aparentemente tan anodina como la que ha inaugurado el cuarto trimestre sea, precisamente, la tranquilidad con la que las Bolsas han encajado la fuerte escalada de las tensiones en Oriente Medio, tras la entrada de Israel en el Líbano respondida con un ataque de misiles desde Irán. El Dow Jones, el S&P y el Nasdaq han terminado la semana prácticamente en el mismo sitio (Dow Jones y Nasdaq +0,1% en la semana, S&P +0,2%) en el que la habían empezado, y los recortes de las Bolsas europeas (Eurostoxx -2,2%) han sido mucho menores que los espectaculares avances que tuvieron la semana anterior por el impacto de las medidas de estímulo de China.

En el caso de las Bolsas americanas, el impulso alcista llegó el pasado viernes de la mano del informe de empleo, que arrojó un saldo de 254 mil puestos de trabajo creados en septiembre frente a los 150 mil que había estimado el consenso del mercado. Esta fortaleza del empleo hizo caer la tasa de paro del 4,2% al 4,1%, una décima que se suma a la que ya había caído la tasa de paro en agosto, con lo cual en los dos últimos meses el paro ha pasado del 4,3% al 4,1%. Todos los índices subieron tras la noticia, incluido el Russell 2000 de valores de pequeña capitalización, que avanzó el 1,5% en la sesión, más que el Dow (+0,8%), el S&P (+0,9%) y el Nasdaq (+1,2%). Las Bolsas europeas también mejoraron a partir del dato.

Las muy modestas subidas semanales de los índices americanos podrían haber sido interpretadas, en otro contexto, como una señal de debilidad y de corrección a la vista, sobre todo teniendo en cuenta las ya mencionadas caídas de las Bolsas europeas y del Nikkei japonés, que ha perdido un 3% en la semana. Pero si tenemos en cuenta los altísimos niveles de los que partían las Bolsas al empezar el cuarto trimestre, es muy notable que hayan podido resistir tan bien pese a la alta presión en Oriente Medio y pese a que el petróleo ha subido casi un 10% en la semana.

El S&P partía, a fin de septiembre, de una subida acumulada desde el uno de enero del 20,8%, el Nasdaq del 19,2%, el Dow Jones del 12,3% y el Eurostoxx del 10,6%. Subidas que se producen con una economía básicamente estancada en la zona euro (España es la excepción) y con escasas perspectivas de que el crecimiento pueda mejorar, como lo han mostrado los PMIs de septiembre, que certifican en el sector manufacturero y la debilidad del sector servicios en Europa, aunque en EE. UU. se mantiene mejor.

Las dos claves de esa fortaleza de las Bolsas son, por un lado, la enorme  liquidez del sistema, que como ya hemos dicho en otras ocasiones se ve aumentada por un gasto público muy fuerte, que a su vez sigue siendo financiado en buena medida por los Bancos Centrales, cuyos balances apenas se han contraído y, por otro lado, el relato que se ha instalado en la mente de los inversores de que, una vez conseguido el “aterrizaje suave”, ahora llega el momento de una nueva etapa de crecimiento fuerte, en gran parte alimentada por las ganancias de productividad que traerá consigo la nueva inteligencia artificial generativa. El informe de empleo del viernes vendría a confirmar esa narrativa de una economía vigorosa, una economía que está en un superciclo de crecimiento y que, además, ha logrado dominar la inflación.

Sería realmente maravilloso pensar que eso es así, pero lamentablemente las previsiones tanto de los institutos privados como del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial, entre otras instituciones públicas, apuntan a una etapa prolongada de crecimiento económico positivo pero mediocre, con Estados Unidos creciendo un poco más del 2%, la zona euro el 1% y China por debajo del 5% pese a las recientes medidas de estímulo. Un crecimiento que difícilmente justificaría subidas adicionales en unas Bolsas cuyo precio descuenta un mundo perfecto.

A corto plazo el mercado va a estar dominado, en nuestra opinión, por los factores políticos, que irán girando desde la situación en Oriente Próximo a las elecciones americanas del 4 de noviembre, que normalmente tenderán a generar volatilidad a lo largo de octubre. Esa volatilidad podría llevar al S&P en algún momento de octubre de nuevo a los mínimos de principios de septiembre, en 5.400 puntos y, en el peor de los casos, en principio a nuestro modo de ver descartable, a los mínimos de principios de agosto en 5.120 puntos. 

Sin embargo, si vamos más allá de octubre y pensamos en el final del año, no hay que descartar que, una vez superadas las elecciones americanas, y dependiendo de quién sea el ganador, el S&P intente alcanzar los 6.000 puntos, incluso este mismo año, sobre todo si la Fed y el BCE recortan tipos en lo que queda de 2024 y en el 2025 a un ritmo aproximado de un cuarto de punto por trimestre. Si se lograse alcanzar ese nivel de los 6.000 puntos, a nuestro juicio se convertiría en una resistencia difícil de superar durante algún tiempo.

Los resultados empresariales seguirán teniendo, como hasta ahora, la llave de lo que hagan las Bolsas. Habrá que seguir de forma muy especial los resultados de Nvidia y del resto de las grandes tecnológicas, porque son el sector que debe liderar este ciclo. En este sentido, Nvidia cerró el viernes en 124,9 dólares, un nivel que todavía está un diez por ciento por debajo de los 140 dólares, cuya superación marcaría una nueva fase alcista, pero también lejos de los 100 dólares que fueron el mínimo de agosto y cuya perforación a la baja implicaría una corrección mayor. El Nasdaq 100, que venimos siguiendo como índice de referencia, también se mueve en terreno indefinido, con su cierre el pasado viernes en 20.035 puntos, un nivel intermedio entre los 20.691 puntos de los máximos históricos del 10 de julio y los 17.867 puntos a los que cerró el 7 de agosto. Hay que estar atentos a la posible superación de los 20.691 puntos si se produjese, ya que sería una fuerte señal alcista, en nuestra opinión. El pasado viernes Tesla, Amazon y Netflix lideraron las subidas con alzas respectivas del 3,9%, 2,5% y del 1,8%

A la espera de los resultados del tercer trimestre, que empiezan a publicarse ya muy pronto, esta semana se publican: el miércoles, las actas de la última reunión de la Fed; el jueves, el IPC americano de septiembre y el viernes, el índice de precios industriales (IPP), así como el sentimiento del consumidor de la Universidad de Michigan.

Nos cuesta ver factores que puedan mover al alza las Bolsas estos próximos días, y por ello partiríamos de una nueva semana de consolidación de niveles, siempre y cuando la situación en Oriente Medio no se complique, y no se dispare al alza el precio del petróleo, todavía en niveles razonables a pesar de la subida de las últimas sesiones. 

 

Juan Carlos Ureta Domingo
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