Una sola frase del presidente de la Fed, Jerome Powell, pronunciada en la rueda de prensa posterior a la decisión de subir los tipos de interés en un cuarto de punto adicional, sirvió el pasado miércoles para despertar de nuevo los espíritus animales (animal spirits) de los inversores, provocando un giro en las Bolsas americanas, que pasaron de recibir con caídas el comunicado de la Fed, a cerrar la sesión con alzas del 1,5% en el S&P y del 2% en el caso de la tecnológica Nasdaq.
“Por primera vez —dijo Powell— podemos afirmar que el proceso desinflacionario ha empezado” (the disinflationary process has started), añadiendo que esperaba un crecimiento positivo de la economía norteamericana este ejercicio, aunque crezca a “ritmo moderado” (subdued pace). La palabra “desinflación”, en sus diversas conjugaciones y variantes, fue probablemente la más repetida por Powell en la hora larga que dedicó a la prensa tras la reunión, dentro de un tono deliberadamente “dovish” (suave), muy alejado del tono “duro” del comunicado, y muy alejado también del pesimismo que el propio Powell ha mostrado hasta ahora en sus intervenciones. Por primera vez desde hace un año, Powell fue optimista con la inflación y el crecimiento e, incluso, a diferencia de otras ocasiones, pareció sentirse cómodo con el rally de las Bolsas y de los activos de riesgo en enero, alimentando la esperanza de un aterrizaje suave, sin recesión y con la inflación cediendo.
Powell creó así, por primera vez desde que empezó la crisis, la expectativa de un “soft landing desinflacionario”, un escenario que encanta a los inversores y que explica que, a pesar de que la Fed subió un cuarto de punto adicional los tipos (ya están en el 4,75%), y a pesar de que el comunicado reiteraba el firme compromiso de la Fed contra la inflación, lo que realmente leen los inversores es que la Fed va a moderar mucho su política monetaria a partir de ahora. Esto es esencialmente lo que ha cambiado desde octubre pasado, a saber, que las Bolsas creen que, tras una última subida de otro cuarto de punto, la Fed bajará los tipos al menos un par de veces en la segunda parte del año.
Esa convicción de los mercados se basa en la moderación de la inflación, a la vez basada en la caída del precio de la energía. El petróleo cerró el viernes en 73,23 dólares (nos referimos al crudo ligero WTI) y es llamativo que bajase un 3,5% el mismo viernes a pesar del fortísimo dato de empleo americano de enero, que sugeriría fortaleza económica. Ese “caso optimista” se completa con unos resultados empresariales del cuarto trimestre que, igual que pasó en el tercero, son inferiores a los del pasado año, pero no son tan malos como se pensaba, y con unos datos económicos, el último el informe de empleo de enero en EE. UU. publicado el viernes, que parecen alejar el fantasma de la recesión, más aún con la reapertura de China.
"Las tecnológicas sin duda son las grandes estrellas, dada la nueva expectativa de recorte de tipos en la segunda mitad del año"
La idea de un “soft landing desinflacionario” hace volar a los activos de riesgo y explica que en la semana todas las Bolsas hayan subido y el Nasdaq en particular haya firmado su quinta semana consecutiva de alzas, cinco de cinco en el año. El Eurostoxx ha subido un 1,9%, el Nasdaq un 3,3%, el S&P un 1,6% y solo el Dow Jones ha bajado, pero simbólicamente (-0,15).
Las tecnológicas sin duda son las grandes estrellas, dada la nueva expectativa de recorte de tipos en la segunda mitad del año. Sobre todo las que dan buenas noticias a los inversores, como Meta Platforms el miércoles pasado al anunciar una recompra de acciones por nada menos que cuarenta mil millones de dólares. Meta-Facebook publicó sus cifras el miércoles tras el cierre del mercado y, además de anunciar la mencionada recompra, superó las expectativas de los analistas tanto en sus ingresos del cuarto trimestre como en el ingreso medio por cliente (ARPU). Ese fue el detonante para que el jueves las Bolsas, y sobre todo las acciones tecnológicas, disfrutasen de una sesión extraordinaria, con el Nasdaq subiendo el 3,3%.
Pero los “espíritus animales” se moderaron en la sesión final de la semana, que nos deja el aviso de que no todo es tan perfecto aunque los mercados lo estén viendo así (“priced for perfection”) y de que hay que tener prudencia ante la euforia de enero. El jueves por la noche, tras el cierre, Apple, Amazon y Alphabet presentaron sus cifras y su “guidance”, igual que lo había hecho Facebook el día anterior, pero esta vez los mensajes no gustaron a los mercados, que empezaron a la baja la sesión del viernes.
Cuando parecía que las Bolsas se entonaban de nuevo, se publicó el informe de empleo americano de enero, con 571 mil nuevos empleos, tres veces más de lo esperado por el consenso, bajando la tasa de desempleo en EE. UU. al 3,4%, el mínimo de cincuenta y tres años, generando temores de que la inflación vuelva a repuntar en el futuro. Para completar, EE. UU. detectó un globo chino sospechoso sobrevolando su espacio aéreo, creando un nuevo incidente geopolítico. La respuesta de las Bolsas fueron caídas el viernes en el Nasdaq (-1,8%) S&P (-1%) y Dow Jones (-0,4%) y una subida mínima del Eurostoxx (+0,4%).
Nuestra lectura de todo lo anterior es que las Bolsas podrían estar entrando en lo que el profesor de Harvard Ronald Heifetz llama una fase “adaptativa”. Heifetz diferencia entre los problemas “técnicos”, que tienen una solución técnica conocida y probada (por ejemplo, tengo una lesión muscular y me aplican el tratamiento médico para curarlo), y los problemas “adaptativos”, que son aquellos que, por su novedad, no tienen precedente, y por tanto no hay solución técnica conocida, debiendo pasar por una fase de aprendizaje y “prueba y error” para resolverlos. Haifetz pone el ejemplo de los gorilas ante la aparición del hombre blanco. Los gorilas se defendían de los leones y leopardos poniéndose en círculo, pero esa técnica les hace más vulnerables ante el rifle del recién aparecido cazador, y deben analizar cómo responder a ese nuevo “animal” que ataca de una forma diferente. Al final, tras un periodo de análisis que pasa por momentos de gran tensión y otros más tranquilos, deciden difuminarse en la niebla de las montañas para protegerse.
La economía actual es también novedosa en sus dinámicas y en su forma de funcionar, y la solución a sus problemas requiere una fase de prueba y error que puede ser larga. Datos como la caída del PIB en Alemania de un 0,2% en el cuarto trimestre o como el crecimiento de la zona euro en el cuarto trimestre (+0,1%), que está por debajo del 0,3% del tercer trimestre, aunque esté por encima de la estimación de los analistas del -0,1%), muestran que la desaceleración sigue su curso y que la recesión puede llegar aunque sea a cámara lenta.
La traducción bursátil de esa fase es, a nuestro juicio, un movimiento lateral largo, en el que las Bolsas se mueven hacia arriba o hacia abajo en una banda de oscilación relativamente amplia según las noticias sean más o menos tranquilizadoras o inquietantes. Eso es lo que nos podría deparar este año 2023 y, si fuese así, ahora estaríamos en la zona alta, la zona en la que se descuentan noticias positivas como inflación a la baja, ausencia de recesión y fin de las subidas de tipos.
Esta semana hay muchos resultados y muy relevantes y hay también algunos datos económicos interesantes, como las ventas minoristas de diciembre en la zona euro, las inflaciones china y alemana, la balanza comercial china y el sentimiento del consumidor americano de la Universidad de Michigan. Pero las miradas seguirán puestas en los Bancos Centrales y, aunque para la próxima reunión de la Fed falta mucho, Powell habla el martes en el Economic Club de Washington, donde tendrá ocasión de ratificarse o no en sus mensajes “dovish” del pasado miércoles.
El S&P rompió al alza el jueves de forma abrupta el nivel de los 4.100 puntos, considerado como una resistencia cuya superación indica una nueva fase alcista, pero el viernes cerró de nuevo muy cerca de ese nivel, en concreto en 4.136 puntos. Las espadas siguen, por tanto, en alto en unas Bolsas que bien podrían haber entrado en esa fase “adaptativa” de búsqueda de un asentamiento definitivo de la que habla Ronald Heifetz.
Esperaríamos, por tanto, una semana tranquila tras el espectacular inicio de año.
Juan Carlos Ureta Domingo
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