Los resultados empresariales, mejores de lo esperado, sobre todo en las tecnológicas y el extraordinario crecimiento del PIB americano en el primer trimestre, del 3,2% frente al 2,5% que estimaba el consenso, han dado como resultado una semana de nuevos récords en las Bolsas americanas, que continúan protagonizando una de las remontadas más espectaculares de la historia bursátil. Tras esta última semana, en la que el Nasdaq ha subido un 1,8% y el S&P un 1,2%, ambos índices han tenido un alza superior al 25% desde los mínimos de fin de diciembre hasta los niveles actuales, y además casi sin respiro, siendo abril el cuarto mes consecutivo de subidas en las Bolsas americanas.
Las Bolsas europeas no han seguido en esta ocasión, a las americanas, y ha habido un comportamiento dispar, con el Dax subiendo un 0,76% en la semana mientras el Ibex ha caído el 0,8% y el Mib el 1%. El Eurostoxx ha quedado en tablas, y el Nikkei se ha tenido que conformar con un ligero 0,3% en la misma semana en la que el Banco de Japón ha reiterado, por si había alguna duda, que mantendrá los tipos ultra bajos por lo menos hasta la primavera de 2020.
Pero donde realmente ha surgido la sorpresa, en términos bursátiles, ha sido en China, con la caída semanal de casi el 6% del Shanghai Composite. Aunque es verdad que en el año la Bolsa china sigue acumulando una subida del 23,7% no deja de ser sorprendente que justo la semana después de que el PIB chino del primer trimestre mostrara un crecimiento superior al previsto sea precisamente la Bolsa de Shanghai la que se ha comportado entre las grandes y que esté débil justo en el momento en que las americanas baten récords día tras día. Parece que en China algo no funciona como se esperaba.
Si miramos un poco más atrás y analizamos lo que ha pasado en el año desde que empezó, vemos que las dos Bolsas que destacan son el Nasdaq, con una subida acumulada del 22,8% y el Shanghai Composite, que avanza el 23,8% en lo que va de año. La tecnología como motor de las alzas no es ninguna novedad, ya que lo mismo pasaba el año 2018 hasta el cuarto trimestre, pero es más novedoso que la Bolsa china lidere las subidas, porque el verano pasado, cuando Wall Street batía máximos, las Bolsas emergentes, con China a la cabeza, entraban en territorio bajista (bear market) tras perder un 20% desde máximos. Por eso el movimiento de la Bolsa china esta última semana es digno de seguimiento, ya que podría estar mostrando de forma anticipada un alto en las subidas de las Bolsas globales.
De momento es muy pronto para anunciar ese final del "rally" ya que en esta ocasión los récords de Wall Street vienen apoyados en los buenos resultados empresariales y por el magnífico dato de crecimiento del PIB norteamericano en el primer trimestre, aunque ambas cosas deben matizarse.
En primer lugar, el crecimiento americano del primer trimestre ha sido, ciertamente, impresionante, sobre todo tras el pinchazo del cuarto trimestre de 2018, cuando el PIB subió un modesto 2,2%, y aleja mucho los temores de recesión, pero se ha basado en gran medida en el gasto de los gobiernos estatal y locales, y en la inversión en inventarios. Habrá que esperar por tanto a los próximos trimestres para confirmar la solidez del crecimiento en la principal economía del mundo.
En segundo lugar, los resultados empresariales. Es cierto que en general han sido buenos, pero donde realmente están poniendo el foco y el dinero los inversores es en las grandes tecnológicas. Twitter, Microsoft, Amazon o Facebook han protagonizado subidas verticales tras publicar sus datos, mientras otras compañías de la "vieja economía" sufren a pesar de buenos resultados, como Procter & Gamble, que tras su mayor subida trimestral de las ventas en ocho años, vio cómo sus acciones bajaban el 2,7% por los menores márgenes y por el mal "guidance" para los próximos trimestres. Lo mismo la petrolera Exxon, que ha tenido una mala semana pese a los máximos de los últimos seis meses que ha marcado el petróleo estos días, y ha caído tras publicar unas cifras con descensos de ventas y de beneficios en el primer trimestre. Algo similar vemos en Europa, donde las subidas van más a las tecnológicas como SAP (+15% en la semana) o ASML (+2,6%) mientras vemos caídas semanales de nuevo en la banca, con ING cayendo más de un 5%, BBVA casi un 4% o Santander y BNP cediendo alrededor de un 3%.
La brecha entre nueva y vieja economía aparece así de nuevo y la realidad es que los nuevos récords están siendo promovidos por un pequeño número de empresas, mayormente tecnológicas, que destacan enormemente sobre las demás en su comportamiento bursátil.
En este contexto de optimismo y de divergencias se reúne la Fed esta próxima semana. Previsiblemente no habrá cambio de discurso y la Fed seguirá con su "paciencia" a la hora de subir tipos y con su mantenimiento del balance de la Fed en niveles muy altos para garantizar la liquidez. La curiosidad es cómo va a justificar la Fed ese discurso cuando los datos muestran una economía exuberante. Lo normal es que la Fed vuelva a basar su cautela en la situación de la economía europea y global, y vuelva a hablar de una economía americana que crece sin inflación, lo que justifica su "paciencia" a la hora de subir los tipos. En este sentido los temores de que China al final no esté yendo como se esperaba justificarían una postura cautelosa por parte de la Fed.
Pero puede ocurrir también que la Fed no quiera parecer tan "prudente" ('dovish') como lo fue en enero y febrero. En aquel momento veníamos de la debacle bursátil de diciembre, había miedo a la recesión y los resultados empresariales iban a la baja. Ahora las Bolsas están en máximos históricos de todos los tiempos, los resultados empresariales van viento en popa, y la economía crece al 3,2%. En este contexto, es posible que la Fed trate de frenar un poco la euforia de los inversores, y endurezca un poco su discurso, lo cual abre la puerta a una posible sorpresa, bien es verdad que muy poco posible, ya que la Fed parece entregada también a la fiesta alcista de los mercados.
No sabemos lo que va a hacer la Fed pero no cabe duda de que es el evento estrella de la semana, aunque hay más cosas. Publican cifras alrededor de ciento cincuenta compañías del S&P, entre ellas Apple, Alphabet-Google, Qualcomm y General Electric, y varias empresas europeas relevantes como HSBC, Adidas, Basf, Santander y BBVA. Y en cuanto a datos económicos, el viernes se publica el informe de empleo americano de abril, que suscita mucha curiosidad tras el extraordinario dato de creación de casi doscientos mil puestos de trabajo en marzo, y además hay ISM y PMI de abril tanto de manufacturas como de servicios en Estados Unidos, y China y PIB del primer trimestre, así como datos de inflación en la eurozona y en varios países europeos como Francia, España e Italia.
Con los nuevos récords de la semana pasada, las Bolsas americanas siguen surfeando sobre esa potente ola de la llamada economía "goldilocks", convencidas de que la Fed hará posible un crecimiento fuerte, duradero y no inflacionario. Frente a esa visión se dibuja otra visión alternativa, la de una economía de bajo crecimiento por un periodo prolongado de tiempo, que solo con altas dosis de medicina monetaria podrá posponer en el tiempo la inevitable recesión, y que irá acumulando una deuda que con el tiempo será impagable y por tanto encerrará una enorme trampa de valor.
La Fed tiene la oportunidad esta semana de decirnos lo que piensa de esas dos visiones. Seguramente no lo hará, pero si lo hace las Bolsas romperán la actual fase de bajísima volatilidad en función de lo que diga.
Juan Carlos Ureta Domingo
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